El científico de datos urbanos Antonio Vázquez Brust desarrolló una aplicación que diagnostica islas de calor en las ciudades y su mapa de Buenos Aires se volvió viral. El gráfico muestra que las zonas más frescas son los barrios del norte de la ciudad, mientras que las zonas del centro y el sur porteños presentan temperaturas mucho más altas.
Vázquez Brust realizó este trabajo con base en los datos del URSA (Urban Reporting based on Satellite Analysis), una herramienta abierta creada por el Lab Ciudades del BID y el Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey. Las mediciones se basan en satélites que registran la temperatura del suelo, que puede ser mucho más alta que la temperatura del ambiente en general.
El mapa viral representa el promedio de la temperatura del suelo medido durante todo el 2022 y se compara con el entorno rural. Un color azul, que prácticamente no aparece en Buenos Aires, indicaría una temperatura muy fría. El amarillo, presente sobre todo en la zona norte de la ciudad, indica una temperatura templada. Las zonas naranjas, rojas y burdeos, por su parte, representan las zonas ligeramente calientes, calientes y muy calientes, es decir, las islas de calor.
El gráfico se explica por una combinación de elementos que hacen que un ambiente sea más fresco o más caluroso. Lo que más parece cambiar la ecuación es la cantidad de árboles y espacios verdes. Una zona con pocos árboles eleva la temperatura del suelo porque no hay suficiente sombra ni humedad para mantener el lugar fresco, mientras que los barrios con más parques o calles arboladas sufren menos el calor.
Otro elemento importante son los materiales oscuros. El asfalto, el concreto e incluso los techos de colores oscuros absorben mucho el calor del sol y crean zonas más calurosas. Además, las calles estrechas con edificios altos bloquean el flujo del aire, mientras que avenidas más amplias y edificios bajos permiten una mayor circulación del viento. Por último, los sistemas de calefacción y refrigeración y la cantidad de vehículos también liberan calor extra al entorno.
Por estos motivos, las temperaturas que se midieron en los distintos barrios de Buenos Aires presentaron diferencias de hasta 20 grados entre sí. Según un trabajo que realizó el diario La Nación, en islas de calor como la de Cabildo y Juramento en Belgrano, la temperatura promedio del suelo alcanzó los 40°C, mientras que en Saldías del barrio Padre Carlos Mugica (ex villa 31) llegó a 45°C. En cambio, en zonas como Avenida del Libertador y San Martín de Tours en Palermo, la temperatura promedio fue de 21°C. El verde de los bosques de la zona y el viento fresco que llega desde el Río de la Plata hizo su trabajo para que en ese espacio el suelo se mantuviera más fresco.
Esta semana, Antonio Vázquez Brust presentó su mapa en distintos canales de noticias y explicó la importancia de su trabajo para los Gobiernos y la planificación urbana. Las olas de altas temperaturas, que cada vez son más intensas en todo el mundo a causa del cambio climático, se viven de manera distinto según la temperatura del ambiente, por lo que tener en cuenta las islas de calor puede ser crítico, tanto para la salud pública como para el consumo de energía.
Por otro lado, uno de los problemas principales que revela este mapa es que, al menos en Buenos Aires, el calor afecta más a los barrios de menor poder adquisitivo. Mientras que en la zona norte del AMBA y los barrios porteños de Belgrano, Palermo y Recoleta son más frescos, los barrios del sur y las villas sufren las temperaturas más altas con menos arbolados.
Para mitigar este fenómeno, distintas ciudades del mundo trabajaron sus espacios de maneras creativas. Nicolás Cassese cuenta en La Nación que, por ejemplo, en Medellín (Colombia) se logró reducir dos grados la temperatura promedio creando corredores verdes y plantando miles de árboles y plantas. En Nueva York, por su parte, se pintaron de blanco más de 900 mil metros cuadrados de techos de casas y edificios para reducir los costos de refrigeración y las emisiones de dióxido de carbono.