“Amáte tal como sos” o “los ideales de belleza son inalcanzables para todas” son frases que, afortunadamente, escuchamos cada vez con más frecuencia. Sin embargo, un estudio identificó un “lado oscuro” del movimiento body positive: puede aumentar la vigilancia corporal o body checking e incrementar la aceptación de la cirugía plástica.
En concreto, el problema se observó cuando las publicaciones en redes sociales de positividad corporal estaban sexualizadas, ya que “pueden promover una representación objetivada de los cuerpos de las mujeres, lo que resulta en un factor de riesgo para las preocupaciones relacionadas con el cuerpo”, según el paper publicado en Computers in Human Behavior.
Los investigadores de la Universidad de Nápoles Federico II (Italia) se centraron en la red social de la imagen por excelencia: Instagram. Unas 493 jóvenes respondieron un cuestionario que medía con qué frecuencia veían selfies con mensajes de body-positivity sexualizados, así como los niveles de vigilancia corporal, de satisfacción corporal y de aceptación de las cirugías estéticas.
En resumen, la información recogida mostró que este tipo de contenido en redes acrecentaba la preocupación por controlar la apariencia física, fomentaba la modificación quirúrgica y disminuía la satisfacción corporal. De hecho, el número de procedimientos estéticos aumentó aceleradamente en los últimos años, alertó el estudio, principalmente entre mujeres jóvenes.
El body-checking es un comportamiento relacionado al control sobre el propio cuerpo y es reconocido como un factor de riesgo para el bienestar, ya que puede aumentar una actitud negativa hacia el tamaño o la forma física “derivada de una discrepancia percibida entre el cuerpo real y el ideal”, define el trabajo.
Un artículo en The Conversation explica que el body positive tiene su origen en el activismo de los gordos de fines de la década de 1960, junto con movimientos de mujeres de minorías étnicas y los feminismos. La consigna de entonces era ir en contra de los prejuicios estructurales y la discriminación, sobre todo en la la moda y la industria de la belleza.
No obstante, con el tiempo mutó, se transformó y diversificó. A tal punto, que ha llegado a generar lo opuesto. “El movimiento body-positive se ha desarrollado para contrastar los ideales de belleza dominantes y respaldar una actitud positiva hacia todos los tipos de cuerpo”, aclara el estudio, pero a pesar del objetivo admirable, “dicho contenido podría ser sexualmente objetivado, lo que destaca la necesidad de comprender cuándo puede ser un factor de riesgo para el bienestar de las mujeres”.
Aunque la investigación no se puede generalizar debido a la naturaleza de las encuestadas (mujeres italianas, mayormente blancas y heterosexuales), lo importante a rescatar es que:
- Las redes sociales suelen reforzar estándares de belleza que no son realistas ni alcanzables.
- Aceptar nuestros cuerpos y “amarlos” es un proceso que lleva tiempo y trabajo, va a contrapelo de la cultura dominante y es esperable no sentirse a gusto el 100% de tiempo.
- Estar atentos y atentas a la objetivación en redes sociales, porque nuestros cuerpos no son cosas.
- Aunque en algunos casos la cirugía estética puede mejorar el autoestima y el bienestar, puede resultar dañina si se basa en expectativas poco realistas o tiene como objetivo complacer a otros.
Si querés profundizar en el tema, te recomiendo que leas el paper de acceso abierto, publicado a fines del año pasado y disponible en este link.