Este año el porcentaje de argentinos que vive por debajo la línea de la pobreza se disparó 5,4 puntos y llegó al 33,6% de la población. Eso quiere decir que hay 13.600.000 pobres en el país; 2.2 millones más que en 2017. Es la cifra más alta en diez años.
El salto más fuerte fue en la pobreza e indigencia entre los menores de 17. Subió del 44 al 51,7%. Es decir, uno de cada dos niños y adolescentes de la Argentina viven en hogares que no pueden comprar bienes y servicios básicos. La cifra es similar a la que reportó Unicef la semana pasada y es la más alta de toda la serie poblacional considerada.
Los números provienen del muy anticipado informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA que se publicó ayer, y no incluyen la pobreza rural. La recesión y la crisis financiera golpearon fuerte al empleo entre los más vulnerables. Este año se disparó el dólar y la inflación y eso hizo que el poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones cayera entre 15 y 20 puntos porcentuales.
“La actual crisis 2018 –a igual que en 2008, 2014 y 2016- no ha sido destructiva del sistema productivo ni financiero formal. Sin embargo, ha sido corrosiva para la micro, pequeña y mediana empresa, así como para los sectores de la economía social”, dice el documento. Y agrega que “persiste un sector micro informal de subsistencia (economía social) de muy baja productividad, alta precariedad y ampliamente extendido".
Los planes sociales contuvieron la indigencia
El informe de la UCA reveló que gracias a los planes sociales, la indigencia no tuvo cambios significativos a nivel estadístico: actualmente es de 6,1% mientras que en 2017 fue de 5,7%.
En el Gran Buenos Aires es donde hay más pobres. El 43,4% vive bajo la línea de la pobreza y el 8,9% es indigente.
En la Ciudad de Buenos Aires, la pobreza es del 8,9% (subió 1,1 puntos) y un 1,3% es indigente.
Las repercusiones políticas
En el Gobierno temen del impacto electoral de las cifras, ya que Mauricio Macri había pedido que se juzgara su gestión por este indicador: “si cuando finalice mi gestión no bajó la pobreza, habré fracasado". La Casa Rosada ya se resigna a que no podrá exhibir cifras positivas de cara a las elecciones de 2019.
Alguna de las conclusiones más relevantes del informe
Agustín Salvia, el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, dijo que el cuarto trimestre de este año debería arrojar índices aún peores. "Para que baje la pobreza es condición necesaria que crezca la economía, pero no es suficiente para resolver la pobreza que tiene dimensiones estructurales". Y agregó que “sin la creación de nuevos y mejores empleos no hay perspectivas de que baje la pobreza”.
- El informe advierte que las relativas mejoras materiales y la ampliación de las políticas de protección social durante el último período no han sido suficientes para revertir los niveles de pobreza estructural.
- La desigualdad estructural se reproduce en la calidad del hábitat y el acceso a agua, energía, servicios de saneamiento y a una vivienda digna. Y la segmentación también opera sobre servicios públicos universales: educación, salud, protección social y seguridad ciudadana.