He compartido más de una vez mi pasión por el cine y, en especial, por el de temática ambiental. Cada año hay un evento que esperamos con expectativa porque nos reencuentra, nos convoca a la reflexión y nos interpela a la acción: el Green Film Fest. En vísperas de su celebración número 10, esta edición tiene un poco de sustentabilidad y un poco de producción audiovisual en cada uno de sus temas.
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10 años de cine ambiental en Buenos Aires. Todo comenzó una fría noche del Día Mundial del Ambiente de 2009. Una proyección al aire libre de “Home, la Tierra vista desde el cielo”. Las impactantes imágenes del exquisito fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand cautivaron al público argentino. Así nació el Green Film Fest, Festival Internacional de Cine Ambiental en Buenos Aires, con un objetivo que se mantiene vigente: utilizar el cine como un medio para generar conciencia. La próxima semana se celebra su décima edición.
- El poder del séptimo arte. “Cultura en armonía con el planeta” ha sido el lema que ha acompañado al festival en estos diez años. Un período que, debo confesar, coincide con mi desempeño como periodista ambiental. Una década en la que aprendimos sobre el impacto de nuestras actividades, en la que conocimos a personas que hacen un trabajo extraordinario por el planeta, en la que nos emocionamos por la destrucción en manos del ser humano y por la belleza del mundo natural, en la que salimos enojados de la sala por nuestra responsabilidad ante tanto daño y en la que salimos enérgicos de poder cambiarlo todo -o al menos una parte-. El cine ambiental es todo eso.
- Diez años de crecimiento. La principal contribución del Green Film Fest ha sido traer documentales al país que, de otra forma, no sería posible ver. Sus proyecciones no se limitaron a la edición anual en Buenos Aires, sino que también tuvieron sus réplicas con algunas películas alrededor del país. A medida que creció la conciencia ambiental durante estos años, el cine supo también mejorar en calidad técnica y narrativa, aprovechando los distintos géneros (documental, ficción o reality) y considerando siempre un elemento en común: dejar un mensaje a los espectadores, involucrarlos en la solución ante el problema que se plantea.
- La programación 2019. Conservación, activismo, biodiversidad, energía, cambio climático son apenas algunos de los temas que caracterizan la programación de esta décima edición. Un cortometraje, 15 películas, cuatro de ellas con el cine inspirador del Anima Film Fest. Sus historias son múltiples, van desde el activismo juvenil que se preocupa por su futuro al activismo de una mujer dispuesta a todo; van desde el estado en peligro de los tiburones a la necesidad de repensar nuestro rol como turistas en el vínculo con los elefantes; van desde el lado más oscuro de la pesca al poder de la transición hacia fuentes renovables.
- El apoyo a la producción nacional. Parte del espíritu del festival es promover la producción argentina de documentales de temática ambiental. Escasos hace 10 años, en desarrollo durante el último tiempo sorteando las dificultades de la industria local, y con una positiva presencia en esta edición; tres películas y un cortometraje argentinos se destacan en el festival. ¿Sus temáticas? Los desafíos e impactos de la extracción del litio, el vínculo entre el deporte y la naturaleza en un lugar como las Islas Malvinas, el legado de Francisco Pascasio Moreno y, como cortometraje, las amenazas que enfrenta un emblema de nuestro ecosistema: el yaguareté.
- Los datos para agendar. El Green Film Fest se desarrollará desde el jueves 29 de agosto al miércoles 04 de septiembre en Cinemark Palermo, Ciudad de Buenos Aires. La programación se puede conocer aquí. Las entradas se encuentran a la venta aquí (hay promociones por cinco o 10 entradas, ideal para aprovechar con amigos).
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Mi favorita: “Sharkwater Extinction” y el legado de Rob Stewart. El Green Film Fest me permitió conocer a personas como Rob y, por aquel entonces, su documental “Revolution” me mostró ese mundo tan complejo de las negociaciones climáticas en cuyos pasillos terminé caminando luego. Su pasión fueron los tiburones y la necesidad de garantizar su cuidado. Luego de su primera producción “Sharkwater”, Rob rodaba la segunda parte cuando ocurrió lo inesperado: falleció en un accidente mientras buceaba en aguas profundas. Luego de conocer la noticia, escribí este artículo para recordarlo. El filme que se proyectará en esta edición es el inicio de mantener vivo su legado.
- La extinción que debería preocuparnos (y ocuparnos). Fue el propio mundo del cine el que nos mostró a los tiburones como “malos”, “agresivos”, “enemigos del hombre”. Sin embargo, las cifras del mundo real indican lo contrario. Según el último reporte del Museo de Historia Natural de Florida, en promedio sólo hay seis muertes humanas atribuibles a ataques no provocados de tiburones en todo el mundo, mientras que el ser humano mata a más de 100 millones de tiburones y rayas en el mismo período. A través de “Sharkwater Extinction”, Rob expone la masiva pesca ilegal de tiburones y la necesidad de actuar para garantizar la conservación y supervivencia de la especie. Podés anticiparte con el tráiler aquí.
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#NoALaSalmonicultura. Estoy segura que, por esa pasión especial hacia el cuidado de los océanos, Rob hubiera apoyado la lucha que hoy se vive en tierra y agua patagónica. Quizás escuchaste estos días hablar del reconocido chef Francis Mallmann y su rechazo a la instalación de salmoneras en la Argentina. Vamos a profundizar un poco.
- El caso en el sur argentino. En marzo del 2018, el gobierno nacional, el provincial de Tierra de Fuego y el de Noruega firmaron un convenio para impulsar la acuicultura en la provincia del sur. Por sus efectos negativos y los malos antecedentes en Chile, varias organizaciones iniciaron una campaña para evitar que ello ocurra. En enero de este año, el gobierno local desestimó la instalación de salmoneras argumentando que “el proyecto ya no estaba en su agenda”.
- La voz de los protagonistas. El Foro para la Conservación del Mar Patagónico y Áreas de Influencia reúne a 17 organizaciones con el propósito de garantizar un mar patagónico saludable y diverso. Conversando con su presidente esta semana, Claudio Campagna, me explicaba que lo importante para ellos ahora es que la posibilidad de instalar salmoneras no se extienda a otras partes de la costa patagónica, más allá del Canal Beagle.
- El impacto ambiental. La salmonicultura consiste en una suerte de piletas-jaulas que se ubican en el agua donde se cultiva salmón en grandes cantidades. Según un reporte del Foro, se pueden definir siete problemas ambientales vinculados a la industria: el escape de salmónidos como especie exótica hacia un ambiente natural, el abuso de antibióticos y otras sustancias químicas, la introducción y propagación de enfermedades, la acumulación de residuos en el fondo marino, la generación de desechos industriales, la presión pesquera sobre especies silvestres y las interacciones negativas con otras especies.
- RED/ACCIÓN viajó a la ciudad austral para conocer de cerca el problema. Conocé a sus protagonistas y las causas que defienden en este reportaje de Luciana Coraggio en nuestras stories de Instagram.
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Una placa para recordar un glaciar… Así de triste. Se trata del glaciar “Ok” en Islandia que desapareció -perdió su status como glaciar- producto de los efectos del cambio climático. Durante el fin de semana se instaló una placa que, bajo el título “Una carta al futuro”, buscó dejar un mensaje de concientización para las presentes y futuras generaciones: “En los próximos 200 años, se espera que todos nuestros glaciares sigan el mismo camino. Este monumento está ubicado para reconocer que sabemos lo que está pasando y lo que es necesario hacer. Sólo tu sabes si lo llevamos a cabo”. “Ok” nos recuerda que la acción ante el cambio climático debe ser urgente y ambiciosa.
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Greta Thunberg, a mitad de su viaje en pleno Océano Atlántico. Una semana ya. Mitad del viaje. Pasado hace unos días el grupo de islas de Azores. Mientras leías la newsletter el miércoles pasado, Gretha Thunberg emprendía su aventura para cruzar el Océano Atlántico desde Europa hacia los eventos climáticos en Estados Unidos. Tal como te anticipaba, el velero de carreras en el que viaja cuenta con paneles solares y turbinas submarinas para generar electricidad y evitar la generación de emisiones contaminantes. Acompañada por su padre y la dupla de navegación del Malizia II, la joven activista sueca mantuvo vigente su protesta de los viernes con cartel en mano. De hecho, ayer se cumplió un año de aquel primer día en que sentó frente al Parlamento de su país porque, como ella dice, “simplemente algo tenía que hacerse”.
- El documental que se viene. Otro de los integrantes de la tripulación a bordo es el cineasta Nathan Grossmann, que viene documentando las acciones de Greta para una producción audiovisual. “Registraré a Greta y al equipo en un arduo esfuerzo para llegar a Estados Unidos con la menor cantidad de emisiones de carbono posible, permitiendo que la audiencia se acerque tanto a las dificultades como a la belleza de viajar de esta manera”, aseguró.
- El cruce en mapa. Podés seguir en vivo el viaje de Greta y equipo a través de este mapa.
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En agenda: una serie de eventos climáticos y un taller de huerta. Previo a las cumbres climáticas y movilizaciones de las que participará Greta en Nueva York, este lunes inició la Semana del Clima de América Latina y el Caribe en Salvador de Bahía, Brasil. Durante esta semana se espera impulsar una acción más ambiciosa de los países de la región. Los resultados que se tengan este viernes se sumarán a la cumbre de septiembre en suelo norteamericano.
- Taller de Huerta en Buenos Aires. No conozco mujer más apasionada por poner las manos en la tierra de forma cuidadosa y alegre que Valeria Churba. Este sábado 24 inaugura un nuevo espacio de talleres en el Hipódromo de Palermo. Su invitación: empezar a diseñar y planificar las huertas de primavera. Será de 15 a 18 en Palermo. Informes e inscripción vía [email protected]
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Ser sustentables: y disfrutar del cine ambiental, a conciencia. Podría cerrar el consejo de hoy con estas palabras. Pero como mencioné en otra oportunidad respecto del cine ambiental, estos documentales no tienen un fin, son un inicio. Somos nosotros los que debemos continuarlos con nuestras acciones cotidianas. Agrego un dato: recomiendo buscar luego las películas y/o producciones en la web y en redes sociales. ¿Por qué? En la mayoría de los casos, tienen información detallada sobre acciones concretas para involucrarse o iniciativas a las cuales apoyar, siempre vinculadas con la problemática que trabajan.
Todos tenemos un documental ambiental que nos marcó. El mío fue hace 11 años y fue culpa (o agradecimiento) de ese hombre que se convirtió en referente de mi carrera: Al Gore. “Una verdad incómoda” habló de cambio climático cuando pocos se atrevían a hacerlo, incomodó con datos concretos, gráficos y cifras que nos ubicaron como responsables obvios del problema, y posibles protagonistas de su solución. El año pasado, en la celebración de su primera década, Al Gore estrenó un segundo documental “Una secuela incómoda”. Tuve la oportunidad de verlo en suelo norteamericano, ese mismo suelo al que volveré en un mes para cubrir las reuniones sobre acción climática. Si aún no tenés un documental ambiental que te haya marcado, el Green Film Fest puede ser la oportunidad perfecta.
¡Un saludo hasta el próximo miércoles!
Tais.