El cambio en los hábitos de consumo, comercio e intercambio, irrumpió como nunca en las últimas tres décadas en medio de la pandemia y se aceleró hasta límites impensados en los dos años siguientes.
En el día después del Covid, es natural realizar compras en plataformas virtuales, realizar transferencias desde el dispositivo móvil, y/o pagar en los comercios de cercanía utilizando un código QR.
En ese marco, hay una tendencia que se afianza entre los agentes económicos, y es la ausencia de dinero en efectivo (billetes físicos) al momento de realizar las transacciones cotidianas. En el mercado financiero denominan “cashless” a este nuevo hábito de realizar “pagos sin efectivo”.
Un reciente estudio realizado por IUPANA, una plataforma de información sobre fintech y pagos virtuales, da cuenta de la inserción del fenómeno entre empresas y consumidores. En el informe se entrevistó a expertos de diversos sectores económicos como retail, microfinanzas, remesas, y mayoreo, arrojando luz sobre las formas en las que el cashless puede afectar la conducta de consumidores, empresas, gobiernos y cadenas de valor.
Entre las principales fortalezas de la modalidad, el 79% de los especialistas consultados señaló como virtud la “eficiencia en el uso del tiempo”. En tanto el 53% ponderó el “control administrativo”, y el 40% las “menores pérdidas”.
En el mercado financiero denominan “cashless” a hábito de realizar “pagos sin efectivo” que ya es tendencia entre los usuarios.
Respecto al perfil de los usuarios y la adopción del cashless como modalidad, el estudio identifica cinco tipos de personas.
Los “aferrados” son individuos o entidades con fuerte preferencia por el efectivo, resistentes al cambio hacia lo digital por hábito o preocupaciones de seguridad. Valoran la tangibilidad y control del dinero físico.
Los “dispuestos” en cambio, son personas abiertas a probar pagos digitales, influenciadas por curiosidad o tendencias sociales. Reconocen la conveniencia del Cashless, pero aún no lo integran completamente en sus vidas.
En tercer lugar los “transicionales” son usuarios en proceso activo de cambio de efectivo a digital, experimentando y aprendiendo sobre diversas opciones sin efectivo. Aún alternan entre métodos, adaptándose a la nueva tecnología.
Los “evolucionados” en tanto, prefieren decididamente las transacciones sin efectivo como su principal modo de transacción y fomentan su uso.
Por último los “progresistas”, son individuos pioneros en adoptar y promover las últimas innovaciones en pagos digitales y comprometidos con los beneficios del Cashless.
“Para desempeñar un papel significativo y relevante con soluciones Cashless, hace falta entender que la transición no es lineal,” afirma José Luis Trigueros, Gerente de Desarrollo de Negocios en América Latina de Galileo Financial Technologies. «Aunque América Latina continúa siendo uno de los hubs más innovadores para startups y soluciones Cashless, el entorno financiero, comercial, regulatorio, migratorio y de seguridad en cada país de la región es complejo y dinámico», señala el especialista.
En cuanto a las barreras para la adopción del cashless, los expertos señalan mayoritariamente la presencia de clientes no preparados, el miedo que aun persiste a los fraudes, los costos de uso, el control del Estado a través de las billeteras, y el cuidado de la privacidad en la información personal.
Este contenido fue originalmente publicado en RÍO NEGRO y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.