En diciembre del 2017 el precio de un Bitcoin (la criptomoneda basada en tecnología blockchain) rozaba los US$20.000. Todos querían invertir y subirse al tren de hacer plata fácil a través de internet. Un año más tarde su cotización está apenas por encima de los US$4.000. En el pico más alto el total de Bitcoins disponibles en el mundo estaban valoradas en unos US$323.000 millones. Hoy esa cifra es de unos US$80.000 millones si se suman los más de 17 millones que hay disponibles.
Después de su nacimiento en enero de 2009 y del éxito inicial de esta moneda virtual surgieron más de 2.000 criptomonedas como Ethereum, Ripple, Stellar, EOS y una extensa lista suman ahora un valor conjunto de US$147.000 millones. En enero esta cifra era de casi US$800.000 millones, es decir, perdieron el 82% del valor en moneda constante.
Los seguidores de esta moneda aseguran que es el futuro mientras que tanto sus detractores como la realidad indican que, al menos por ahora, es muy difícil confiar en ella por su extrema volatilidad. Y más críticas se alzaron hace pocos días, cuando nuevos cálculos demostraron que el método de acuñar nuevas monedas (computadoras que hacen complejos cálculos matemáticos) consume más del doble de energía eléctrica que lo que consumen las industrias de la plata y el oro.
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