“El arte no necesariamente debe transmitir una idea. Pero, cuando lo hace, se transforma en una herramienta sumamente poderosa para comunicar lo que ocurrió, acercar la temática a los que no tienen memoria vivencial y hacer recordar a quienes son contemporáneos al hecho que se busca recordar”, dice Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de AMIA. Es precisamente el arte la herramienta que la mutual judía usa desde hace años para mantener viva la memoria del terrible atentado ocurrido el 18 de julio de 1994.
“El arte también es un idioma universal que no solo acerca la temática, sino que permite un conocimiento a partir del sentimiento, dela posibilidad de emocionar. Eso acerca muchísimo y hace que el espectador deje de ser un extraño para ser parte de lo que uno quiere recordar”, agrega Kapszuk. Y enfatiza: “Nosotros somos aquellos que elegimos recordar”.
Cada año, durante el mes que antecede a un nuevo aniversario del atentado, AMIA comparte nuevas producciones artísticas, que proponen nuevas maneras de acercarse a aquella trágica jornada y al reclamo de justicia.
Venceremos y la silla vacía
Hace pocos días, se publicó el video Venceremos, una producción audiovisual en la cual 1.300 personas se unieron para cantar, junto a más de 100 familiares de víctimas fatales del atentado y, junto a Jairo, esa canción de María Elena Walsh.
“Fue una experiencia que nos permitió generar un abrazo simbólico a los familiares para manifestarles nuestro apoyo en su lucha, y para honrar la vida de sus seres queridos a través de un hecho artístico”, señala Kapszuk. Y agrega: “La idea que tuvimos era simple: multiplicar y amplificar las voces de quienes vienen liderando el reclamo de justicia hace 30 años. Y quisimos hacerlo a través de una canción que es un emblema de unión y esperanza, que dice que sólo con justicia, nos haremos dueños de la paz”.
La letra de Venceremos dice:
Quiero que mi país sea feliz
Con amor y libertad
Solo con justicia,
Solo con justicia,
Solo con justicia,
Solo con justicia, solo con justicia
Nos haremos dueños de la paz.
Esta producción sirvió como continuidad de un video lanzado en el 2023 en el cual 45 familiares de las víctimas cantaron juntos La cigarra, la recordada canción (también) de María Elena Walsh.
El video se grabó el lunes 17 de junio, en la sala Ballena Azul del ex Centro Cultural Kirchner, en la ciudad de Buenos Aires.
Por otra parte, este año, por primera vez, AMIA incursionó en artes escénicas como forma de sostener la memoria y el reclamo de justicia. Fue mediante una obra titulada La Silla Vacía. Kapszuk la definió así: “Una experiencia íntima, única y genuina, que solo puede ser generada desde el encuentro y el diálogo entre personas que han atravesado y siguen transitando el mismo dolor. Los testimonios de los protagonistas proponen, con valentía y autenticidad, un recorrido sobre cómo la vida se transforma y cómo se sigue en medio de la injusticia y la impunidad,” aseguró.
Murales, muestras de arte plástico, testimonios audiovisuales, fotografías… Han sido varias las expresiones artísticas que la AMIA ha usado para mantener viva la memoria.
—¿Qué aprendiste en este tiempo de trabajar por la memoria desde el arte?
—Hay algo que permite el tiempo, que es que el péndulo oscile. Al principo trabajábamos para hacerle recordar a la gente lo que habían vivido, para que la gente no se olvidara. Pero luego de algunos años, muchas personas no tenían memoria vivencial. El paradigma se habia modificado. No solo necesitábamos generar excusas artísticas para volver a recordar, sino que la gente pudiera hacer memoria sin recuerdos propios.
Otra cosa aprendida es que al principio hablábamos de víctimas y sobrevivientes. Parecía que las víctimas eran solamente fatales. Pero entendimos que el concepto de víctima se aplica también para las familias de las víctimas fatales.
También hemos aprendido que la creatividad no es solamente esa idea romántica de que se te caiga una idea, sino que la producción de ideas se vincula a la escucha. Muchas acciones que hicimos son respuestas a charlas que tuvimos con familiares, a debates, a trabajo en equipo, a encontrar una idea para contestar una pregunta.
—¿Qué devoluciones destacadas tuvieron?
—Me parece que el mayor reconocimiento es el proceso de estos 30 años. Al principio, cuando convocábamos a un artista, parecía que este artista se solidarizaba con algo que le había ocurrido a la comunidad judía. Pero nosotros trabajamos el concepto de que esto fue un ataque a la sociedad argentina, a través de una de sus instituciones. Eso se notó mucho en el cambio del vínculo con los artistas. Ellos hoy no perciben que son solidarios con la causa de la comunidad judía, sino que son parte motora de un movimiento que elije recordar para fortalecer su presente y futuro. Ahora se entiende que si esto se olvida y si no hay justicia somos un país peor.