A continuación, te pasamos algunas prácticas de respiración que podés realizar en cualquier lugar, en cualquier momento, para volver a estar en contacto con la respiración. Considerá estos ejercicios como una pausa para aliviar el estrés cuando lo necesites.
RESPIRACIÓN CON LA PANZA: sentáte cómodamente con las piernas cruzadas en una posición cómoda y cerrá los ojos. Inhalá desde la parte inferior de tu panza, luego en tu pecho e imaginá llenar tu cuerpo con tu respiración hasta la garganta. Exhalá de tu garganta, pecho y panza. Repetir cinco veces.
UNA RESPIRACIÓN QUE CALMA EL CORAZÓN: Mientras no tengas problemas de rodilla, arrodilláte con los talones debajo de las caderas. Si tenés algún problema de rodilla, sentáte cómodamente con las piernas cruzadas. Colocá una mano sobre tu corazón y otra sobre tu panza (no importa cuál; elegí lo que te venga naturalmente). Cerrá los ojos e inhalá y exhalá al mantra, o dicho repetido , de "dejar" en la inhalación y "ir" en la exhalación. Repetir por lo menos cinco veces antes de colocar tus manos en tus muslos y abrir sus ojos.
COMBINAR LA RESPIRACIÓN CON UN MOVIMIENTO DE CUERPO COMPLETO: comenzá en la "postura del niño", con las rodillas apoyadas en el piso, las caderas apoyadas en los talones sobre la parte posterior de los pies y las manos extendidas frente a vos. Mete los dedos de los pies y levanta las caderas hacia arriba y hacia atrás, haciendo la "postura del perro boca abajo". Inhalá hasta llegar a una postura de plancha (kumbhakasana), o la parte superior de una flexión, con los hombros sobre las muñecas y una línea recta entre los hombros y los talones. Exhalá mientras levantas las caderas y regresas a la "postura del perro boca abajo". Repetir de 5 a 10 veces inhalando en la plancha y exhalando en el perro boca abajo. Descansá en la postura del niño.
© 2019 The New York Times