Patricee Douglas es médica de Guyana y receptora del premio "120 Under 40" por su liderazgo en planificación familiar. Es parte de "Women Across Differences", una ONG que trabaja para empoderar a mujeres y niñas.
Para muchas niñas adolescentes, el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual son obstáculos importantes para el empoderamiento. La solución está en cambiar la forma en que se educa a los jóvenes sobre el sexo y asegurar que tengan acceso a la anticoncepción.
Guyana, mi país, se encuentra abrumado de embarazos en jóvenes. En 2013, el Fondo de Población de las Naciones Unidas estimó que Guyana tenía la segunda mayor tasa de embarazo adolescente en América del Sur y el Caribe, con 97 de cada 1000 chicas embarazadas entre los 15 y 19 años de edad. Cinco años más tarde, poco ha cambiado.
Hoy, cerca del 42% de los jóvenes guyaneses son sexualmente activos, el 29% no usa preservativos durante el sexo, apenas un 15% dicen estar familiarizados con métodos anticonceptivos y un 56% de los jóvenes sexualmente activos han contraído una infección de transmisión sexual. Más aún, un 12% de las chicas guyanesas han tenido sexo antes de cumplir los 15 y 62% dicen tener una necesidad no satisfecha de anticonceptivos.
Cuando los adolescentes no pueden obtener preservativos y otras formas de control de la natalidad, aumenta el índice de embarazos no deseados, los resultados sanitarios se ven afectados y los jóvenes no pueden alcanzar su pleno potencial. Para evitar estas tendencias y revertirlas cuando existan, los países deben fortalecer sus sistemas de atención de salud y asegurarse de que todo adolescente tenga acceso a servicios de salud reproductiva y sexual.
Es clave la educación sexual en las escuelas
Uno de los mayores obstáculos para reducir la tasa de embarazos no planeados es la falta de educación sexual en las escuelas. En Guyana, el programa gubernamental de Educación para la Salud y la Vida Familiar se ideó para abordar este problema, pero solo un puñado de escuelas secundarias lo ofrecen en sus planes de estudios, y las que lo hacen suelen evitar los temas que contradigan la política de solo abstinencia del Ministerio de Educación. Como resultado, la mayoría de los profesores no educan adecuadamente a sus alumnos sobre sexo seguro.
Otro reto en Guyana es la brecha de servicios entre las regiones de la costa y el interior del país. Las zonas recónditas sufren de carencia de instalaciones de salud, lo que profundiza la limitación del acceso a información sobre sexo seguro, anticoncepción y cuidados neonatales. No es de sorprender que en el interior sean mayores los índices de embarazo adolescente y mortalidad materna.
La escasez de clínicas rurales refleja una falta de profesionales de la salud cualificados. Para mantener una atención básica para la población de un país, la Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de 22,8 profesionales de la salud por cada 10.000 personas, y la cobertura universal precisa de al menos 34,5 profesionales por cada 10.000 personas. Sin embargo, en Guyana la cifra es de 11,4 profesionales por cada 10.000 personas, lo que revela una insuficiencia de personal que afecta cada aspecto del sistema de salud.
Por último, Guyana es un país conservador en lo social, y los sesgos hacia la actividad sexual de los jóvenes permean la atención de salud y la vida doméstica. Algunas enfermeras prefieren no dar anticonceptivos a las chicas, mientras muchos padres creen que hablar de sexo solo estimulará el comportamiento sexual. Todo esto, sumado a la falta de educación sexual en las escuelas, deja a los jóvenes guyaneses con pocos lugares donde buscar consejo antes de volverse sexualmente activos, o donde encontrar ayuda cuando quedan embarazadas.
Son obstáculos que se pueden superar, y Guyana puede reducir su tasa de embarazo adolescente. Pero para ello se necesitarán importantes cambios en el modo como los guyaneses ven y abordan la actividad sexual juvenil.
Algunas recomendaciones
Para comenzar, Guyana debe implementar una educación sexual completa y velar para asegurase de que los profesores reciban capacitación para entregar información y datos imparciales. Se debe dar a conocer a los y las adolescentes los servicios a su disposición, además de promover que los padres y miembros de la comunidad den apoyo a estos programas y su expansión.
Además, las comunidades tienen que aumentar el acceso a anticonceptivos y otros servicios de salud sexual; una manera de hacerlo sería revivir o crear espacios y centros juveniles donde se pueda compartir información. Estarían abiertos después de la escuela y en fines de semana, atendidos por adultos que dominen los temas y sean empáticos. Se debe prestar especial atención a las regiones rurales y personas con necesidades especiales, un segmento a menudo descuidado de la población joven.
Estas reformas son esenciales para mejorar las perspectivas de vida de los jóvenes guyaneses. Mientras más adolescentes tengan acceso a anticonceptivos y educación sexual, las vidas de menos chicas se verán interrumpidas por el embarazo. Solo si se empodera a las mujeres y chicas con los recursos para controlar su reproducción las tristes estadísticas que por largo tiempo han asolado a Guyana y a muchos otros países comenzarán a cambiar para mejor.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
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