Anabella Clerichi consumía glitter hasta que se encontró con un artículo que profundizaba en el daño que los microplásticos podían generar al ambiente. Al estar procesados de una manera muy pequeña llegan a los océanos, lo que contamina y afecta la vida marina (el material no solo está en el agua, sino que también se encuentra en las nubes, piedras y fertilizantes).
Luego de investigar, encontró que podía hacer un sucedáneo del brillo a través de la moscovita o mica, un mineral que se puede encontrar en los ríos de Córdoba. "La mica tiene un brillo natural y es muy manejable porque es un mineral blando", cuenta Clarichi. De esta manera, hizo un pedido de 300 gramos a una cantera de en la provincia de San Luis y comenzó a probar con los colores de las frutas y verduras para ver si funcionaba. Al principio se desteñían, por lo que optó por colorantes vegetales. Así fue que en 2018 decidió abrir Karma Ecoglitter, el primer emprendimiento en generar glitter ecofriendly en Argentina.
En un principio trabajó con Buenas Noches Producciones, una productora de fiestas de electrónica, ofreciendo stands de glitter. En el 2020, debido a la pandemia, las ventas cayeron. Un año más tarde, recibió la oportunidad de realizar canjes de la brillantina común por ecológico en eventos de reciclaje de Córdoba Obras y Servicios (COyS), un organismo de la municipalidad cordobesa. Hoy, además de llevar a cabo su emprendimiento, se encuentra en tercer año de la carrera de Ciencias Biológicas en la Universidad Nacional de Córdoba y trabaja en una agencia de motos.
¿Cómo se produce el glitter ecofriendly?
En ocasiones, a Clerichi la ayuda su hermana Marianela en el taller ubicado en el barrio de Ituzaingó en la ciudad de Córdoba. Ella encarga el mineral ya procesado a la cantera. Así cuenta con ecoglito fino, que es un polvo tipo iluminador y el ecoglito grueso, que es una especie de escarcha. Una vez que llega al taller, lo pesa, lo fracciona y lo tiñe con los colorantes vegetales.
Al sol, el producto puede tardar dos días en secarse. Pero dentro del taller el proceso se hace con luces LED, lo que suele tardar un poco más pero permite resguardar el material en términos de seguridad e higiene. "Usamos batas, cofias y antiparras para el proceso, ya que inhalarlo podría ser peligroso para los pulmones y las vías respiratorias. Además, intentamos mantenerlo lo más limpio posible ya que es un producto cosmético", afirma Clerichi.
De esta manera, fabrica iluminadores corporales y frascos de ecoglitter de distintas tonalidades. La publicidad de los productos se encuentra en el perfil de Instagram y los pedidos se coordinan por WhatsApp. Se puede optar por una compra minorista de frascos de cinco gramos o de rolls de diez mililitros; la compra mayorista de bolsas de medio o de un kilogramo; o stands de glitter para eventos.
Cuando la persona quiere retirar el producto de la piel, una vez que entra en contacto con agua se destiñe y vuelve a su estado natural mineral, sin contaminar.
A futuro
El mayor desafío al que se enfrenta la emprendedora es la elección de parte de los consumidores del glitter común por ser más económico. "No es mucha la diferencia, pero la gente tiende a elegir lo más barato frente a una alternativa que no contamine tanto", opina Clerichi. Con el objetivo de llegar a más personas y lugares, quiere busca producir videos informativos para concientizar sobre el uso del glitter común y educar hacia un uso más ecológico. "Es importante que la gente entienda que se puede brillar sin contaminar y pasarla bien sin la necesidad de usar microplásticos que nos dañan a nosotros y al ambiente", afirma.
Uno de sus objetivos es poder mudarse a un taller más amplio debido al crecimiento sostenido de la demanda. "Estoy produciendo entre 30 y 50 kilogramos de ecoglittler por mes", cuenta. Además, quiere expandir su producto a cotillones y mercados, y hacerlo internacional.
Asimismo, busca mejorar la calidad del colorante del producto. A diferencia del glitter común, el ecoglitter no viene mezclado originalmente con gel para adherirse a la piel, ya que este material destiñe el producto. Por eso, lo que se necesita colocar primero es una fina capa de algún pegamento para usarlo. "La idea es mejorar la manera de hacerlo para que se pueda vender directamente con el gel", cuenta.