En alianza con
Twitter y Facebook cerraron las cuentas de Trump por considerar que podían incitar a la violencia. Ante la irresponsabilidad del presidente, las redes sociales se atribuyeron el rol de custodios del orden social en la democracia más antigua del planeta. El new normal está obligando a repensarlo todo.
Compartí esta newsletter o suscribite
1
2021: sorpresa. Los guionistas de Netflix no ocultan su vergüenza. No se les había ocurrido que un grupo de fanáticos armados, disfrazados de vikingos o pieles rojas, pudiera irrumpir en el Congreso de los Estados Unidos para apoyar a un presidente que se negaba a reconocer su derrota en las urnas. Ni que el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad dejaría cuatro muertos y decenas de heridos. Ni que el presidente se abstuviera de condenar la barbarie y optara en cambio por un par de tweets ambiguos, perfectos para seguir echando nafta al fuego.
Puestos a no imaginar, tampoco imaginaron que Facebook y Twitter pudieran cerrar las cuentas del hombre más poderoso del planeta por sus posibles efectos sociales violentos. El presidente de los Estados Unidos puede iniciar una guerra nuclear apretando un botón pero tiene vedado postear en las redes sociales, por peligroso. La imaginación tiene (o tenía) sus límites, pero 2021 empieza desafiandolos. Y no vamos ni dos semanas.
El cierre de las cuentas de Trump en las redes sociales arroja ya algunas conclusiones preliminares:
- El contexto lo es todo. El presidente –y antes el candidato– Trump tiene en su haber decenas de frases inequívocamente intolerantes, xenófobas o sexistas. Las decía cuando era ganador. Aunque causaban enojo entre sus detractores, sus cuentas en las redes sociales seguían activas. Hoy sus dichos suenan distinto (a rey muerto, rey puesto) y caen justo después de los desmanes en el Capitolio. It’s all about timing.
- Los vacíos se llenan. No está claro todavía quién debe decidir qué contenidos pueden publicarse y cuáles deben eliminarse en las redes sociales. La peor opción es que lo haga el gobierno y retrocedamos al autoritarismo pre-democrático. Las demás son también imperfectas, aunque mucho mejores: no lo decide nadie –laissez faire, corriendo los riesgos y las ventajas de la libertad absoluta– o lo deciden las mismas empresas, como sucedió en este caso. Cuando hay vacío de poder, alguien lo toma.
- Las normas de convivencia son pre y sobre todo supra-estatales. Desde antes de que existiera el estado, el consenso de la tribu ya establecía qué está bien y qué está mal. Es la misma lógica tribal que anima a las compañías privadas como Twitter o Facebook: adoptan las reglas de admisión y permanencia que creen que la mayoría de sus stakeholders apoyaría. Y el gobierno permanece al margen, sin voz ni voto. Al menos por ahora.
El país más poderoso del mundo no decidió su futuro en Facebook o Twitter, sino en las urnas. Pero las redes sociales completaron la faena. Quizá las hordas invadiendo el Capitolio simbolicen la decadencia del sistema republicano occidental. Pero quizá también las redes sociales, poniendo límites al poder de Trump, sean prueba de que la democracia mantiene intacta su capacidad de reinventarse. Netflix toma nota.
2
Tres preguntas a Alex Milberg. Periodista y empresario, fundó Global Brands Media, editorial que publica Forbes, de la que es su director, y L’Officiel, conducida por Ana Torrejón.
- ¿Para qué sirve el periodismo en sociedades como las nuestras?
En estos tiempos, el periodismo sirve para distinguir las noticias verdaderas de las falsas. El periodismo profesional, para intentar una cobertura ecuánime de las noticias, más allá de la línea editorial del medio o la visión subjetiva del periodista. Y por supuesto, el periodismo debe brindar un soporte que contribuya a comprender con más profundidad y de un modo interesante, el alcance de las noticias.
- ¿Cuál te parece que fue el rol del periodismo durante la presidencia de Trump?
En los Estados Unidos, además de desnudar las fake news, la gran mayoría de los medios, incluso los más prestigiosos, cayeron en la trampa de la polarización que, al mismo tiempo, les generó más ingresos por nuevos lectores que por publicidad. ¿Cuál es la trampa? Que aún haciendo periodismo profesional, de alta calidad, el sesgo de la línea editorial toma demasiada fuerza y el alcance o impacto de una investigación valiosa queda limitada a la tiranía de una audiencia que aplaude la noticia deseada o la rechaza por completo, tal como pasa en Argentina. Y un fenómeno adicional del periodismo en los Estados Unidos fue el éxito y el impacto de libros periodísticos ante noticias ocultas.
- ¿Cómo pensás que impactó la pandemia en los medios? ¿Qué pasó con las audiencias? ¿Y con los anunciantes?
La pandemia aceleró los procesos de innovación de todas las industrias, incluido el periodismo y sus nuevas redacciones virtuales. Hubo un crecimiento de las audiencias digitales. Las redes sociales traccionan entre el 10 y el 30 por ciento de la audiencia a los grandes medios. El desafío para los medios es encontrar el equilibrio entre clics y clocks: entre los títulos atractivos y el contenido valioso que genere tiempo de lectura. En pandemia también hubo un desafío para los anunciantes: algunos optaron por desaparecer, pero la mayoría comprendió que no podían abandonar a sus clientes-consumidores durante el aislamiento. Lo que debían hacer era modificar el mensaje. Las marcas que lo hicieron a tiempo y con el claim adecuado tendrán sus beneficios, tal como sucedió en crisis previas.
Para acceder a la entrevista completa a Alex Milberg, hacé click acá.
3
Antecedentes del 6 de enero. La violencia en torno a las últimas elecciones de los Estados Unidos seguirá siendo objeto de análisis durante mucho tiempo. Este artículo de Ethics muestra cómo la ONG International Crisis Group venía dando cuenta en los últimos meses de síntomas de violencia que encendían las alarmas en los Estados Unidos.
El asesinato de George Floyd, los disturbios posteriores y la amenaza del presidente Trump de usar la Ley de Insurrección para sofocar las protestas son sólo una muestra del clima de los últimos meses. La tensión no cede.
4
Academia. Reuters Institute llevó adelante un estudio entre CEOs, editores y líderes del mundo digital para intentar predecir cómo se comportarán los medios en 2021. La mayoría de los encuestados reconocen que aceleraron dramáticamente la transformación digital, casi todos están reformulando su modelo publicitario y otorgan ahora absoluta prioridad al e-commerce: la venta minorista post-covid es, sobre todo, digital.
Muchos esperan una mayor regulación para controlar las fake news o los mensajes nocivos y algún tipo de mayor separación entre el contenido periodístico y el resto de lo que se publica en la red. Como fuera, va a ser imposible aburrirse.
Hasta acá llegamos esta semana y este año. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a [email protected]
¡Hasta el miércoles que viene!
Juan
Podés leer todas las ediciones de DircomsNet en este link.
Con apoyo de
* El contenido de DircomsNet no necesariamente representa la posición institucional del Círculo DirComs *