¡Hola! La muerte de Maradona me llevó a una reflexión: su enorme desafío de convivir con los ojos del mundo encima mientras intentaba disfrutar de momentos con sus seres queridos.
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Dos historias de Diego Maradona reflejan cómo su vida se debatió entre una popularidad sinigual y los placeres más sencillos.
En 2004, durante un momento complejo de su salud, se internó en una clínica suiza. Y, como cada vez que se internó, se acumularon las versiones periodísticas sobre su estado. Había un interés tremendo, en Argentina y el mundo, por saber qué era lo que le pasaba.
Un día el director de la clínica, un afamadísimo psiquiatra, salió a hablar en una conferencia de prensa: “Hay muchos rumores de por qué Diego está aquí. Quería aclarar que no está aquí por ningún tipo de necesidad de recuperación ni por adicción. Él está acá porque es padre de dos hijas adolescentes y está muy preocupado por ser el mejor padre posible. Tiene esa tremenda necesidad de analizarse personalmente. Está preocupado por su rol de padre".
Cuando el médico volvió a la clínica, Diego se le acercó y le preguntó:
—¿Por qué dijiste eso?
—Porque no resistía más la presión de tantas preguntas. No resistía más que la gente siguiera preguntándonos qué te pasaba —respondió el médico.
—¿Sabés qué? Esa presión que sentís hace un par de semanas la siento desde que tengo unos 12 años. ¿Ahora me entendés?
La otra historia ocurre en una de las épocas doradas de Diego, con el Mundial 86 aún fresco. Recibimos un llamado inesperado del entonces matrimonio Maradona. Claudia Villafañe me dijo: “Estamos dando una mano a una familia de un comedor y queríamos hacer unas consultas”. En un momento, interrumpe: “¿Me esperás un minuto que me seco y agarro bien el teléfono? Estoy lavando los platos”. Era un domingo: ella y Diego acababan de disfrutar de un almuerzo juntos, como familia, de algo sencillo, de la gloria cotidiana.
Ese siempre fue su desafío: saber vivir entre esos placeres sencillos con sus afectos y la enorme fama que lo seguía desde muy joven.
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Diego dejó muchas frases inolvidables. Una de las más conocidas fue “Me cortaron las piernas”. Pero otra, con el sentido inverso, esconde un gran gesto solidario.
Casi un año después de aquel doping positivo en el Mundial de 1994, Diego visitó la localidad santafesina de Totoras. El jugador se preparaba para volver a jugar y por invitación de su colega, Juan Amador Sánchez, participó de un partido a beneficio allí. ¿A beneficio de quién? De Hernán Fonseca, un joven de ese lugar que jugaba de arquero en Central Córdoba de Rosario hasta sufrir un accidente por el cual ya no podía caminar. Hernán es hoy coordinador de Discapacidad de su municipio.
En ese contexto, Diego se acercó al joven que yacía en silla de ruedas y le dijo: “Mis piernas son tus piernas”.
Pero como todo lo que se da vuelve, Hernán también estuvo en el lugar de alentar a Diego. Diez años más tarde, cuando el excampeón mundial estuvo internado por problemas cardíacos, le envió un mensaje: “Mi corazón es tu corazón”.
Este artículo, de La Capital, abunda en detalles.
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Maradona, entre sus aciertos y desaciertos, tuvo un impacto muy superior al que podría esperarse de cualquier futbolista. No es nada nuevo, pero su reciente muerte hizo que las redes sociales se inundaran de ejemplos. Y algunos de ellos también nos oxigenan.
Como el de ese par de futboleros, uno de Boca y otro de River, que se abrazaron desconsolados el día del velorio. O el de ese padre y ese hijo que no se hablaban hace años y para quienes el fútbol (y Maradona) resultó la excusa de un encuentro que clamaban a gritos sus corazones.
A Diego muchos lo recordaron con gratitud. Una escuela de fútbol de Córdoba que lleva su nombre, por ejemplo, se despidió diciendo: “Sos alguien que nos inspiró”.
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Tres preguntas a María Surmani [por David Flier]. Ella es responsable de Comunicación y Campañas de Pura Vida y miembro del equipo de #UnDíaParaDarAR.
#UnDíaParaDar —que se se celebra este año el martes 1 de diciembre— es el nombre en países hispanos de la iniciativa mundial #GivingTuesday. Se trata de que todos pasemos juntos a la acción: un día lleno de acciones solidarias, en forma simultánea, en distintos lugares del planeta y compartidas en red. En Argentina la campaña la lleva adelante Pura Vida y tiene este año cuatro ejes: donar recursos, tiempo, sangre o pelo para pelucas oncológicas. Y para conocer cómo involucrarte podés entrar acá.
—¿Qué genera el hecho de colaborar en causas solidarias todos el mismo día?
—El impacto colectivo cuando las personas cuentan que están haciendo algo por los demás es algo inspirador, lleva a otros a pasar a la acción. Las redes funcionan como vidrieras, en este caso de cosas positivas.
—Este año suman la iniciativa #UnDíaParaDatNEXT. ¿Por qué?
—Nos dimos cuenta de que jóvenes y adolescentes tenían proyectos superpotentes que necesitaban ser acompañados por adultos. Como Byron Barbieri, actor de 16 años, que lidera una campaña que va a crear huertas en comedores y centros comunitarios en Buenos Aires. Los jóvenes se involucran apenas los llamás. Tienen un poder de acción y un poder de equidad que solemos perder los adultos, un sentido de empatía mucho más desarrollado. Tienen menos prejuicios a la hora de ayudar, menos miramientos a la hora de elegir invertir su tiempo.
—¿Cómo creés que sea este #UnDíaParaDar, en pandemia?
—Es un golpe importante porque siempre el evento tenía actividades presenciales que reunían a miles de personas, como shows, recitales, ferias, maratones… Por otro lado, esto nos puso más creativos. Sabemos que la gente no necesita estar cerca para participar. Las organizaciones sociales debemos saber reinventarnos y encontrar oportunidades en las crisis.
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En los últimos días, científicas y científicos argentinos obtuvieron importantes reconocimientos. Su trabajo, aunque muchas veces silencioso, es de enorme valor.
Por ejemplo, la semana pasada Daiana Capdevila y María Eugenia Segretin —del CONICET— ganaron el Premio Ben Barres. Ellas investigan la modificación de las proteínas en virus y microorganismos.
Mientras tanto, una investigadora y tes investigadores de Santa Fe —María de los Milagros Bürgi, Matías Abel Depetris, Ricardo Bertoldo Kratje, Marcos Rafael Oggero Eberhardt— fueron reconocidos y premiados con 5 mil dólares por desarrollar un innovador medicamento para enfermedades neurodegenerativas, como Parkinson.
Por su parte, la Universidad de Stanford elaboró una lista con ocho millones de prestigiosos científicos. Hay 175 argentinos. Y entre el 2% de los más reconocidos figuran 15 científicos de la Universidad Nacional de La Plata.
👏👏👏
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Juan.