Según los datos de Naciones Unidas, aproximadamente 160 millones de niños trabajan en todo el mundo, lo que representa 1 de cada 10 menores. Aun así, del 2000 hasta el 2020, el trabajo infantil se redujo en 85,5 millones, pasando del 16 % al 9,6 %.
¿Cómo es la situación actual?
A pesar de este progreso, la pandemia de COVID-19 y las complicaciones económicas que acarreó implicó una mayor cantidad de familias sumidas en la pobreza. Estas circunstancias lograron revertir la tendencia y que el trabajo infantil vuelva a crecer. "El crecimiento económico no ha sido suficiente, ni suficientemente inclusivo, para aliviar la presión que sienten demasiadas familias y comunidades y que les hace recurrir al trabajo infantil", comenta la organización.
Aunque el porcentaje de niños que trabajan es mayor en los países de ingresos bajos, su número absoluto es mayor en los países de renta media. A lo largo y ancho del mundo, el trabajo infantil se distribuye actualmente de la siguiente manera:
- El continente de África ocupa el primer lugar entre las regiones tanto en porcentaje de niños que trabajan (una quinta parte) como en número absoluto (72 millones).
- Asia y el Pacífico ocupan el segundo lugar en ambas medidas: el 7 % de todos los niños y 62 millones en términos absolutos trabajan en esta región.
- El resto de la población infantil que trabaja se reparte entre las Américas (11 millones), Europa y Asia Central (6 millones) y los Estados Árabes (1 millón). En términos de incidencia, el 5 % de los niños trabajan en las Américas, el 4 % en Europa y Asia Central, y el 3 % en los Estados Árabes.
¿Cuáles son las estrategias de mitigación?
Para hacer frente a esta situación y prevenir que la cantidad de niños y niñas trabajando en el mundo crezca, son clave las estrategias de mitigación. Este Día Mundial contra el Trabajo Infantil (12 de junio de 2024), la ONU recuerda que la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible implica un compromiso por parte de la comunidad internacional para erradicar el trabajo infantil en todas sus formas para 2025. Para lograr esta meta, se hace un llamamiento a los distintos países para:
- La aplicación efectiva del Convenio número 182 sobre las peores formas de trabajo infantil. Estas "peores formas del trabajo infantil" comprenden cualquier trato similar a la esclavitud que implique su compra y venta, uso para trabajo sexual y actividades ilegales como el tráfico de drogas, y cualquier labor que pueda impilcar un daño en la salud, seguridad o moral de los niños. A su vez, reconoce que "el trabajo infantil está causado en gran medida por la pobreza y que la solución a largo plazo reside en un crecimiento económico sostenido que conduzca al progreso social, en particular a la mitigación de la pobreza y a la educación universal".
- El refuerzo de la acción nacional, regional e internacional para poner fin al trabajo infantil en todas sus formas, incluidas las peores, mediante la adopción de políticas nacionales y el abordaje de las causas profundas, como se pide en el Llamamiento a la Acción de Durban 2022, que analizó las consecuencias de la pandemia y las áreas más urgentes que atender.
- La ratificación universal y la aplicación efectiva del Convenio número 138 sobre la edad mínima, que, junto con la ratificación universal del Convenio 182 sobre las peores formas de trabajo infantil, proporcionaría a todos los niños protección jurídica contra todas las formas de trabajo infantil. El convenio 138 sobre la edad mínima fue adoptado ya en el año 1973 y considera que la edad mínima de admisión al trabajo a un nivel compatible con el máximo desarrollo físico y mental de los jóvenes tiene que ser mayor a la edad en la que se termina con la escuela obligatoria y más de quince años.