Deterioramos la naturaleza como nunca antes. ¡Ya no podemos quedarnos de brazos cruzados!- RED/ACCIÓN

Deterioramos la naturaleza como nunca antes. ¡Ya no podemos quedarnos de brazos cruzados!

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA
Deterioramos la naturaleza como nunca antes. ¡Ya no podemos quedarnos de brazos cruzados!

Ilustración: Pablo Domrose

Estoy enojada. Estoy triste. Estoy desesperada por cambiar nuestro estilo de vida. Estoy segura de que el planeta nos necesita. Mi estado de sensaciones no es azaroso. Como te anticipé la semana pasada, el mundo amaneció el lunes con datos alarmantes sobre el estado global de la naturaleza. Lo que se convirtió en “la” noticia de un día, debiera ser, por su urgencia, la noticia de cada día. Y por eso hoy protagoniza esta SUSTENTABLES.

Ilustración: Pablo Domrose

1. La naturaleza se deteriora como nunca antes (y sí, es nuestra culpa)

La película más taquillera de estas últimas semanas, Avengers Endgame, retoma un final drástico de su producción anterior: un mundo con apenas un 50% de la vida en el universo porque un villano decidió destruir a la otra mitad. De sólo pensar que eso ocurriría en la realidad, nos impresiona, nos duele, nos interpela de múltiples maneras. Pero, ¿qué ocurre verdaderamente en nuestra realidad, lejos de la pantalla del cine?

Las estimaciones determinan que existe un total de ocho millones de especies de animales y plantas en todo el mundo, de las cuales 5.5 millones son insectos. Hoy, un millón de esas especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción. ¿Cuán lejos estamos de ese mundo de ficción? ¿Cuánto más debiéramos preocuparnos por este mundo real que nos necesita?

El dato se desprende del Informe de Evaluación Global de IPBES sobre el estado general de la naturaleza, presentado este lunes en París. El extenso reporte advierte que la naturaleza se deteriora a tasas sin precedentes y que la extinción de especies se acelera cada vez más. IPBES es la plataforma intergubernamental sobre biodiversidad y servicios de los ecosistemas que sirve de puente entre el conocimiento científico y la toma de decisiones políticas en pos de la conservación.

Las múltiples cifran impresionan, pero sobre todo por el hecho de que, detrás de ellas, hay animales, hay plantas, hay una trama de la vida que se está perdiendo. Sólo por citar algunas: más del 40% de las especies de anfibios, casi el 33% de los corales y más de un tercio de los mamíferos marinos se encuentran en peligro de extinción. Al momento, el ser humano ya ha alterado severamente el 75% del ambiente terrestre y el 40% del ambiente marino.

Sandra Díaz es profesora en la Universidad Nacional de Córdoba, investigadora del CONICET y copresidenta del informe. Ante semejante cantidad de cifras que alarman, le pregunté cuál había llamado su atención. “Lo más sorprendente no fue un dato. Cada dato por separado no es particularmente importante, sino el hecho de que todos los datos convergen a un cuadro consistente. Todos los indicadores globales están bajando. El valor principal del informe es tener toda la evidencia junta”, responde Díaz, comparando la situación con un paciente enfermo terminal del cual se conoce todo su diagnóstico.

El deterioro de la naturaleza encuentra por primera vez una clasificación de cinco causas que la explican, cinco impulsores directos de ese cambio drástico:

  1. Cambios en el uso de la tierra y el mar, como la expansión de la frontera agrícola y el incremento de la deforestación.
  2. Explotación directa de los organismos, como la caza indiscriminada e ilegal, o la pesca insostenible.
  3. Cambio climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero se duplicaron desde 1980, contribuyendo a un aumento de la temperatura global de la tierra que habitan. Esa situación hace que millones de especies luchen por adaptarse y sobrevivir.
  4. Contaminación. Sólo la que produce el plástico se multiplicó por 10 desde 1980.
  5. Especies exóticas invasoras, que se introducen voluntaria o involuntariamente en ambientes que no corresponden a su hábitat natural, provocando así un desequilibrio en el entorno y en las otras especies que allí habitan.

¿No les llama la atención algo en estos cinco puntos? Todas son producto de actividades humanas. Todas nos señalan como culpables. Todas tienen también un efecto negativo de rebote en nosotros. Todas nos interpelan a ser responsables. “Cambios profundos y transformadores” son los términos referidos en el informe como el camino para revertir o, al menos, modificar en parte la situación. Y sobre ello seguimos conversando...

2. ¿Y ahora? ¿Qué hacemos?

“Nosotros buscamos acercarles la información a los distintos niveles de gobierno y de acción política, desde lo global a lo local, y sobre todo acercarles qué significa esa información para su vida ahora y para su vida en los próximos años”, explica Díaz, con la esperanza en que la información genere cambios en la dinámica política, que el informe “sea un instrumento para el cambio”. ¿Por qué? Su respuesta es contundente: “Si no hay un cambio, las próximas décadas pintan muy mal. La trama de la vida no es un lujo. Sin trama de la vida saludable, más o menos estable; no hay un futuro para nosotros”.

El informe incluye una guía detallada con posibles acciones y vías para lograr un cambio transformador. Ellas van desde cambios en la gobernanza hasta la inclusión de los pueblos indígenas y las comunidades locales en la toma de decisiones; desde producir y consumir alimentos de forma sostenible (basado en un sistema agroecológico y con uso eficiente de agua) hasta garantizar un manejo responsable y sostenible de los bosques; desde promover la conservación de ambientes terrestres y marinos hasta construir ciudades sostenibles con más espacios verdes.

El cambio necesario que describe Díaz no incluye únicamente al sector político, sino a todos los actores en cuestión: sociedad civil, sector privado, ciudadanía y medios de comunicación que ofrecen la información necesaria. El estilo de vida global del ser humano requiere de una transformación profunda… antes que sea demasiado tarde.

3. La realidad de nuestro tiempo: la emergencia ambiental y climática

Mientras leías la newsletter anterior, el mundo se hacía eco de lo que ocurría en Reino Unido. El parlamento británico declaraba la emergencia ambiental y climática. Una decisión que buscó dar respuesta a las semanas de reclamos y manifestaciones en las calles inglesas -especialmente en Londres- del movimiento activista Extinction Rebellion. Una medida que despierta toda suerte de desafíos.

¿Por qué es necesario declarar la emergencia? Era la primera demanda de Extinction Rebellion, que bajó una consigna a los políticos tan simple como compleja: “Digan la verdad”. A través de ella, los activistas esperan que si se reconoce el grado de situación, se tomarán medidas en consecuencia.

Ahí es donde comienzan las dudas: ¿Cuánto realmente incide la declaración en la toma de decisiones? ¿Cuánto realmente puede impactar en un cambio de políticas que dejen de financiar a la industria de combustibles fósiles? ¿Cuánto realmente puede contribuir para que ese país alcance la meta de emisiones cero en 2050? ¿Cuánto realmente puede repercutir en una rápida y ambiciosa implementación del Acuerdo de París?

Con la emergencia, hay algo que se modificó al menos en niveles discursivos. Ahora queda observar cómo eso se pondrá en práctica. Un mundo con ciudadanos más conscientes, activos y responsables -especialmente jóvenes- mira atento, muy atento.

4. Sandra y el inicio de la desafiante oportunidad de vivir mejor

Cambiar nuestro vínculo con las especies implica también asumir las responsabilidades ante aquellas que hemos usado para simple divertimento humano, por ejemplo, en zoológicos. En el ex Zoo de Buenos Aires, actual proyecto de Ecoparque, se encuentra Sandra, una orangutana de 33 años que aún espera poder pasar sus días en un lugar más digno, más libre, más vivible.

Esta semana se dio a conocer que se invertirán $ 2 millones para poder facilitar su traslado, tarea que, imaginate, no es para nada sencilla. ¿Cuál será su destino? El Centro para Grandes Simios de Florida, Estados Unidos, un santuario donde los animales encuentran condiciones semejantes a su hábitat natural y en mayor libertad.

Sandra no es un animal más. Hace unos años marcó un antes y un después al ser considerada “persona no humana, sujeta a derechos”. Es decir, le corresponde vivir en situación de semilibertad, no en un zoológico. El traslado al santuario está previsto para julio de este año. El deseo que pueda vivir mejor late con fuerza.

5. En agenda: la Feria del Libro también aporta a la sustentabilidad

Amo leer. Debo confesar que últimamente me cuesta abocarme a alguna historia de ficción y termino siempre con obras vinculadas al tema de mi especialidad. Pero, todo aporta, ¿no? Con ese ojo experto es que hace unos días recorrí la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y siempre es grato encontrarse con ofertas vinculadas al desarrollo sustentable.

Desde los más nuevos “Mala Leche”, de Soledad Barruti, y “AgroTóxico”, de Patricio Eleisegui, hasta algunas obras un poco más alejadas en tiempo como “Guerras Climáticas”, de Harald Welzer, las opciones están a la vista, sólo hay que saber encontrarlas. Venimos conversando en este espacio, que se acrecienta en nuestro país y en el mundo, alrededor de la toma de conciencia sobre la necesidad de reducir el consumo de carne. Sobre eso los libros nos dan una respuesta. Me sorprendió la cantidad de publicaciones sobre dietas y recetas vegetarianas y veganas.

Una buena vía para, no hacer el cambio brusco, pero sí comenzar a intentarlo es elegir libros y autores locales para tener ingredientes amenos a nuestras posibilidades de acceso. Por ejemplo, “Comida típica argentina vegana”. Recordá que la feria continúa hasta el próximo lunes 13 de mayo en el predio de La Rural (Ciudad de Buenos Aires).

6. Una cerveza, un parque eólico y el rol fundamental del sector privado

El viernes pasado viajé a Achiras, localidad cordobesa a 70 kilómetros de la ciudad de Río Cuarto. Allí se encuentra en funcionamiento el Parque Eólico Achiras. En él se anunció formalmente que la compañía cervecera Quilmes, en trabajo conjunto con la empresa generadora de energía Central Puerto, construirá el Parque Eólico Budweiser. El propósito es claro: lograr que para 2020 el 100% de la energía eléctrica utilizada en sus procesos provenga de fuentes renovables.

Mientras disfrutaba del movimiento de esos aerogeneradores haciendo uso de la fuerza del viento, imaginaba cómo se vería ese lugar en tan sólo un año con 700 nuevos empleos “verdes”, con 21 aerogeneradores (cada uno de ellos de una longitud que duplica al obelisco porteño) y con 25% menos de emisiones de dióxido de carbono (CO2). Lejos de cualquier marketing por una empresa en particular, este ejemplo demuestra que el rol del sector privado se vuelve fundamental en la lucha frente al cambio climático. Decidir invertir 283 millones de dólares a lo largo de 20 años es no sólo hacer buenos negocios, sino también invertir en el planeta. A tener en cuenta: conforme la Ley de Energías Renovables, las empresas deberán también cumplir con metas de abastecimiento de fuentes más amigables con el ambiente.

7. Ser sustentables y actuar (YA) por la naturaleza  

En línea con la guía propuesta por IPBES de acciones a seguir para que se produzcan los cambios transformadores necesarios, traduje algunas de ellas a tips que vos podés implementar a diario:

  • consumir alimentos de producción local, orgánica, agroecológica; proteger las áreas naturales (terrestres y marinas) en tu ciudad o durante un viaje como turista responsable;
  • cuidar los espacios verdes y a las especies que allí habitan;
  • consumir menos plástico, evitar los descartables, gestionar correctamente la basura;
  • exigir a los candidatos una propuesta de política ambiental.

Esa pequeña con los brazos en alto soy yo. Llena de sueños y miedos. Repleta de picardía y aventuras. Cuando me enfrento a datos tan alarmantes como los del informe de IPBES, pienso en esa niña, en cuánto cambió el mundo desde aquel entonces hasta la fecha. Para bien y para mal. Me asusta pensar que mis futuros nietos no lleguen a conocer a las mismas especies de la naturaleza que yo. Me aterra imaginar que, la problemática se acelera cada vez más, y ya no tenga que pensar en mis nietos, sino en mis futuros hijos, en mi propio presente, en nuestra propia existencia.

Si la realidad supera a la ficción, hay un dato a no olvidar: aquí no hay un equipo de Vengadores que llegue gloriosamente a salvar el mundo. Aquí los pequeños y significantes superhéroes somos cada uno de nosotros. Estamos ante el momento de lucha de la película, estamos escribiendo el propio final de esta historia. De nosotros dependerá que sea un final feliz. No podemos quedarnos de brazos cruzados.

¡Seguimos la conversación el próximo miércoles!  

Tais.

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