¡Buenos días! Quisiéramos hablarte de un problema que, poco a poco, gana visibilidad. Y destacar el trabajo admirable de héroes y heroínas que acompañan a niños, niñas y sus familias para transformar sus vidas.
Compartí esta newsletter o suscribite
1
A la hora de hablar de la desnutrición la primera dificultad es que la desnutrición —no la pobreza— suele darse en lugares de difícil acceso: llegar no es fácil. A veces por distancia; a veces por la situación comunitaria, que presenta ciertos riesgos para quien visite esos sitios. La desnutrición suele afectar a menores de 5-6 años y en pocos casos a menores de 12-14, pero la dificultad de acceso a los lugares en los que ocurre hace que sea más difícil sensibilizarse sobre la temática para transformarla. Por eso por mucho tiempo se habló de la invisibilidad de los desnutridos y desnutridas.
Hay que destacar que en Argentina y en América Latina las personas son cada vez más sensible a esta temática, y eso es bueno. Cada vez más instituciones están pensando en cómo terminar con el hambre. Naciones Unidas plantea un mundo ideal, en una, dos o tres décadas, en el que no hay desnutrición (aunque sí pobreza).
Hay otra situación vinculada a la desnutrición. Hasta la década de 1980, éramos más personas en el mundo que la cantidad de alimento disponible para todos. Pero en las últimas décadas ocurrió algo muy bueno: por primera vez en la historia de la humanidad en el mundo hay más alimentos de los que se necesitan para alimentar a todas las personas que viven. Esto genera una esperanza, porque ya el problema no es de la falta de alimentos: ahora el desafío es el acuerdo, la distribución. El encuentro.
Tanto en Oriente como en Occidente, las distintas posturas del mundo, tanto desde el sector público y privado, abordan esta cuestión. El tema ya no es más ignorado.
2
¿Por qué si hay comida hay desnutridos y desnutridas?
Generalmente cuando uno se acerca a donde hay un bebé o niño desnutrido, es alguien en brazos de una madre heroica, que seguramente tiene varios niños y niñas alrededor, que está sola, sin nadie que la ayude. Se esfuerza en la supervivencia de sus hijos e hijas. Hubiera o no una gran cantidad de nutrientes y alimentos hace falta que esa mamá tenga un soporte. Y que haya más cultura y educación para que en su angustia diaria pueda sostenerse a sí misma y su familia.
Y ahí sí, más puntillosa y delicadamente, llevar su bebé a los médicos, pesar, medir, ir a buscar la comida necesaria.
La desnutrición, entonces, no significa un problema de falta de comida. Lo que hace falta es sostener a esa madre, que generalmente está sola, en lugares aislados, en pobreza extrema.
En este sentido, hay muchas y admirables propuestas. Hay un montón de jóvenes y adultos que tienen 40, 30, 20 años, que fueron bebés desnutridos. Y que pasaron por lugares que cambiaron sus vidas.
Uno de ellos es CONIN. Con una figura clave: el doctor Abel Albino. CONIN nació hace casi 30 años cuando este doctor replicó un método que demostraba su éxito en Chile para combatir la desnutrición. CONIN comenzó en Mendoza con un Centro de Prevención de la Desnutrición Infantil y Promoción Humana y luego con el primer y único Centro de Recuperación para Lactantes Desnutridos, “Madre Teresa de Calcuta”, donde cientos de niños se han recuperado. Luego, este modelo, con énfasis en revertir las causas que originan la desnutrición y acompañar a las familias, se replicó en distintos puntos de Argentina y América Latina.
Otra organización destacada es Haciendo Camino, que hace un trabajo increíble: Catalina Hornos. Haciendo Camino trabaja desde el 2006 en el norte del país atendiendo a niños, niñas y familias en situación de vulnerabilidad. Para ello desarrollan programas que promueven el crecimiento y desarrollo integral de niños y niñas y el acompañamiento y la capacitación de madres en oficios y nutrición desde el embarazo en adelante.
Hay otras organizaciones, por supuesto, que abordan la desnutrición. Este es uno de los problemas que combate la Fundación Dignamente, que se aboca, a través de la educación, a proteger a las infancias de aquellas experiencias que atentan contra su crecimiento. El foco de esta organización, que tiene su sede administrativa en Río Cuarto (Córdoba) y trabaja en Santiago del Estero y Chaco, está puesto en educar a las madre, el padre o al cuidador del niño o niña. En el caso de la desnutrición, la tratan mediante un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud en lo que llaman los Centros Dignamente.
Además, hay muchas salas de primeros auxilios y hospitales de todos los lugares, se libra una batalla, desde lo público, también admirable.
De eso se trata: de aplaudir a quienes dan esta batalla desde hace mucho, y ver cómo el resto de la comunidad podemos ayudar.
3
4 preguntas a Cecilia Ocampo [por David Flier]. Ella es directora del centro CONIN Hurlingham, quien ocupa ese cargo desde que abrió el centro a mediados del 2017.
—¿Qué aprendiste sobre la desnutrición en tus años de trabajo en el tema?
—Lo más importante que aprendí es que la desnutrición produce discapacidad y que podemos combatirla, esto es lo que hacemos en los 110 centros CONIN que hay en el país. También aprendí que los primeros 1.000 días de un niño son claves para su desarrollo (desde la concepción hasta los dos años).
—¿Qué prejuicios o conceptos errados suelen manejarse sobre el tema?
—Lo primero es que a ninguna madre le gusta escuchar que su hijo es desnutrido. Esto le pone una suerte de “estigma”, sea de la clase social que sea. Hay un concepto errado de que el diagnóstico es definitivo y no se puede salir de él. Pero hasta los 5 años se puede cambiar el diagnóstico y salir adelante, tanto con controles nutricionales y pediátricos, sino también con estimulación. No alcanza con la estimulación: hay que darle cariño al niño o niña.
—¿Cómo sintetizarías el "método CONIN"?
—Es un programa para prevenir y combatir la desnutrición infantil. Lo importante es trabajar junto con la madre. Creemos que es posible erradicar la desnutrición infantil en la Argentina, aunque hay un gran trabajo por delante. Hay muchos chicos desnutridos y muchos que acarrearán las consecuencias de la desnutrición durante toda su vida si no se logra recuperarlos antes de los 5 años.
—¿Qué rol cumplió CONIN en cuanto a la visibilización de esta problemática?
—Este tema ganó visibilidad gracias a Abel Albino y cada uno de los 110 centros independientes que hay en casi todo el país. Cada uno trabaja en red con los municipios y agentes de salud de la zona. Lo triste es que algunos centros han tenido que cerrar por dificultades económicas. No se reciben subsidios estatales, todos se financian con donaciones privadas. Y como el programa trabaja con muchos profesionales mantener cada centro es muy caro.
4
Útiles por los chicos. Por Los Chicos es una ONG que trabaja para mejorar la calidad de vida de chicas y chicos en situación de vulnerabilidad en la Argentina, poniendo énfasis en la educación y la salud infantil, para poder expandir sus oportunidades y favorecer su inclusión social.
Cada año llevan adelante la campaña Útiles por los Chicos, que busca garantizar que niños y niñas de distintas partes del país cuenten con los elementos necesarios para el año escolar. Este año, la semana comenzó el 8 de enero y se cerrará el 11 de febrero para garantizar que los útiles lleguen a tiempo a Chaco, Córdoba, Corrientes, Mendoza, Misiones, Río Negro, Santiago del Estero y Buenos Aires, donde Por los Chicos colabora a través de distintos proyectos.
¿Qué pueden hacer aquellos que quieran sumarse?
- Armar una mochila personalizada con útiles escolares.
- Donar útiles y acercarlos a cualquiera los puntos de recolección.
- Transferir monto a elección a través de Mercado Pago (alias: porloschicos).
- Compartir la campaña en redes sociales, para que más personas y empresas se sumen.
Si querés colaborar de alguna de estas maneras, contactate con Por Los Chicos, por mail o Instagram.
5
Como dijimos, el problema de la desnutrición no en realidad un problema de cantidad de alimentos, sino de su distribución y acceso. Por eso son necesarias aquellas iniciativas que combaten el desperdicio de comida (algo que, está claro, no solo genera desnutrición, sino hambre en general). De hecho, en Argentina se pierden por año 16 millones de toneladas de alimentos, lo que representa el 12,5% de la producción agroalimentaria.
Celebramos entonces que recientemente surgieron una app y un programa del Mercado Central de la ciudad de Buenos Aires para abocarse a ese problema. Según cuenta esta nota, la aplicación Winim lleva el sobrestock de grandes empresas a barrios populares, mientras que el programa Reducción de Pérdidas y Desperdicios del Mercado Central porteño dona frutas y verduras del Mercado Central a 450 comedores. ¡Bravo!
6
Por estos días es probable que leas o escuches mucho este mensaje: “Cerrado por vacaciones”. Las vacaciones suelen ser un período en el cual muchas obras se paran. Pero hay una que no puede detenerse: la donación de sangre. Por eso, es fantástica la originalidad de la campaña del Hospital Garrahan, que cada verano lanza la campaña Abierto por Vacaciones.
Mediante esta iniciativa, el hospital busca aprovechar una oportunidad para promover la donación voluntaria. Por un lado, el hecho de que la ciudad de Buenos Aires recibe a muchos turistas de todo el país. Por el otro, que muchos de quienes viven en el Área Metropolitana de Buenos Aires se encuentran con vacaciones (y, por ende, tiempo disponible) pero no viajan, sino que se quedan. ¿Qué mejor plan que donar sangre?
Conocé más sobre información sobre la campaña Abierto por Vacaciones acá (también hablamos de ello en una edición previa de OXÍGENO).
Y, si querés recordar buenos motivos para donar sangre, leé esta entrevista.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David