En 2020, cuando Ruby Reynolds tenía 11 años, salió con su padre Justin en una excursión para buscar fósiles en el pueblo de Blue Anchor, junto al estuario del río Severn en Inglaterra. Desde que era pequeña hacían estos recorridos cerca de su casa en Braunton hasta que en aquella ocasión se encontraron con una pieza de hueso fosilizado sobre una piedra.
"Los dos estábamos entusiasmados porque nunca habíamos encontrado un pedazo de hueso fosilizado tan grande", dijo Reynolds a The New York Times.
Este descubrimiento está conectado con el del "cazador de fósiles" Paul de la Salle, quien en 2016 encontró la primera pieza cuando estaba buscando en playas de Somerset (Inglaterra). En aquel momento se contactó con Dean Lomax, paleontólogo de la Universidad de Bristol, y publicaron los hallazgos en 2018. Allí describen la sospecha de que podría haber pertenecido a una especie de ictiosaurio previamente desconocida.
No obstante, los investigadores necesitaban más evidencia para entender cuán grande había sido la criatura. Y el descubrimiento de los Reynolds fue la pieza que faltaba en su rompecabezas. "Estaba muy impresionado, realmente emocionado. Sabía que en ese momento teníamos un segundo gran hueso mandibular de uno de estos ictiosaurios masivos, al igual que el de Paul", declaró Lomax a la BBC.
El equipo, junto con miembros de la familia Reynolds, continuó buscando fragmentos de la segunda mandíbula. La última pieza se encontró en 2022, descubrimiento que les dio más información para estimar el tamaño del animal.
Ahora han concluido que se trata de una nueva especie de ictiosaurio, a la que han llamado Ichthyotitan severnensis, cuya traducción del latín es "pez lagarto gigante del Severn". Según CNN, el ictiosaurio gigante desapareció debido a una acidificación de los océanos hace 200 millones de años y los ejemplares que sobrevivieron nunca alcanzaron un tamaño tan grande.
En el artículo publicado en la revista PLOS One los expertos afirman que los fósiles de ictiosaurios encontrados a partir de 2020 está más completos y mejor conservados. Además, consideran que pudo haber pudo haber medido 25 metros de largo, siendo el reptil marino más grande que haya nadado en los mares. No obstante, según Lomax, se necesita más evidencia, como un cráneo y esqueleto completos, para confirmar el tamaño exacto de la criatura porque hasta ahora solo se han encontrado algunos fragmentos.
“Fue genial descubrir parte de este gigantesco ictiosaurio. Estoy muy orgullosa de haber participado en un descubrimiento científico como este”, expresó Ruby Reynolds a CNN.