Continuamos el análisis de lo que dejó la semana política en Estados Unidos con vistas a las expectativas puestas para la próxima conferencia anual de negociaciones climáticas.
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"Life-threating impacts", "Impactos que amenazan la vida". Eso dice el titular del noticiero estadounidense que el avión me permite ver en mi vuelo de regreso a Argentina, mientras empiezo a escribir esta edición de la newsletter. Sobre eso hablo con la persona a mi lado que cambió el día de viaje porque "el aeropuerto estaba colapsado de personas que buscaban salir de la zona de impacto". El huracán Ian crecía con fuerza al momento que llegaba a Florida, sus impactos pondrían en riesgo la vida y el llamado a evacuar era un grito.
Al ver esa noticia recordaba la explicación de la científica climática Katherine Hayhoe respecto de que el cambio climático no produce directamente un huracán, pero sí intensifica las variables de las cuales este depende. Por ejemplo, un océano cada vez más caliente es un escenario perfecto para que el huracán se retroalimente, sea más intenso y, por lo tanto, impacte de forma más dramática en superficie.
El huracán Ian, como tantos otros, nos muestra el efecto de no haber reducido aún ambiciosamente las emisiones, la importancia de adaptarse a los impactos ya presentes y la inevitable generación de pérdidas y daños a su paso de las que nadie —o pocos— se quieren hacer cargo.
Esto me recordaba cómo habíamos terminado la edición anterior de PLANETA, con esas palabras del enviado presidencial especial para el Clima de Estados Unidos, John Kerry, respecto de que ningún gobierno tiene billones de dólares para responder a las pérdidas y los daños ocasionados por los impactos del cambio climático.
"Si no tienen la capacidad para financiar el fondo de la revitalización de las selvas, si pesa más destinar el dinero a las armas que a la vida, entonces reduzcan la deuda externa para liberar nuestros propios espacios presupuestales y con ellos realizar la tarea de salvar la humanidad y la vida en el planeta. Lo podemos hacer nosotros si ustedes no quieren. Solo cambien deuda por vida, por naturaleza". Estas fueron las palabras elegidas por Gustavo Petro, recientemente electo presidente de Colombia, para referirse a ese problemita del dinero en la acción climática; y lo hizo en el Debate General ante la Asamblea de Naciones Unidas. Y sobre ello me gustaría profundizar un poquito más.
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"Esto no parece un discurso del Debate General". Escucho decir a alguien mientras Petro hablaba eufórico, sin leer, en el gran hall de la organización internacional en Nueva York. Yo coincidía con esa persona, pero con una diferencia: a ella parecía molestarle el discurso, a mí me parecía diferencialmente perfecto. Petro no fue a hablar de lo bien que está su país —como hizo, desinformando, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil—, no se enfocó puntualmente en lo que ocurre en el territorio que gobierna sino en el que nos correspondería defender a todos. Habló desde la mirada de su país y lo que atraviesa, sí. Pero puso al cambio climático como protagonista de sus palabras. Lo hizo de una manera particular.
Más que diplomático, el discurso de Petro parecía una clase académica, de esas que uno va a escuchar para reflexionar e inspirarse. El colombiano comparó el modo en que se elige combatir la problemática de las drogas y el modo en que se elige (o no se elige) actuar ante el cambio climático.
"¿Qué es más venenoso para la humanidad: la cocaína, el carbón o el petróleo? El dictamen del poder ha ordenado que la cocaína es el veneno y debe ser perseguida, así ella solo cause mínimas muertes por sobredosis, y más por las mezclas que provoca su clandestinidad dictaminada, pero, en cambio, el carbón y el petróleo deben ser protegidos, así su uso pueda extinguir a toda la humanidad. Estas son las cosas del poder mundial, cosas de la injusticia, cosas de la irracionalidad, porque el poder mundial se ha vuelto irracional".
Así criticaba Petro la postura que ciertos países, como Estados Unidos, tienen ante las drogas, visto como un problema de defensa o de seguridad, y no como uno de salud pública.
En la comparativa entre las crisis, ofreció una radiografía del verdadero problema que revela el cambio climático:
"Cuando más se necesitaban las acciones, cuando los discursos ya no servían, cuando era indispensable depositar los dineros en los fondos para salvar la humanidad, cuando había que alejarse cuanto antes del carbón y del petróleo se inventaron una guerra y otra y otra. Invadieron Ucrania, pero también Irak, y Libia y Siria. Invadieron en nombre del petróleo y del gas. Descubrieron en el siglo XXI la peor de sus adicciones: la adicción al dinero y al petróleo. Las guerras les han servido de excusa para no actuar contra la crisis climática. Las guerras les han mostrado cuan dependientes son de lo que acabará con la especie humana".
Así, cortito y al pie como un párrafo que uno podría poner en el corcho para no olvidar. El discurso de Petro fue un recorte perfecto del modo en que la política internacional elige selectivamente para responder a los problemas que cruzan fronteras, del modo en que elige distribuir ese dinero que está, pero que nunca aparece cuando se trata de ayudar a los países en desarrollo para actuar ante el cambio climático.
"El desastre climático matará centenares de millones de personas y, oigan bien, no lo produce el planeta, lo produce el capital. La causa del desastre climático es el capital. La lógica de relacionarnos para consumir cada vez más, producir cada vez más, y para que algunos ganen cada vez más produce el desastre climático. Le articularon a la lógica de la acumulación ampliada los motores energéticos del carbón y del petróleo y desataron el huracán: el cambio químico de la atmósfera cada vez más profundo y mortífero. Ahora en un mundo paralelo, la acumulación ampliada del capital es una acumulación ampliada de la muerte".
Desataron el huracán... y con ese huracán desatado estamos intensificando físicamente los huracanes como tales.
Petro no se quedó en la denuncia, llamó a trabajar en conjunto con los países de la región latinoamericana y en eso, al menos a mí, me resonó en una posibilidad de ver algo distinto en la próxima conferencia anual de negociaciones, la COP27. Recordemos, se trata de un espacio donde los países de la región suelen dedicarse más a pelear entre sí que en actuar en defensa de los mismos intereses. Y un espacio donde otras regiones, como la que presidirá la COP, nos podrá terminar sacando ventaja...
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"No hay tiempo extra. Cada año de retraso en la acción climática hace que el progreso sea cada vez más difícil y más costoso". La radiografía planetaria de Petro coincidiría con esta reflexión que el Embajador Yael Aboulmagd nos compartió en lo que fue un primer press briefing rumbo a la COP27 y que le puso presión a sus propios hombros si los resultados de la conferencia climática solo hacen pasar el tiempo sin mayores avances.
Aboulmagd es el representante especial del presidente de la COP27, Egipto. La conferencia se realizará en noviembre próximo en Sharm El-Sheikh y tiene a África como la región protagonista.
El diplomático subrayó que no buscan priorizar temas sobre los cuales ver avances en la COP, sino que quieren ver progreso a través de todos los temas necesarios que hacen a una correcta y ambiciosa implementación del Acuerdo de París. Dicho eso, se sabe que pérdidas y daños será uno de los ejes—por no decir EL eje— de discusión en la conferencia. Sobre este tema, nos dijo algo novedoso. Parece que en la reunión informal de Líderes convocada por António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, la semana pasada en Nueva York, hubo avances o al menos promesas: "Somos optimistas luego de la reunión en Nueva York. Estamos llegando a un entendimiento de tener el tema en la agenda".
Porque sí, el problema de pérdidas y daños está hoy en un problema de procedimientos: que el tema esté o no en la agenda de trabajo de la conferencia. "Todos están de acuerdo que algo hay que hacer, pero no todos están de acuerdo en lo que hay que hacer", explicó Aboulmagd y subrayó en representación de su país y su región: "No es aceptable dejar solos a los países que se están viendo más impactos por un problema al cual ellos no contribuyeron casi nada". Sí, he aquí el principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas.
Sobre financiamiento, llamó mi atención que mencionó la necesidad de incorporar al sector privado y a la filantropía para poder responder a ese dinero que se requiere para la acción climática. "El dinero no va a venir todo del sector público", expresó. ¿Nos salvarán el sector privado y los megamillonarios? ¿A qué costo?
Mi pregunta para Aboulmagd salió del financiamiento, o lo contempló, y se trasladó a mediados de noviembre, al momento en que el inicio del Mundial del Fútbol se aproxime y la COP27 esté llegando a su fin. "¿Con qué resultados consideraría que la COP27 tuvo los avances que le correspondía?". Sí, saben que no me gusta hablar de éxito o fracaso. Su respuesta: "Tener un buen resultado en mitigación; progresar en la meta de adaptación, necesitamos demostrar el progreso en redoblar el financiamiento para adaptación; obtener un resultado exitoso en pérdidas y daños, ver progreso en financiación. Ninguna COP va a resolver todo, pero tenemos que tener un resultado significativo".
Como ninguna COP va a resolver todo, pero en toda COP hay que avanzar en temas puntuales que cada vez se vuelven más técnicos, octubre iniciará para PLANETA con las ediciones especiales sobre esos temas que protagonizarán las negociaciones en Sharm El-Sheikh. ¿Por qué los países no ponen sobre la mesa el dinero prometido? ¿Qué opciones hay para hacer frente a las pérdidas y los daños? ¿Cómo aumentar la ambición en mitigación y adaptación? El mes anticipatorio a la COP buscará responder a estas preguntas y a todas aquellas que quieran enviarme a [email protected].
Se viene la época del año más estresante del año para mí, pero la que más me gusta. Se viene una pelea de cobertura con un evento internacional como el Mundial de Fútbol, pero con el mismo espíritu de siempre, de comunicar sobre ese principal desafío de nuestra era que nos viene ganando en el campo y ante el cual necesitamos revertir el resultado.
Para cerrar, solo quiero compartir las palabras finales del discurso de Petro que sintetizan muchas de las crisis multiplicadas que vivimos y que tienen un centro común.
"¿Para qué la guerra si lo que necesitamos es salvar la especie humana? ¿Para qué sirve la OTAN y los imperios, si lo que viene es el fin de la inteligencia? (...) Solo en paz podremos salvar la vida en esta nuestra tierra. No hay paz total, sin justicia social, económica y ambiental. Estamos en guerra, también, con el planeta. Sin paz con el planeta, no habrá paz entre las naciones. Sin justicia social, no hay paz social"
Gustavo Petro, presidente de Colombia
Hasta el próximo viernes,
Tais