¿Qué consecuencias a largo plazo tendrá la crisis global provocada por la pandemia del coronavirus? Nadie lo sabe. Sin embargo, La disciplina del “diseño de futuros” se dedica, justamente, a imaginar escenario posibles, proyectando las tendencias y latencias que se pueden observar en ámbitos tan diversos como la demografía, la ciencia o la medicina. Pero, ¿cómo impacta una crisis que afecta en todos los órdenes a tres cuartas partes de la humanidad?
Si los futuristas utilizan como principal herramienta estratégica la construcción de escenarios, los editores, en cambio, podemos imaginar qué libros se podrían escribir a partir de esos posibles escenarios futuros.
Van aquí, entonces, cuatro ideas de libros que, tal vez, puedan escribirse en un futuro próximo. Como verán, todas las proyecciones son “optimistas”: es la limitación —y la ventaja— que tenemos los optimistas patológicos.
01
Un capitalismo transformado
La economía mundial está sufriendo movimientos tectónicos cuyas consecuencias nadie se anima a aventurar. Los economistas predicen desde el quiebre de muchas compañías aéreas, hasta la imposible recuperación del mercado financiero global tal como lo conocimos. Sabemos lo que pasa cuando una industria se ve afectada por un evento global (la industria de la energía y el precio del petróleo, por ejemplo) pero no sabemos lo que puede ocurrir si todo el sistema comercial y financiero global se ve alterado por un shock prolongado. Tal vez la crisis del coronavirus dura sólo unos pocos meses, y luego las fuerzas del sistema económico mundial reconstruyen el antiguo orden en otros tantos. Tal vez no. Si no es el caso: ¿se refundarán algunas de las verdades del capitalismo global, tal como vienen reclamando economistas como Mariana Mazzucato o Branko Milanovic?. En ese caso, nuestro autor hipotético, Joseph Dobric, podría escribir este libro:
02
Una digitalización acelerada
Imaginemos que la cuarentena forzada de más de 2.000 millones de personas en el mundo se prolonga en el tiempo. Hoy son unas 1.000 millones, pero no sabemos si el número puede crecer. Imaginemos además que dos sistemas globales (la educación y el trabajo de oficina) se ven obligados a digitalizarse de manera extrema. Según datos de Unicef, hoy el 50% de los alumnos de todo el mundo no están asistiendo a clase. Son 1.000 millones de alumnos. Imaginemos que con los meses docentes y alumnos se adaptan, y con el tiempo esta digitalización da mejores resultados que la anterior “cultura presencial”. Imaginemos además que la ciencia y la tecnología encuentran el modo en que los teléfonos móviles fueran parte de la solución, por ejemplo, acelerando los test de diagnóstico, como intenta este proyecto argentino. En este escenario, nuestro autor podría escribir este libro:
03
Un nuevo comienzo
Imaginemos todo lo anterior, pero además que la transformación en la que estamos entrando termina de dirimir otras transiciones: la guerra entre Hollywood y las plataformas de entretenimiento online, a favor de las segundas, o la tendencia al turismo y consumo responsables. Imaginemos además que la cuarentena obligada produce un cambio de hábito global en las relaciones familiares, o que el nuevo protocolo de distanciamiento social reescribe el modo en que nos conocemos, nos enamoramos y formamos pareja. En ese caso, Dobric podría escribir el siguiente libro:
04
Un mundo nuevo
Imaginemos todo lo anterior, y sumémosle algo así como “un cambio de conciencia global”. Yo no sabría definirlo, pero tal vez una guerra global (como definieron a este momento Emmanuel Macron, Angela Merkel y Donald Trump, entre otros) contra un virus de estas características tal vez impulsen otros cambios. Tal vez líderes y sociedades experimenten una transformación que acelere algunas de las latencias sociales en términos de derechos y libertades. En ese caso, nuestro autor podría escribir el siguiente libro:
O tal vez no.
Tal vez esta dolorosa pesadilla pase en algunos meses, y luego del duelo los resortes del sistema global respondan con velocidad para volver a sus anteriores posiciones, de modo que en largos meses o pocos años el Covid-19 sólo será un pésimo recuerdo, una prueba superada, una piedra que supimos remover del camino.
Si eso ocurre, creo que habremos perdido una enorme oportunidad.
PD2: Joseph Dobric es un nombre de fantasía, y es también mi alter ego, ya que está compuesto por mi segundo nombre y el apellido de mi madre.