Si hay algo que le apasiona a Brian Muñoz, fotógrado nacido y criado en el norte neuquino, es explorar la belleza agreste de su tierra con sus amigos. Faltará asfalto en los caminos, pero sobra naturaleza pura en esos paisajes que combinan montañas nevadas, arroyos de deshielo que dan vida a los ríos que bajan a los valles, el volcán Domuyo como un inmenso faro de la Patagonia, cóndores que sobrevuelan y pumas que acechan sigilosos a sus presas, las ovejas y las chivas de los crianceros. Así que allá iba Brian el domingo 7 de mayo con Mario Calfulen, Gonzalo Correa y Belén Parada, felices de aventurarse en los 2800 metros del cerro Flores, ese que se muestra como un gigante blanco desde Manzano Amargo y sus álamos que empiezan a virar del verde al ocre a orillas de las aguas cristalinas del río Neuquén y sus truchas que atraen a los pescadores.
Si es lindo contemplar el cerro desde ese encantador pueblito de cerca de mil habitantes, ver la cordillera desde lo alto del cerro Flores es impactante. «Allá arriba es espectacular la vista», dice Brian. Y la describe así: «Podés ver el Techo de la Patagonia, los 4709 metros del Domuyo. Y otro volcán como el Tromen, los nevados del Chillán, el cerro Frutillar donde vamos a esquiar, todo es hermoso. ¿Qué se siente allá arriba? Esa libertad y esa inmensidad de donde vivimos».
De Manzano Amargo al cerro Flores
El punto de partida fue Manzano Amargo, bien arriba y al oeste del mapa, 528 km al norte de la capital de Neuquén. Salieron a las 7.30 en camioneta hasta el paraje Pichi Neuquén, a 16 km, el último poblado por que el que pasa la espectacular ruta 54 antes de internarse en la cordillera entre los puestos de veranada de los arrieros y el río Neuquén, que nace unos 50 kms más arriba como un hilito de agua que cae entre las piedras y suma a su paso otros arroyitos y ríos para dar vida a las chacras muchos kms después, gracias al Dique Ballester y el Canal Principal de Riego.
La mañana del día en que otro hijo del norte neuquino nacido en Andacollo como Darío Herrera se aprestaba a dirigir un superclásico caliente en Buenos Aires, Brian, Mario, Belén y Gonzalo estacionaron en Pichi Neuquén, cargaron las mochilas y enfilaron para el cerro Flores. Hacía frío, pero había pocas nubes dispersas y el sol empezaría a entibiarlos pronto.
Los esperaba un recorrido hacia la cumbre de tres horas 30 minuto a buen ritmo. A medida que pasaban por los puestos de los crianceros saludaban y avisaban que harían el ascenso a la cumbre.
Son seis los arrieros que tienen la invernada en esos pagos, en el tiempo de de las preñaciones y el nacimiento de las crías en la primavera con las que se reinicia el ciclo que continuará en las veranadas para que se hagan fuertes con las pasturas altas y las aguas de deshielo.
El más conocido en la zona es don Julio Vázquez, a quien años atrás el puma le mató más de 60 corderos una madrugada.
«Ahora ya empiezan a bajar de la montaña a la costa, ya hubo ataques de pumas», cuenta Brian.
A mitad de camino, los cuatro amigos vieron los primeros cóndores que los sobrevolarían mientras subían y se abría un horizonte de laderas pintas de blanco tras las ultimas nevadas.
¿Cuál es el nivel de dificultad de este ascenso? «Media, hay partes empinadas y con acarreo dónde hay que ser más técnico, pero en general, cualquier persona que haga actividad puede subir sin problemas«, explica Brian, que como Mario vive en Manzano Amargo. Gonzalo y Belén, llegaron desde Las Ovejas, a unos 40 kms.
Rumbo a la cumbre entre cóndores y zorros grises
A medida que ascendían, disfrutaban de los colores de los pinos y los álamos en otoño que contrastaban con el blanco de las laderas y se cruzaban con algún zorro gris, mientras pensaban qué otras cumbres podían hacer antes de las grandes nevadas.
También compartían anécdotas de los ascensos que hizo cada uno, de los mejores piques de truchas, de los paraísos que exploraban en los alrededores de Manzano Amargo. Brian y Mario impulsan su proyecto de escuela de esquí y suelen ingeniarselas para tirarse tirarse sin medios de elevación: dejan la camioneta en un punto algo y se deslizan o trepan y bajan hasta el cansancio un callejón sobre la ruta 54. Así es el norte neuquino, faltarán caminos y medios, pero hay exceso de naturaleza y ganas. Allá arriba, antes de bajar, miraron todas esas maravillas que los rodeaban y se prometieron seguir explorándolas.
Como dice Brian: «Nos gusta la aventura, nos gusta el norte neuquino, esa naturaleza imponente que nos rodea en los cerros cercanos. Es muy lindo poder subirlos y observar ese horizonte espectacular lleno de relieves y colores».
Cómo llegar a Manzano Amargo
¿Cómo llegar? Si tomamos como referencia Neuquén capital, hay que ir por la ruta nacional 22 hasta Zapala, empalmar con la mítica ruta nacional 40 hasta Chos Malal (podés cargar combustible) y ahí tomar la espectacular ruta provincial 43, pasar por Andacollo (también podés cargar combustible), Villa Nahueve y Las Ovejas, donde termina el asfalto. Seguís por el ripio (con precaución por los serruchos) y unos 18 km más adelante, cuando la 43 dobla a la derecha hacia Varvarco, nace la también asombrosa Ruta 54. Son 21 km más hasta Manzano Amargo.
Unos 5 km después de esa bifurcación cruzás un puente sobre un arroyo (buen lugar para hacer unas fotos del volcán Domuyo) y desde ahí vas bordeando el río en un camino encajonado entre paredones y rocas, donde están las condoreras. Es tan lindo que te va a dar ganas de parar a cara rato a contemplar el paisaje en silencio y sorprendente con el vuelo de los cóndores. También es el hábitat de otras aves de monte y las acuáticas. Este tramo es uno de los lugares preferidos de los pescadores durante la temporada.
En Manzano Amargo vas a encontrar cuatro despensas abiertas, wifi, señal de celular y cabañas desde unos 10.000 pesos.
Más información. Turismo de Manzano Amargo: +54 9 2942 68-1061
Podés seguir las aventuras de Brian y sus amigos en instagram.com/brian_munoz11/
Este contenido fue originalmente publicado en RÍO NEGRO y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN