La incertidumbre preelectoral, los desmanejos fiscales y monetarios de Sergio Massa y las irresponsables declaraciones de Javier Milei han provocado una corrida cambiaria en Argentina, que ya lleva varios días, con la consecuente suba de los dólares paralelos, principalmente del dólar blue.
La pronunciada caída en el stock de plazos fijos y la simultánea devaluación del peso han despertado dudas acerca de si estamos atravesando una corrida cambiaria o una corrida bancaria. A continuación brindamos algunas precisiones.
Qué es una corrida cambiaria
Una corrida cambiaria tiene lugar cuando, a raíz a de una crisis de balanza de pagos y/o de expectativas, los agentes económicos incrementan fuerte y masivamente la demanda de una moneda extranjera, que suele ser el dólar, ya que es la moneda de referencia internacional. Por debajo de este fenómeno subyace una caída en la demanda de dinero (de pesos, en nuestro caso).
Las primeras crisis cambiarias del Gobierno de Macri acontecieron debido a una brusca reversión del flujo de capitales (episodio también llamado «sudden stop«). En otras palabras, hubo una fuerte fuga de divisas favorecida por un régimen de desregulación financiera
Una corrida cambiaria sucede a raíz a de una crisis de balanza de pagos y/o de expectativas.
Los resultantes incrementos de la demanda de dólares provocaron fuertes devaluaciones del peso argentino. Debido a que en aquellos meses no regían controles de cambios, el tipo de cambio que ajustaba era el oficial.
La corrida cambiaria que acontece en este momento es diferente. Primero, porque hay un cepo muy rígido, un tipo de cambio oficial fijo y dólares financieros intervenidos. Por tanto, la cotización que más fielmente refleja la crisis es la del dólar blue, que se vende a más de $1.000.
La cotización del dólar que más fielmente refleja la crisis es el dólar blue.
La segunda diferencia es hay un fuerte componente de expectativas. Tasas de inflación que corren a más del 10% mensual, el programa expansivo y electoralista de Sergio Massa que inyecta liquidez en el mercado, y un escenario preelectoral signado por la incertidumbre y la irrupción y crecimiento de Javier Milei y sus disruptivas propuestas económicas, configuran un cóctel explosivo.
Esta crisis de confianza lleva a los agentes económicos a desarmar posiciones en pesos para dolarizar sus carteras. El stock de plazos fijos cae a la par de la suba del dólar blue. Se trata de una conducta masiva, y a ello se debe la depreciación del peso en el segmento informal y en el bursátil.
El stock de plazos fijos cae a la par de la suba del precio del dólar blue.
Qué es una corrida bancaria
Una corrida bancaria se da cuando, debido a una crisis de confianza, los agentes económicos acuden masivamente a retirar sus depósitos de los bancos, comprometiendo la liquidez de estos y la sostenibilidad del sistema financiero en su conjunto.
Las entidades bancarias están siempre imposibilitadas de devolver los ahorros en un mismo momento a todos sus clientes. Esto se debe a que solo una reducida porción de los depósitos permanecen líquidos en los bancos (los llamados encajes), pues la mayor parte es prestada o invertida para obtener una rentabilidad por diferencia entre tasas de interés activas y tasas de interés pasivas. Por ello una corrida bancaria puede llevar al colapso del sistema bancario, lo cual ha sucedido en repetidas ocasiones en varios países.
Solo una pequeña porción de los depósitos de los ahorristas permanecen líquidos en los bancos.
El caso más recordado en nuestro país fue el que tuvo lugar a comienzos de la década de los 2000, cuando los ahorristas concurrieron en masa a los bancos para retirar sus depósitos en dólares. El desenlace fue traumatizante: el tristemente célebre «corralito» y la posterior pesificación de los depósitos.
Una corrida cambiaria no necesariamente desencadena una corrida bancaria. Los agentes económicos pueden masivamente cambiar sus pesos por dólares, pero permanecer dentro del sistema bancario. Eso sucedió en 2018 y 2019. Sin embargo, en este momento el rígido cepo dificulta que muchos actores que desarman sus plazos fijos u otros instrumentos en pesos puedan cambiarlos por dólares dentro del sistema financiero formal, lo cual constituye un elemento de riesgo adicional.
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