¡Hola, bon vivant! Empecemos de cero: mi nombre es Delfina y soy adicta al flat white. Por eso, porque soy una tomadora de café muy lejos de estar en vías de recuperación, voy a contarte sobre los lugares a los que me dirijo si ando en busca de la taza perfecta. Además, librerías que te van a enamorar para siempre: nuevas, viejas, conocidas, extrañas. Y si vas a agarrar la ruta en estos días, te paso cinco discos que son la compañía perfecta.
CHILLAX es una navaja suiza para quienes creen que el tiempo libre puede ser una forma de arte. Si querés mandarme sugerencias, pensamientos, comentarios, contarme confidencias, te leo en [email protected].
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CRÓNICAS DE UNA ADICTA A LA CAFEÍNA
- Cuadra: Mientras escribo esto, el tren pasa a sólo unos metros, los perros juguetean en la calle y un par de hipsters hacen fila para pedir su espresso. Estoy en mi lugar de escape cotidiano en Núñez, adonde me mudé hace apenas un mes. No exagero si digo que es el mejor café del barrio por afano. Cuadra debería llamarse Esquina porque es eso, un happening en la intersección de O'Higgins y Campos Salles, una vidriera, un par de sillas modestas y no mucho más. La violencia de Buenos Aires desaparece por arte de magia: ¿estoy en una ciudad del interior? ¿es la hora de la siesta? Recomiendo con fervor el chipá recién salido del horno; mi novio, que es brasilero, dice que compite con el pão de queijo de su país.
- Café Registrado: Si estás buscando un lugar decente para trabajar con la computadora (y principalmente un lugar donde nadie te mire con mala onda porque te tomaste un café y ya estás hace varias horas), puede que esta sea tu mejor opción. Está ubicado en una zona copada de Palermo Hollywood (dato Billiken: a Charly García no le gustaba llamar así al barrio, creía que era muy pro yanqui, prefería decirle Palermo Bagdad). A veces llegan al boliche grupos ruidosos que se juntan a hacer reuniones, así que llevá tus auriculares.
- The Shelter: Hay dos sillones de cuero y una mesita contra la ventana que son una delicia. Mi táctica: Si al llegar veo que están ocupados, voy a otra mesa y espío cada dos minutos por encima de mi computadora hacia la mesa, para atacar con rapidez cuando se libere. La yarará de The Shelter. Cumplida mi primera misión, paso a la segunda fase: pedirme un flat white con leche de almendras. La música está bastante buena. Si además está lloviendo, y podés ver a la calle Arroyo encendida por el chisporroteo de las gotas, sabé que en ese momento sos la persona más afortunada del mundo.
- Lattente: Cuando en Buenos Aires todavía no se vivía la fiebre por el café de especialidad, cuando no sabíamos qué significaba la palabra “barista” y la única opción era tomar un cortado jarrito con sabor a franquicia, un lugar nacía para dar esperanza a la población: Lattente, una puertita de la calle Thames adonde hasta el día de hoy no hay wi fi.
- Cuervo Café: Siempre que ando por Palermo y tengo veinte minutos libres, voy a Cuervo. Además de las miles de variedades 100% arabica que podés probar, es un buen lugar para conocer música nueva, especialmente si te gusta el indie. El otro día le pregunté a la cajera de quién era el temazo que estaba sonando, y me apuntó a un chabón que estaba tomando su latte en la mesita afuera.
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5 DISCOS PARA UN VIAJE RUTERO
- Perez – 17 Canciones para Autopista: Arranquemos con este disco de una de las mejores bandas de La Plata, y no, no estoy hablando de El Mató, sino de Perez. Ya perdí la cuenta de cuantas veces puse 17 canciones para autopista en viajes por la ruta. Hay discos que se escuchan mejor sobre cuatro ruedas, en movimiento. Este es uno de ellos: es como si el ruido del viento y de las llantas en el asfalto fuesen elementos que se suman a la producción de las canciones. Hacé la prueba y después me contás que tal el viaje.
- Destroyer – Kaputt: Escuchar un disco es mucho más barato que un pasaje de avión o que un tanque de nafta y a veces puede ofrecer el mismo efecto. En enero, durante un día lluvioso en Mar de Plata, me senté en la arena y le di play a Kaputt de Destroyer. Cerrar los ojos fue teletransportarse a las calles de Soho, en Nueva York; crucé Canal Street en dirección al barrio chino mientras en mis auriculares sonaba “Chinatown”.
- The War on Drugs – Lost In The Dream: Puedo escucharlo en la cama, en el baño y corriendo sobre una cinta en el gimnasio, pero donde mejor suena este disco es en los altoparlantes de mi auto Volkswagen Gol del año del pepe. Una vez, durante un viaje larguísimo, agarré un camino donde no había 3G (momento crítico si los hay). En mi celular solo tenía descargado este disco. Creo que lo escuché más de cinco veces seguidas. Podría haberlo escuchado una sexta vez sin cansarme.
- Jaime Sin Tierra – ...Lo que va Encandilar es el Día: Hay viajes que se hacen despacito, sin apuro. Para esos días en los que no hay prisa para llegar a ninguna parte, el disco clásico de Jaime Sin Tierra acompaña bien. Imaginate un día medio gris, con llovizna, 18 grados... podés bajar los vidrios y disfrutar del paisaje. Te confieso algo: me gusta tener el velocímetro de mi auto marcando 80 cuando escucho el tema “Ruta a 80”. Si eso no es TOC, querido lector, nada lo es.
- The Doors – L.A. Woman: “Algún día voy a hacer un viaje por el desierto en un descapotable, con L.A. Woman al palo”. Lo dijo uno de mis mejores amigos, y como buen salvaje que es, estoy segura de que va a cumplir esa escena de peli para sí mismo. Lo respeto. Hay planes que hay que hacer, o reventar. Por alguna razón, la idea del descapotable en el desierto me hizo acordar a un videoclip de Lana Del Rey que me enloquece, “Ride”, en el que se la ve durmiendo en moteles con tipos barbudos, cantando en bares de mala muerte y andando en moto junto a una manada de Hells Angels, a mitad de camino entre el sueño americano y la decadencia absoluta.
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LOS OTROS PULMONES DE BUENOS AIRES
- Libros Ref: A esta librería no solamente voy por los libros… voy también por el olor. El aroma tan característico del lugar queda impregnado en los libros que salen de ahí. No es mi imaginación: la ultima vez que estuve en el lugar, el dueño me contó que el olor se volvió tan famoso que se vieron obligados a poner a la venta frascos de ese perfume. “Ojalá esto no se transforme en una perfumería”, me dijo riéndose.
- Eterna Cadencia: Apenas salís de Libros Ref, que está sobre la calle Honduras, caminá algunas cuadras, cruzá Juan B. Justo y voilá, otra hermosa librería. Eterna Cadencia es una de las más hermosas de la ciudad. Bonus track: tiene un café-restaurant con una terraza que te hace suspirar de felicidad.
- Libros del Pasaje: El crujir del piso de madera hace que uno camine despacito y sin apuro entre las mesitas de la sección “novedades”. Si a simple vista no encontrás lo que estás buscando, podés subir a los estantes más altos usando una escalerita rodante. Todavía no me animé porque tengo miedo a las alturas. Quizás la próxima vez.
- Borges 1975: El sábado pasado fui a un recital de jazz en este espacio cultural, y al terminar, me quedé pululando por su librería. Es muy loca la experiencia de comprar libros, cocktail en mano, después de haber escuchado un saxo tenor interpretando standards en el aire nocturno. Por estas cosas es que Buenos Aires anida en el cuerpo y no se va más.
- Falena: Estoy hace semanas ansiando conocer esta librería, y todavía no encontré el momento preciso. Muchos dicen que es “el lugar” para conocer si, como yo, adorás a la santísima trinidad de la literatura, el café y el buen vino (¡bingo!). La casa tiene un horario de apertura muy acotado y potencialmente incómodo: abre sólo de lunes a viernes, de 15:00 a 19:00.
El ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización.
-Bertrand Russell.
¡Fin!
Delfina