Crisis y catarsis: la caza de ofertas reúne en Facebook a una comunidad de 50 mil consumidores- RED/ACCIÓN

Crisis y catarsis: la caza de ofertas reúne en Facebook a una comunidad de 50 mil consumidores

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

“Gratarola, truquitos y ratoneadas con estilo” es un grupo de Facebook donde se comparten datos sobre productos baratos. Es el más popular de esa red social, pero no el único.

Crisis y catarsis: la caza de ofertas reúne en Facebook a una comunidad de 50 mil consumidores

Ilustración Pablo Domrose

“Buen día ratigrupo: ¿qué marca de manteca usan que sea comible?”. “Ratoneada de menú: todos sabemos que la comida cada vez está más cara. Una opción, si les gusta el hígado, es hacer milanesas. Es súper rendidor y muchísimo más barato que comprar de carne o pollo”. “Laurel gratis. Mi vecino podó el árbol. Se secan las hojas y se guardan para cocinar (Av. Eva Perón entre Pasco y Nazca)”. “Sabemos lo caro que está todo y tenemos que acudir a nuestra sabiduría ratonil, así que hice leche en polvo en una botella”. “¿Querés rico olor en tu casa pero los hornillos están carísimos? Buscá una lata y te armás un rati-hornillo”.

Los posteos de un solo día parecen no tener fin.

El grupo de Facebook "Gratarola, truquitos y ratoneadas con estilo" fue creado en 2017 como un espacio para compartir ofertas, descuentos y diferentes estrategias para estirar el presupuesto y ayudar a atravesar la crisis económica. A mediados de 2018 tenía más de 26 mil miembros. Hoy tiene más de 50.000 y sigue aumentando su caudal: casi 100 personas se unieron solo entre el 25 y el 28 de este mes.

“La idea se le ocurrió a Natalia Cuello, dentro del grupo 'Basureros con estilo'. Surgió como un chiste y ella lo creó. Pero a principios de 2018 se retiró y yo me quedé a cargo”, dice Javier Marini, administrador del grupo. Asegura que desde que nació este espacio “siempre tuvo ingresos constantes” pero después de hacerse visible con notas en la prensa empezó a recibir más solicitudes.

“La mayoría de los post son espejo de la realidad económica que se está viviendo: muestran el ahorro extremo o el intento de llegar a fin de mes”, dice en un contexto en el que el empleo en la Argentina cae desde marzo del año pasado y actualmente a un ritmo de 21 mil puestos de trabajo menos por mes, de acuerdo a cifras del Ministerio de Producción y Trabajo.

Javier tiene 27 años. Comenzó a asesorar a Natalia Cuello cuando ella creó el grupo para optimizarlo y que pudiera ayudar más a sus miembros. Ella también lideraba otros grupos de la red social que le demandaban atención y decidió dejárselo a él. Hoy lo dirige junto a Jéssica Pereyra Gamberg (28), que cumple el rol de moderadora.

“Los posts son los que cuentan la situación. Son muchos: memes que tienen que ver con no poder pagar ciertos servicios, algunos pidiendo ayuda y todo lo referido a lo que estamos viviendo. Se pregunta dónde se consiguen mejores precios, se dan tips de marcas que fueron más exitosas que otras, se buscan las tres b: bueno, bonito y barato. Se comparten las ofertas que la gente va encontrando. Todo lo que sirva para ayudar a los demás”, señala Jéssica.

Algunas publicaciones y consejos están más en sintonía con el aumento de pobreza (hoy alcanza al 32% de la población, según el Indec) y apuntan a conseguir al mejor precio posible productos esenciales, como fideos, arroz o lácteos.

“Lo mejor que tiene es la solidaridad -dice Pamela Kaiser, integrante del grupo desde hace tres o cuatro meses-. Todo el tiempo es bancar al otro, ayudar al otro. Y si bien es un grupo que no está politizado, no responde a ningún partido, todos nos estamos acompañando para enfrentar esta crisis que está atravesando el país. Es un grupo que está dando la información al minuto para el que la esté necesitando. He visto publicaciones que dicen: ‘chicos, se me manchó la remera con aceite. Está caro el Vanish, ¿cómo lo afrontamos?’. Entonces alguien dice: ‘podés ponerle bicarbonato con limón’. Y después leés los comentarios y es efectivo. Y decís: qué nos están vendiendo, porque no es solo la crisis, sino también el consumo”.

Gratarola, truquitos y ratoneadas con estilo no es el único en su especie. En el último tiempo se multiplicaron los grupos que comparten información útil sobre cómo sobrellevar los años de vacas flacas y no morir en el intento. Algunos, más antiguos, nacieron con un objetivo y se fueron transformando.

Basureros con estilo, por ejemplo, fue creado a fines de 2014 “para compartir fotos de aquello que encontramos en la basura y que rescatamos porque aún sirve y es útil”. En su manifiesto declaran: “Creemos que el consumo en exceso solo trae problemas y que reusar, reutilizar o dar nueva función a un objeto que puede ser recuperado es una manera de mejorar el mundo y divertirnos intentándolo”. Su función era combatir el consumismo extremo, reciclar, crear algo nuevo a partir de algo viejo. Hoy postean lo que se encuentra en la basura para que otro pueda usarlo para sobrevivir.

“En ‘Basureros con estilo’ la gente no solo pone lo que va encontrando al lado de los contenedores, se avisa también otras cosas. Por ejemplo: si yo voy arriba de un colectivo y veo que hay una cama con colchón en calle Santa Fe y Laprida, saco una foto desde ahí, la posteo y pongo: ‘Santa Fe y Laprida’. Y el que esté cerca y lo necesite lo va a ir a buscar”, cuenta Kaiser, que también es usuaria de ese grupo, y de varios más.

Basureros con estilo tiene 20 mil miembros. 427 se sumaron en los últimos 30 días. Este grupo también tiene sus derivados inclusivos: Basureras con estilo (609 participantes), creado en enero de 2018 y Basurerxs con estilo (499 participantes), que también nació en enero de 2018.

Cada uno de estos grupos tiene su propio lenguaje. Sus propias reglas. En Gratarola, truquitos y ratoneadas la mayoría de los posteos usan la palabra rata o sus derivados como apelativo o como prefijo: “ratiamigo, ratihijos, ratimarido”, a esto le suelen agregar el emoji del roedor.

Los feligreses de esta comunidad en crecimiento también tienen un templo. Así llaman al supermercado Día -afamado por sus precios bajos, 2x1 y descuentos-, al cual rebautizaron como esas deidades que no deben ser nombradas en vano. En Basureros con estilo prohíben fotos controvertidas, posteos con hallazgos de “alimentos, mascotas, plantas, dinero, celulares, porquerías sin utilidad”. En Basurerxs con estilo se debe usar lenguaje inclusivo y “no se aceptan hombres cis”. Por si no se está familiarizado con el término, aclaran: “Cisgénero = persona que se identifica con el género que le asignaron al nacer”. El incumplimiento de las normas, en todos los casos, se paga con sanciones: eliminación de la publicación, silenciamiento, destierro, bloqueo para que ya no regreses nunca.

Pamela Kaiser integra y consulta más de 40 grupos de Facebook que buscan compartir gastos, economizar, rescatar objetos rotos o en desuso, echar una mano para mitigar los efectos de la crisis.

“Siempre tengo en cuenta si a mi alrededor alguien se está mudando y necesita algo, ropa, un mueble. Si algún amigo está desempleado. Por ejemplo estoy en un grupo que se llama Hay ganga, donde se comparten cosas baratas de compraventa. Después hay otro que se llama Hay changa, ahí salen todo el tiempo pedidos de gente que busca trabajo, a mí me gusta estar ahí, tenerlo en cuenta. Siempre hay alguien que necesita de esa información”, dice.

Entre otros grupos de los que participa, menciona Gratiferia, (“para ver si puedo colaborar con algo: ropa, comida”); Club del trueque, que tienen puntos de encuentro en diferentes barrios; y grupos de viajes como Grativiajes, donde se comparten gastos y transportes.

“Otro que está muy bueno se llama Kiosqueros en la red -cuenta Pamela-, es un grupo de kiosqueros que van publicando todo el tiempo cómo viene la suba de precios. A mí, que soy fumadora, me sirve porque sé cuándo va a aumentar el cigarrillo o alguna bebida. Son datos útiles. Después hay otro que se llama Gratimorfi: si vos cocinaste y te queda un plato de comida o algo que tenés en la heladera y querés donar, lo publicás, coordinás y pasa alguien a buscarlo. Todos estos grupos se abrieron para afrontar este cambio social en declive. Emociona ver a gente que no se conoce preocupándose por el otro. Creo que ese es el contrato social que se está planteando”.   

En los grupos no solo se comparten promociones u ofertas de productos de primera necesidad si no también eventos culturales gratuitos o económicos, entradas al teatro, 2x1 para ir al cine.

Estos espacios donde los ciudadanos se ayudan entre sí son solo un paliativos a una situación -cada vez más- compleja. Son muestras de solidaridad, de acompañamiento, de compañerismo en las malas. Claro: no alcanza. Todavía no se conoce grupo alguno que haya podido acabar con el hambre.  

Mientras la pobreza y los precios suban y los sueldos y el empleo bajen, quienes tengan acceso a una computadora o celular con Internet seguirán remando por las redes para saber en qué supermercado se consiguen los productos a mejor precio; cuáles son las marcas más baratas que no son perjudiciales para la salud; cuándo hay “feria de ropa, libros y objetos por $50”. También para obtener cupones de descuentos; encuestas que responder a cambio de canastas de comida; códigos que dan crédito en servicios; recetas para hacer “guiso con lo que hay en casa”, fórmulas para fabricar productos al mejor estilo hágalo usted mismo, usted misma; “cortes de pelo por un juguete”.

Jéssica Pereyra Gamberg dice que el martes vio un posteo sobre trueque. Que “el tema del trueque da esperanza y tristeza”. Que “está bueno desde el lado de hacer circular las cosas, darles otra oportunidad”. Que “desde el lado anticonsumista suma puntos”. Que “es algo que daría alegría si ese fuese el motivo real”.