COP27: ¿tendrá la adaptación al cambio climático la importancia que se merece? - RED/ACCIÓN

COP27: ¿tendrá la adaptación al cambio climático la importancia que se merece?

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En vísperas de la conferencia climática, analizamos qué debería trabajarse sobre un tema algo olvidado: la adaptación a los impactos ya presentes del cambio climático.

COP27: ¿tendrá la adaptación al cambio climático la importancia que se merece?

Fotos: OCHA/ Siegfried modola; Turkish Red Crescent; IFrC/ Aurélie marrier d’unienville | Intervención: Victoria Guyot

El tema históricamente más relegado por la política climática se pondrá nuevamente sobre la mesa de las negociaciones en la voz de quienes más están sufriendo los impactos del cambio climático. Aquí analizamos de dónde venimos y qué debería trabajarse en la conferencia en Egipto.

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Fotos: OCHA/ Siegfried modola; Turkish Red Crescent; IFrC/ Aurélie marrier d’unienville | Intervención: Victoria Guyot

Si continuamos sin reducir ambiciosamente las emisiones, los impactos del cambio climático estarán cada vez más presentes entre nosotros y nos tendremos que adaptar cada vez más a ellos, y no nos estamos adaptando correcta ni eficientemente. Siempre digo que si el cambio climático requiriera solo un cambio, ya lo hubiéramos resuelto. O, al menos, eso creo. Algo así como lo que ocurrió con el Protocolo de Montreal que supuso quitar determinados gases de ciertos productos y ello significó un impacto positivo para proteger la capa de ozono. El cambio climático no supone una acción, sino múltiples, desde distintos sectores, con todos los actores sobre la mesa. Y mientras no hacemos esas acciones —o no con la ambición necesaria— nos exige a la par otra acción compleja, mucho más compleja y múltiple a la vez: adaptarnos a sus impactos.

Históricamente la política climática le prestó mucha más atención a eso sobre lo cual conversamos la semana pasada: la mitigación, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El Protocolo de Kyoto fue un puntapié para empezar a conversar sobre la necesidad de ayudar a los países a adaptarse a los impactos del cambio climático. El Acuerdo de París tuvo como elemento histórico la búsqueda de dar un igual impulso de acción tanto a la mitigación como a la adaptación.

En la práctica, los países le dieron una relevancia dispar al tema. Y hay un por qué... sí, intereses.

¿Quiénes son los países que hoy se ven más impactados por el cambio climático? Los que menos contribuyen o menos han contribuido al problema. Los que, a la par, están en situaciones económicas críticas. Los que, conforme el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas, necesitan de ayuda para poder adaptarse. ¿Quiénes los deben ayudar? Por el mismo principio, los países más responsables del problema y, oh casualidad, son los países que menos están interesados en avanzar con ambición en las cuestiones que hacen a adaptación.

Adaptación es un tema sexy para los discursos y mostrarse solidarios con otros. En la práctica, es un tema relegado. En el terreno, las personas esperan políticas de adaptarse a sequías que ya destruyen sus cultivos, de prepararse a tormentas que ya los inundan. De nuevo, los tiempos de las negociaciones no son los tiempos del estado de crisis climática y ecológica en el que nos encontramos.

"La adaptación ganó terreno. La ciencia climática ayudó un montón a este propósito, así como centros que están trabajando más fuerte en adaptación y visibilizan con datos muy concretos ciertas realidades. La adaptación es cada vez más visible y relevante en términos políticos. Pero también sabemos con mucha más claridad que antes que toda esta adaptación incremental es insuficiente, que se encuentra con múltiples límites".

Esta es la radiografía que nos da Pilar Bueno Rubial, investigadora en CONICET y profesora en la Universidad Nacional de Rosario que actualmente se desempeña como subsecretaria de Cambio Climático y Transición Ecológica Justa en la Municipalidad de Rosario. Pilar es una de las mujeres que más ha seguido el tema de adaptación en las negociaciones climáticas. Y nos acompañará en esta edición para comprender un poquito más sobre este tema históricamente relegado, que necesita hoy mayor atención. Y acción.

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Negociaciones climáticas en la COP26 | Foto: UNFCCC

"Son temas menos sexys, pero igualmente importantes y que requieren toma de decisión". Pilar es contundente. Mientras los países desarrollados quieran imponer una agenda más enfocada en incrementar la ambición de los compromisos de reducción de emisiones, los países en desarrollo buscarán que la adaptación tenga un protagonismo mayor en la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP27, que se realizará en noviembre en Sharm El-Sheikh. Es algo que viene ocurriendo hace años. Pero que este año contará en la presidencia de Egipto, país africano, con un apoyo contundente para que el tema no pase desapercibido.

Mientras algunas naciones experimenten olas de calor más prologadas y con temperaturas más elevadas, mientras Pakistán se recupere de las dramáticas inundaciones, mientras el hemisferio norte se prepare para un crudo verano, ¿qué tenemos que esperar que se trabaje en Sharm en materia de adaptación? Muchas cosas, menos sexys para algunos, pero igualmente necesarias para todos.

  • Continuar con el programa de trabajo Glasgow-Sharm El-Sheikh. En la COP26, en noviembre pasado, se decidió este programa para avanzar en la implementación de los puntos del Acuerdo de París referidos a la adaptación, especialmente a la definición y los detalles de la Meta Global para Adaptación (que busca, en pocas palabras, impulsar la acción en la materia).
    Pilar nos cuenta que se trata de un programa de dos años que consistirá de cuatro talleres en 2022 y otros cuatro en 2023. Antes de la COP27, ya se habrán realizado tres de los correspondientes a este año y será en suelo egipcio donde se celebrará de forma presencial el cuarto.
    ¿El desafío? "Es un punto complejo de la agenda de esta COP. Claro que, al menos, está en la agenda. Pero, como se vio en las reuniones preparatorias de junio, este punto de la agenda podría no tener ninguna decisión contundente, bajo el pretexto de que tenemos que seguir trabajando el año que viene", explica Pilar. Y subraya: "Es peligroso que llevemos la toma de decisión al momento final. Sería propicio buscar una decisión técnica sobre el programa de trabajo que, al menos, vaya contemplando los puntos que ya se han trabajado".
    El desafío de decidir sobre el final es que esa decisión final no represente todo lo trabajado. La propuesta de Pilar es que ya desde ahora se puedan hacer definiciones sobre cómo se implementarán y evaluarán las acciones de adaptación, qué metodologías se utilizarán —¿será una métrica, un indicador o un conjunto de indicadores? ¿Serán indicadores cualitativos o cuantitativos'—. El escenario hoy está abierto y hay que empezar a dar definiciones, para que el agua no sigue tapándonos.
  • Observar el vínculo global-local. Algunos países aprovecharán el evento internacional para presentar sus planes nacionales de adaptación o sus estrategias de desarrollo a largo plazo. Es crucial ver cómo el compromiso global con la adaptación se va a implementar de forma real en los países conforme a sus necesidades y condiciones.
    En este punto, también será interesante el rol que otros actores —como el sector privado— puedan tener en una implementación más ambiciosa de la adaptación. Incluso para ver cómo pueden aportar al financiamiento necesario.
  • No perder de vista el vínculo de la adaptación con los otros temas. Como vimos en la edición anterior, el trabajo que se realice con el Global Stocktake como herramienta de balance y control de la implementación del acuerdo incluye también conocer cómo los países vienen trabajando con los compromisos de adaptación.
    Cuando se habla de financiamiento, también se habla de ese dinero que necesitan las medidas de adaptación. Es decir, no son temas individuales que se definen sin vínculo con otros. Están ahí, en contacto. Pero esa relación puede suponer el riesgo que la adaptación quede aún más relegada. Es un el tema está ahí, pero al mismo tiempo no está. Y para profundizar en esto voy a retomar esa que, les anticipé, sería la frase más repetida del año: Put the money on the table.

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"1.5° es vida", COP26 | Foto: UNFCCC

Sí, la negociación en adaptación es también una negociación por financiamiento. Y, por lo tanto y en línea con lo conversado la semana pasada, es una discusión para la COP27 de reconstrucción de confianza. Aunque con un plus: a diferencia de la reducción de emisiones, el reclamo por dinero para la adaptación se hace desde lugares que ya están expuestos a los impactos del cambio climático, que ya sufren sus consecuencias en carne propia. Se hace desde un llamado de desesperación de sufrir lo que, de no avanzar ambiciosamente en la acción, terminarán sufriendo todos.

Sobre financiamiento tenemos la ya conocida promesa incumplida de los 100.000 millones de dólares anuales que los países desarrollados movilizarían a los países en desarrollo. La idea es que el financiamiento climático a nivel global se distribuya de forma igualitaria para mitigación y adaptación, pero... adivinen: el poco dinero destinado a acción climática va más a mitigación que a adaptación. A mitad de este año, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) comunicó que, aun cuando la financiación para adaptación está en crecimiento, la mayor parte de la financiación climática en 2020 se destinó a los esfuerzos de mitigación del cambio climático.

El Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, reforzó en septiembre en Nueva York el pedido a los líderes para que dupliquen el apoyo a la adaptación de 20.000 a 40.000 millones de dólares al año para 2025. Y lo hizo con un argumento muy concreto: "La destrucción climática está ocurriendo ahora. La gente está sufriendo ahora". Claro que esa necesidad de duplicar el financiamiento para adaptación se da en todo este contexto de desconfianza en que aún no sabemos dónde están ni cuándo estarán los 100.000 millones de dólares anuales que debieran estar sobre la mesa desde 2020.

"El financiamiento para adaptación aparece en todos lados en las discusiones, en los subtítulos de debate de varios otros temas, en los discurso; pero a la hora de plantear que necesitamos construir puentes para tener conversaciones transversales sobre el financiamiento para adaptación para el corto, mediano y largo plazo, la toma de decisiones se vuelve más compleja", explica Pilar. Ella asegura que hay un común denominador de brecha de financiamiento en las discusiones, pero que ello, para colmo, es más complejo para una región como América Latina, "una región que salió de la pandemia con mayor desigualdad, mayor pobreza y más desvinculada de los ciclos internacionales de financiamiento, más tildada de países de renta media".

A toda esta discusión se sumará este año el reclamo por dinero específico para las pérdidas y los daños ocasionados por los impactos del cambio climático, allí cuando ya no nos pudimos/supimos/quisimos adaptar. En lo técnico se entiende perfecto la relación mitigación-adaptación-pérdidas y daños y sus consecuencias en cadena. En la práctica se ve como una competencia de recursos, como una pérdida de dinero en un espacio si se invierte en otro. En lo concreto que debiera guiar las negociaciones, la acción simultánea y complementaria entre mitigación y adaptación debiera ser la protagonista para romper con años de desigualdad, para responder a esos que hoy más están sufriendo los impactos de un problema al que menos contribuyeron.

En Glasgow se habló de duplicar el financiamiento para adaptación para 2025 conforme el valor de 2019. Uno de los elementos clave en la conversación es que no estamos viendo la hoja de ruta, es decir, cómo esto se realizaría. Muchos países donantes plantean que podrían incrementar ese apoyo a través de relaciones bilaterales. Para nosotros lo bilateral va por otro. Está muy bien que un Estado diga que va a apoyar a otro país o región dentro del proceso, pero otra cosa es el financiamiento para adaptación en el contexto de la Convención que tiene ciertas reglas de juego que se debatieron durante 20 años y que se tienen que cumplir. 

Pilar Bueno Rubial

Empecé esta edición diciendo que si continuamos sin reducir ambiciosamente las emisiones, los impactos del cambio climático estarán cada vez más presentes entre nosotros y nos tendremos que adaptar cada vez más a ellos, y no nos estamos adaptando correcta ni eficientemente. Y agrego: si continuamos sin adaptarnos correcta, eficiente e inclusivamente a los impactos del cambio climático, solo tendremos más pérdidas y más daños, y sobre eso profundizaremos en dos semanas.

La próxima hago una sutil pausa de la COP27 —pero no por ello con completa desconexión al tema— para poner foco en lo que ocurrirá en Buenos Aires en materia de ciudades y cambio climático.

¡Un saludo y buen fin de semana!

Tais

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