“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás es relaciones públicas”. Durante mis años en la profesión me topé varias veces con esta frase, y por mucho tiempo creí que las mejores historias —y las más necesarias— eran aquellas que revelaban transgresiones ocultas y que generaban indignación.
Aún más: consideraba que eran este tipo de historias las que mejor reflejaban las cualidades de un buen periodista: el escepticismo, la luz sobre los abusos del poder y del dinero.
Con esa base, hace cinco años por primera vez escuché hablar sobre “periodismo de soluciones” y la expresión me sonó casi a un oxímoron: estaba muy acostumbrado a entender el periodismo, sobre todo, como una forma de contar los problemas, lo que no funciona.
“El periodismo de soluciones investiga y explica, de manera crítica y lúcida, cómo las personas intentan resolver problemas ampliamente compartidos”, define la Solutions Journalism Network (SJN), una red que nuclea a periodistas de todo el mundo para promover este enfoque, y que hoy cumple 10 años (por eso celebra el #SolutionsJournalismDay).
Según la SJN, el periodismo de soluciones “permite contar toda la historia”. Esa parte de la historia —de individuos y organizaciones que aportan soluciones efectivas— no tiene por qué ser relaciones públicas ni son meramente “buenas noticias”: incluye investigación, rigor para tratar con datos, evidencias de que las iniciativas funcionan y el detalle de los desafíos o fallas a las que se enfrenta. Todos ingredientes forman parte de los contenidos de la sección Soluciones de RED/ACCIÓN.
Como cuenta esta nota, el periodismo de soluciones atrae a los lectores (algo clave en un tiempo en el que muchos evitan las noticias), promueve diálogos constructivos y empodera a las comunidades, promoviendo la participación ciudadana. Por eso también usamos este enfoque en nuestra campaña del mes.
Son varios los problemas que muchas sociedades compartimos y, por ende, es útil conocer qué está dando resultados y podría replicarse en otros contextos. Por eso contamos historias que van desde una aplicación que ayuda detectar incendios a un modelo que para fortalecer emocionalmente a pacientes con cáncer que se replica en 24 hospitales públicos argentinos.
O iniciativas que muestran cómo comunidades locales pueden desarrollarse económicamente, como la primera bodega de América Latina administrada por un pueblo originario. O cómo una asociación civil consiguió más de 500 millones de pesos para pymes y cooperativas con impacto social y ambiental positivo. O de una propuesta que da trabajo a personas con discapacidad y a la vez ayuda a personas mayores a capacitarse en tecnología. O cómo es el sistema que ayuda a simplificar trámites burocráticos…
Hoy la mayor parte de mi tarea como periodista está abocada a encontrar, escribir y editar este tipo de notas. Y me sorprende que, así como a veces nos abruma la cantidad de malas noticias, es enorme el número de iniciativas que las personas y organizaciones llevan adelante para resolverlas. Ninguna es una solución perfecta. Pero vale la pena contarlas. Eso también es periodismo. Hoy, más necesario que nunca.
