Contaminación lumínica: cómo el aumento de luces por la noche confunde a muchos insectos - RED/ACCIÓN

Contaminación lumínica: cómo el aumento de luces por la noche confunde a muchos insectos

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En un experimento, investigadores vieron que este grupo de animales pequeños apuntaba constantemente con sus espaldas hacia las luces, un comportamiento que los ayuda a mantener la orientación para volar. Pero el incremento de LED en las ciudades les dificulta conseguir alimento, los hace más detectables a los depredadores y propensos al agotamiento.

Contaminación lumínica: cómo el aumento de luces por la noche confunde a muchos insectos

Imagen de Freepik

Cada vez vemos menos estrellas en el cielo. De hecho, en 2016 un equipo de astrónomos informó que la Vía Láctea ya no era visible para un tercio de la humanidad. En paralelo, las ciudades están cada vez más blancas por la iluminación LED. Ambos fenómenos están muy relacionados, y sus efectos se están notando en el patrimonio cultural, en la salud y en la supervivencia de diversas especies.

Ahora, para examinar cómo impacta en la vida de los insectos, un equipo de investigadores del Imperial College de Londres, de la Universidad Internacional de Florida y otros desde el campo en Costa Rica realizaron un experimento: grabaron videos de alta velocidad de insectos alrededor de diferentes fuentes de luz para determinar con precisión las trayectorias de vuelo y las posturas corporales. La sorpresa fue que ninguno de sus patrones coincidían con los modelos de vuelo existentes y conocidos.

Allí vieron que la mayoría de estos pequeños animales apuntaban constantemente con sus espaldas hacia las luces, un comportamiento llamado respuesta a la luz dorsal. “En la naturaleza, suponiendo que desciende más luz del cielo que del suelo, esta respuesta ayuda a mantener a los insectos en la orientación adecuada para volar”, explica EarthSky.

Tal como precisaron los autores en el sitio especializado, mientras los animales más grandes pueden sentir la gravedad directamente con órganos sensoriales (los seres humanos, por ejemplo, tenemos el sistema vestibular del oído interno), los insectos sólo tienen pequeñas estructuras sensoriales.

En el estudio publicado en Nature explican que los animales voladores necesitan una forma fiable de determinar su orientación con respecto al mundo exterior, especialmente en relación a la gravedad. A lo largo de la historia evolutiva del vuelo de los insectos, la parte más brillante del campo visual ha sido el cielo y, por lo tanto, es un indicador sólido de en qué dirección está hacia arriba. Incluso de noche, especialmente en longitudes de onda cortas.

“Antes de la iluminación moderna, el cielo solía ser más brillante que el suelo, de día o de noche, por lo que proporcionaba una señal bastante fiable para un pequeño volador activo que esperaba mantener una orientación estable. Las luces artificiales que sabotean esta capacidad, al indicar a los insectos que vuelan en círculos, son relativamente recientes”, aseguraron y agregaron: “Incapaces de conseguir alimento, fácilmente detectables por los depredadores y propensos al agotamiento, muchos mueren antes de que llegue la mañana”.

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