El guanaco, el tiburón escalandrún, el delfín nariz de botella y el chorlito de Magallanes, especies presentes en la Argentina, fueron incorporados a la lista de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS) y especialistas locales lo destacaron como un «hito» para las iniciativas conservacionistas de estas especies.
Según los nuevos datos del Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente de Naciones Unidas, el 44% de las especies que figuran en el listado registran descensos de población y tres de cada cuatro especies están siendo afectadas por la pérdida del hábitat, la degradación y fragmentación.
La incorporación de las especies al listado de la CMS se dio en el marco de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres que se llevó a cabo entre el 12 y 17 de febrero en Uzbekistán y fue fruto de una iniciativa regional que incluyó a científicos y organizaciones de Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú, Chile, Uruguay y Brasil.
«El riesgo de extinción es cada vez mayor para las especies migratorias a nivel mundial, incluidas las que no figuran en las listas de la CMS«, explicó a Télam Ramiro Ovejero, investigador del Conicet y uno de los impulsores de la inclusión del guanaco.
Con la inclusión del guanaco a la lista de la CMS, Ovejero consideró que será posible fortalecer iniciativas de conservación fronteriza y recomendar pautas de manejo sustentable para la especie que habita a lo largo de la Cordillera de los Andes desde el altiplano hasta Tierra del Fuego.
En relación al guanaco, disminuyó el número de ejemplares en los últimos años, documentándose un retroceso de 93% en 20 años en el norte de la Patagonia, según datos de la organización civil WCS Argentina.
También se descubrió que en áreas sin alambrados y baja densidad de ganado, los guanacos son migratorios y habitan anualmente áreas de hasta 220.000 hectáreas.
Entre las principales amenazas para esta especie se cuenta «el deterioro de los pastizales a partir del uso ganadero por sobrepastoreo, junto con la la aridez creciente provocada por el cambio climático, que provoca una falta de alimentos para esta especie», y la cacería de ejemplares, detalló a Télam Andrés Novaro, director de Conservación Terrestre de WCS Argentina.
Los guanacos, además, padecen la problemática de los alambrados en la mayoría de los campos: «La migración necesita que los animales puedan desplazarse libremente de un lugar a otro cuando cambia la cantidad de alimento», a lo largo del año, sostuvo Novaro.
En tanto, Juan Martín Cuevas, coordinador de Conservación de Tiburones y Rayas de WCS Argentina, se refirió a la situación del tiburón escalandrún, otra especie migratoria representante de las costas argentinas que se encuentra en peligro crítico de extinción.
«Como todo tiburón de gran tamaño, el escalandrún es un predador tope del ecosistema marino, lo cual lo ubica arriba en la cadena alimenticia, que posee un rol clave en mantener el equilibrio entre diferentes niveles de la cadena alimenticia«, señaló el especialista.
Por la fuerte presión pesquera, su población global se redujo al 80% en siete décadas, y en el Atlántico sudoccidental se redujo al 90% en 40 años, consignó WCS Argentina.
La tercera especie incluida es el chorlito de Magallanes, un ave caratulada como «vulnerable» por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la que, se calcula, quedan alrededor de 500 ejemplares en la estepa patagónica austral, según datos de la asociación Ambiente Sur.
Entre las principales amenazas de esta especie se destaca «la pérdida de hábitat por urbanización o por impacto de actividades humanas, como el tránsito de vehículos o ganado en zona de nidificación, la sequía e implementación de proyectos de infraestructura que no tienen en cuenta el hábitat de esta y otras especies», explicó Germán Montero, director ejecutivo Ambiente Sur.
Finalmente, el delfín nariz de botella de Lahille, que en Argentina se encuentra desde las costas del sur de Buenos Aires hasta Chubut, experimenta un declive de su población en ambos márgenes del estuario del Río de la Plata a partir de la década de los 90′.
Esto se debe a problemáticas como la captura incidental en redes de pesca, contaminación química y acústica, y la destrucción de su habitat, enumeró Miguel Iñíguez, presidente de la Fundación Cethus, una de las organizaciones que impulsaron la incorporación de este delfín en los apéndices de la CMS.
Este contenido fue originalmente publicado en RÍO NEGRO y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.