Las personas en situación de encierro suelen contar con escasas opciones para desarrollar proyectos de vida ―para ellos y para su entorno― luego de recuperar su libertad. Entre los principales obstáculos que se encuentran aparecen la estigmatización social y las dificultades para conseguir empleo o bien desarrollar alternativas autogestionadas para obtener ingresos que se puedan sostener en el tiempo. Con el objetivo de revertir esta realidad, desde 2018 funciona la Red Creer, un espacio colaborativo y multiactoral que nuclea a más de 80 organizaciones de los sectores público, privado y social para promover y articular soluciones que faciliten la inclusión socioeconómica de personas privadas de la libertad y liberadas.
El próximo 10 de diciembre esta red realizará el lanzamiento del Proyecto Red Creer - “Modelo de impacto colectivo para la inclusión socioeconómica de personas privadas de la libertad, liberados y liberadas” que cuenta con financiamiento de la Unión Europea. Del encuentro participarán referentes de diferentes organizaciones, quienes compartirán sus experiencias y una mirada interdisciplinaria sobre la temática.
Desde la Red se trabaja en el diseño, la implementación y la evaluación de distintas iniciativas de impacto colectivo para lograr la inclusión socioeconómica de personas que atraviesan o han pasado la experiencia de estar privadas de su libertad y sus entornos directos. “En el lanzamiento se presentarán los avances de la primera etapa. Nos interesa mucho lo que se está haciendo desde la Red”, sostiene Diego Caviglia, director de Programas y Tratamiento en el Medio Libre-Interior del Patronato de Liberados de la provincia de Buenos Aires.
Por su parte, Mabel Carrera, directora ejecutiva de Volviendo a Casa, destaca la labor interdisciplinaria que concreta esta fundación desde hace 25 años: “Hay un trabajo en conjunto entre el servicio penitenciario y los juzgados en los que conformamos una red que es muy sólida. Con tantos años de caminar los penales, se fue consolidando”.
“Cómo es el primer tiempo de una persona luego de la salida de un penal depende de varios factores. No es lo mismo si es la primera vez, también influye lo que se haya hecho durante toda la estadía en la cárcel, entre otros factores. Y es importante la propia red que posea esa persona al salir: cómo es su vínculo con instituciones y organizaciones”, agrega Caviglia, que es trabajador social y representa al Patronato en la Red.
Durante la semana pasada, Caviglia participó de un curso sobre cooperativismo y sobre cómo los presidiarios pueden integrar organizaciones, en el complejo penal de José León Suarez. “Lo que estamos haciendo, que es muy bueno, debería ser moneda corriente, una rutina cotidiana: prepararlos para la salida. Y que esa preparación arranque cinco años antes, no los últimos meses. Por eso, cómo son esos primeros momentos fuera de un penal, depende mucho de lo que se haya hecho durante la detención”, agrega.
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“Las posibilidades de reinserción laboral no son muchas. Lo importante es el trabajo intramuros; si no, no sirve lo que se pueda hacer afuera. En general se trata de personas que nunca han estado en el sistema laboral y, si no se trabaja antes, es muy difícil la inserción”, subraya Carrera.
Son muchos los factores de riesgo de reincidencia. Obstáculos de carácter sociocultural y económicos, como también dificultades de adaptación a la nueva realidad cotidiana en las comunidades y espacios de pertenencia e incluso en las propias familias, que continuaron desarrollándose y tuvieron su dinámica y sus cambios durante la ausencia de esa persona que estuvo privada de su libertad.
Experiencias exitosas
No obstante, Caviglia destaca que “hay buenas noticias en los últimos años” y que el colectivo de personas que transitan una detención es cada vez menos “un conjunto inorgánico”, ya que se está dando un proceso de organización. “Esa organización va penetrando en la cárcel y facilita mucho las probabilidades de que el proceso sea exitoso y de que esa persona no vuelva más a la cárcel”, agrega.
Como ejemplo, destaca que la Argentina es un país que ha favorecido el surgimiento de dos movimientos que no tienen antecedentes en otros lugares del mundo. “Uno, es el de fábricas recuperadas, que surgieron luego de la crisis del 2001. Y otro es la Cooperativa de Liberados. Esto es maravilloso; como se dice vulgarmente, convierte a los chorros en trabajadores, pero no en cualquier tipo de trabajador, sino en un trabajador cooperativo”, describe. “Las personas que tienen en común haber quebrantado la ley lo que hacen es reconvertir esas posiciones subjetivas y generan cooperativas con un importantísimo perfil solidario”, relata Caviglia.
El propósito de la Red Creer es generar un proceso de reinserción replicable y sustentable y la construcción de herramientas y soluciones innovadoras para problemáticas comunes. La forma de trabajo es la de organizar y articular la participación activa de los sectores público, privado y social y de visibilizar y posicionar la problemática, mientras se aporta a la consolidación de nuevos paradigmas.
Población carcelaria: el doble que en 2002
De acuerdo con el informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (SNEEP) al 31 de diciembre de 2020, había 94.944 personas privadas de su libertad en unidades de detención. Pero si a esta población se le suman las 11.615 que están en dependencias policiales o de fuerzas de seguridad la cifra alcanza los 106.559. Una tasa de 235 personas detenidas cada 100 mil habitantes.
La provincia de Buenos Aires es la que más personas presas tiene en sus unidades de detención: el 45 % del total. “El Patronato de Liberados de la provincia de Buenos Aires tiene una característica que lo hace único: no hay otra institución que tenga su envergadura, y eso lo determina el gigantesco tamaño del servicio penitenciario bonaerense. Estamos en toda la provincia y a la red le aportamos presencia territorial, capilaridad y capacitación con miles de liberados y personas supervisadas que llevan trabajos independientes, asociativos o cooperativos”, describe Caviglia. Actualmente, trabaja con un universo de 35 mil personas que son supervisadas activamente.
En 2020, el 54,8 % de las personas privadas de libertad en unidades penitenciarias tenían condena. El 96 % de las personas detenidas al 31 de diciembre de 2020 eran varones, el 95% eran argentinos, el 65% tenía estudios primarios o inferiores al momento de ingresar al establecimiento y el 57 % tenía menos de 35 años.
En el informe de la SNEEP 2020 se modificó la categoría género, desagregando “trans” en trans mujer/travesti, trans varón y otro. La población penitenciaria 2020 estaba compuesta por 91.254 varones, 3.568 mujeres, 109 mujeres trans y 13 varones trans. También, durante el año pasado, hubo un descenso del 6 % de personas privadas de libertad en relación al período anterior, pero sigue habiendo un incremento del 60 % en relación a 2010 y del 105 % en si se compara con la de 2002.
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Herramientas y desarrollo
Una de las metas de desarrollo de la Red Creer apunta a brindar herramientas para trabajar sobre la reconstrucción de lazos y tejidos sociales que apunten a construir no solo nuevas bases con el afuera, sino también un entorno afectivo en el mismo contexto de encierro. Esto habilita la generación de dinámicas, prácticas y proyectos de vida que impactan positivamente en el corto, mediano y largo plazo.
La directora de Volviendo a Casa explica así el enfoque de la fundación: “Cuando uno se puede respetar a sí mismo es posible respetar a otro, es una premisa con la que trabajamos. Nunca hablamos de culpa, siempre hablamos de responsabilidad. La responsabilidad es hacerse cargo de las cosas desde otro lugar”.
“Muchas veces las mujeres hablan de su ‘trabajo’ cuando se refieren a la actividad delictiva y esto, por lo general, se repite de generación en generación. Enseñar el valor de la libertad es fundamental”, agrega Carrera. “Con la red hemos acompañado a muchas chicas en su primer trabajo. La tarea que hay que hacer en el cambio de hábito en sus trabajos es muy profundo”.
En el plano del desarrollo económico desde la organización se proponen dos vías principales para la inclusión: la inserción sociolaboral y la autogeneración de ingresos a través de emprendimientos de carácter individual o asociativo. “En ambos casos, se trata de construir un círculo virtuoso y un entorno capaz de contribuir a la inclusión socioeconómica y su sostenimiento”, describen desde la Red.
La Red es un nexo entre la oferta y la demanda de productos y servicios, y trabaja en el diseño de modelos de emprendimientos capaces de sustentarse en el tiempo.
“Integrarse a las organizaciones y superar el emprendedorismo individual para formar cooperativas e integrar a los grupos en entramados, que se capaciten entre ellos, se compren y vendan, que se junten para asociarse es toda una concepción”, enfatiza Caviglia.
“Pensar que nadie se salva solo es una mirada política”, apunta el representante del Patronato. “Esto es un lindo eslogan, pero también tratamos de hacerlo realidad desde la gestión. Las personas con conflictos con la ley tienen un alto grado de individualismo, no buscado, no consciente, pero real. Intentan solucionar sus cosas individualmente y como poseen escasos medios para lograrlo muchas recurren a los métodos que ya sabemos. Por ende, tenemos que promover la organización de las personas para superar el individualismo”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN, y fue publicada originalmente el 8 de diciembre de 2021.
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