Con el inicio de un nuevo año abundan los objetivos renovados: hacer ejercicio, pasar tiempo al aire libre o aprender una nueva actividad. Empezar un nuevo hobby tiene muchos beneficios: para nuestra salud mental, para nuestras habilidades cognitivas cuando envejecemos, para socializar más y mejorar nuestra autoestima y resiliencia (tal como te contamos en esta nota). Sin embargo, es muy común que nos frustremos ante nuestra incapacidad al principio. Para ello, S. Bear Bergman (autor de Special Topics in Being a Human) comparte en la revista Self sus mejores tips para recordar que no nacemos sabiendo.
1. Tener en cuenta que todos fueron novatos en algún momento
Todos los que están en la primera fila de la clase de Zumba siguiendo los pasos en perfecta coordinación con el profesor y quienes se saben el saludo al sol sin necesidad de que la instructora de yoga dicte los pasos en algún momento ocuparon el lugar en el que vos estás ahora.
"Es sorprendentemente fácil olvidar que el instructor es muy bueno porque lleva 20 años practicando o que el alumno de la primera fila va seis veces a la semana y comparar nuestras pequeñas habilidades de la tercera sesión con las suyas. Vos estás aprendiendo ahora y lo estás haciendo bien", comentó Bergman. Ante la inseguridad, el especialista sugiere charlar con alguien que haya perdido su estatus de novato hace poco y que recuerde las dificultades del principio. Pero si efectivamente tus compañeros de clase juzgan tus errores y la autocrítica no está solo en tu cabeza, lo más recomendable es buscar otro lugar u otra clase con mejor ambiente.
2. Tener presente que, aunque al principio no sea tan placentero como te imaginaste, la diversión ya va a llegar
"El primer día de esquí hay que caerse y, sinceramente, también el segundo. Un trasero húmedo y unas rodillas doloridas no son precisamente 'una fiesta'. Pero si abandonas antes de aprender los rudimentos, nunca llegarás a la parte en la que te mantienes en pie el tiempo suficiente para disfrutar del esquí de verdad. Lo mismo ocurre con la mayoría de las actividades: todo el mundo tiene que esforzarse durante el primer mes, cuando es duro y es más fácil desanimarse", ilustró Berger.
En el caso de que te esté ganando la impaciencia, puede ser una buena idea hacer un calendario con una cuenta regresiva para la parte divertida: llevar registro de que ya hicimos la mitad de las clases para principiantes y se acercan nuevas habilidades puede motivarnos a no abandonar.
3. Encontrar la forma de sentirte cómodo pidiendo ayuda
A nadie le gusta errar, caerse o parecer el único perdido en un grupo donde todos parecen saber lo que están haciendo, pero no tenemos mucha opción. Cuando nos sentimos vulnerables o incómodos, para agregar dificultades suele ser difícil armarte de valor para pedir ayuda. Sin embargo, un poco de paciencia y la capacidad de reírnos de nosotros mismos pueden llevarnos muy lejos.
Si tus conocidos te mandan memes sobre hacer ejercicio o incluso si un amigo se suma a la actividad para tomarse con humor el aprendizaje puede ayudar a salirnos de nuestra cabeza. También abordar directamente al instructor o entrenador sobre los nervios que nos da alguna parte de la clase en particular puede hacer que nos guíe con más atención y todo resulte un poco más ameno.
4. Planear una actividad que se ajuste a tu estilo de vida y habilidades
Si ya es bastante difícil reunir la motivación para ir a hacer algo que (todavía) no se te da muy bien, las dificultades con logística y tiempo pueden ser lo que nos termina de disuadir. Por eso, lo mejor es elegir un hobby que no requiera medidas heroicas: elegir un gimnasio que quede cerca, una actividad que sea justo a la salida del trabajo o después de algo que ya está involucrado en nuestra rutina, como dejar a los hijos en el colegio.
En estos casos, juega muy a nuestro favor que sea un horario en el que ya estamos fuera de casa (y cerca de nuestra actividad). "Aunque puede que tu yo imaginario sea una persona que se levanta a las 5:45 de la mañana y toma dos bondis para llegar a su clase, es mucho más probable que tu yo real sea constante cuando los obstáculos para lograrlo son menos", observó Bergman.
5. Saber que incluso si no persistimos, no fue una pérdida de tiempo
Puede que el nuevo hobby funcione y sea una nueva forma de cortar con la rutina y divertirnos por un largo tiempo. También es posible que, por el contrario, lo probemos un par de meses y descubramos que realmente no era para nosotros. En cualquier caso, vale la pena tener presente que hicimos algo bueno para nuestra mente, concediéndole el proceso de descubrir cómo hacer algo nuevo. Por si fuera poco, tal como te contamos en esta nota, todos los beneficios que nos reportan los hobbys no resultan si no los disfrutamos verdaderamente. Resulte como resulte, no perdiste el tiempo con tu nueva actividad y saliste ganando.