La inclusión de alumnos con capacidades diferentes en las aulas es siempre un reto para la comunidad educativa. Lo es especialmente en el caso de la Educación Física (una asignatura eminentemente práctica), donde la participación de los alumnos con discapacidad está especialmente condicionada.
En contextos como el de la escuela ordinaria también supone un desafío para los equipos docentes. Estos deben adecuar su intervención a las necesidades y capacidades de todos sus alumnos, sin excepción alguna.
Tanto es así que la legislación educativa contempla la posible flexibilidad curricular en las distintas etapas educativas, basándose en los principios de normalización e inclusión.
El objetivo es asegurar que todas las personas disfruten de la igualdad para acceder y permanecer en el sistema educativo. Especialmente, aquellos alumnos con una necesidad educativa especial (NEE) derivada, por ejemplo, de una discapacidad.
¿En qué consiste el deporte inclusivo?
El deporte inclusivo es aquella actividad física o deportiva que permite la interacción conjunta de personas con discapacidad y sin ella. Se debe ajustar a las posibilidades de los practicantes y mantener el objetivo de la especialidad deportiva que se trate.
Supone una adaptación en las reglas y el material utilizado. La finalidad será fomentar la participación activa y efectiva de todos los participantes.
En conjunto, el deporte inclusivo es una actitud hacia la práctica deportiva a todos los niveles. De hecho, en los últimos años se ha desarrollado de manera transversal en el sector deportivo.
Desde las instituciones públicas en España y otras partes del mundo se ha fomentado mediante diferentes proyectos, como el acontecimiento de excepcional interés público Programa “Deporte Inclusivo”. Este apoya iniciativas de práctica deportiva conjunta, especialmente desde el deporte convencional.
También lo hacen mediante un apoyo explícito a las federaciones deportivas para el desarrollo de actividades de deporte inclusivo.
En el plano educativo, la indicada flexibilidad curricular hace, por ejemplo, que los profesores sean los que seleccionen los contenidos educativos para desarrollar las asignaturas y lograr los objetivos educativos.
Por ello, nos planteamos la pregunta siguiente: ¿cómo adecuar la enseñanza de los deportes cuando hay alumnos con discapacidad en el aula de Educación Física?
Cómo elegir una modalidad deportiva adecuada
Para conseguirlo, se debe adecuar la metodología de las tareas en clase para que permitan la práctica conjunta. La primera opción es seleccionar deportes practicados por personas con una discapacidad similar a la de nuestro alumno o alumna en clase. La segunda es elegir, directamente, deportes adaptados o paralímpicos.
Un ejemplo podría ser la boccia, un deporte específico para personas con parálisis cerebral o gran discapacidad física. Otro popular es el goalball, un deporte específico para personas con discapacidad visual. Asimismo, el baloncesto en silla de ruedas, también es un deporte adaptado para personas con discapacidad física. Estas son algunas de las opciones más utilizadas.
Educación en valores inclusivos
El trabajo en valores que supone la inclusión deportiva en clase de Educación Física tiene un efecto positivo hacia la inclusión, sobre todo por parte de aquellos que no tienen discapacidad.
Así, el personal docente tiene distintas estrategias para cambiar (en positivo) las actitudes hacia los alumnos con necesidad educativa especial usando los deportes para este colectivo:
La información: conocer los deportes para este colectivo, los deportistas paralímpicos, así como mínimamente las discapacidades que presentan.
La simulación: ponernos en el lugar del otro sentándonos en el suelo para practicar voleibol, poniéndonos un antifaz para jugar a goalball o limitando nuestra funcionalidad motriz para jugar a boccia.
El contacto directo: conocer de primera mano las expectativas, logros, barreras diarias que han de superar, etc. de deportistas con discapacidad, incluso de nivel paralímpico.
Vivir en primera persona un deporte paralímpico
Adaptar las sesiones a estos parámetros puede ser algo novedoso para gran parte del personal docente. Sin embargo, existen iniciativas educativas innovadoras, con metodologías ya definidas, para que incorporen deportes adaptados.
La finalidad es que estas actividades sean familiares para los alumnos desde una edad temprana. También es importante que el alumnado incorpore la experiencia de los deportistas paralímpicos en primera persona y se conciencie de la situación de las personas con discapacidad en el deporte.
Un ejemplo de programa educativo con gran recorrido y con estos objetivos es “Deporte inclusivo en la escuela”. Este ofrece a los centros acceso a material deportivo adaptado y contacto directo con deportistas paralímpicos. Además, proporciona recursos para diseñar clases con distintas modalidades deportivas basadas en una metodología inclusiva.
En definitiva, debemos ver la inclusión educativa como oportunidad, y no como una barrera, pues esta genera oportunidades únicas en esta asignatura.
Para ello, los centros educativos, docentes, personal de apoyo, alumnos y, muy especialmente, alumnos con discapacidad pueden encontrar la clave para el disfrute conjunto del deporte. Y, por qué no, incorporarlo a su estilo de vida tras las clases.
Javier Pérez Tejero es profesor titular de universidad. Especialista en deporte para personas con discapacidad e inclusión, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
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