La mayoría de nosotros hemos sido regañados en algún momento de nuestra vida. En medio de una reunión, durante una caminata por el pasillo o en una revisión de desempeño, alguien nos da una paliza verbal que sacude nuestros cimientos psicológicos.
Analizamos 445 casos de dichos incidentes cuando realizamos una encuesta, preguntándo a las personas respecto al feedback más difícil que hayan recibido.
Algunos de los comentarios fueron muy severos: “Piensa en irte", "necesito guerreros, no debiluchos”, "Eres manipulador. No te importan los demás”. Muchos encuestados seguían afligidos por un duro comentario que recibieron hace décadas. Sorpresivamente, las personas que recibieron comentarios menos severos reportaron estar igualmente abrumadas e incómodas.
He aquí cuatro pasos a probar la próxima vez que un feedback brusco lo tome desprevenido:
Serénese. Respirar lenta y profundamente le recuerda que está a salvo. Notar qué es lo que siente también ayuda. ¿Está lastimado, asustado, avergonzado? Entre más se conecte a esos sentimientos primarios, menos lo consumirán efectos secundarios como la ira, el miedo o el ponerse a la defensiva.
Entienda. Sea curioso. Pregunte, pida ejemplos, y luego simplemente escuche. Sepárese de lo que se dice, como si fuera acerca de una tercera persona. Esto lo ayudará a evitar la necesidad de evaluar lo que está escuchando.
Recupérese. En este punto lo mejor suele ser salir de la conversación. Explique que quiere algo de tiempo para reflexionar. Dese el permiso de sentir y de recuperarse de la experiencia antes de hacer cualquier evaluación de lo que escuchó. Puede terminar un episodio desafiante simplemente diciendo: “es importante para mi entenderlo bien. Necesito algo de tiempo, y te buscaré para plantear mi perspectiva del tema.”
Involúcrese. Examine lo que le dijeron. Casi siempre hay al menos una pizca de verdad en lo que las personas le están diciendo. Analice el mensaje hasta que lo encuentre. Luego, de ser apropiado, hable con la persona que le hizo el feedback y reconozca lo que escuchó, lo que acepta y lo que se compromete a hacer.
La miseria que sentimos cuando nos “regañan” es un síntoma de un problema mucho más profundo. Quienes lo reconocen, no sólo suelen ser mejores para manejar estos traumas emocionales, sino que están mejor preparados para todas las vicisitudes de la vida.
Joseph Grenny es cofundador de VitalSmarts.
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