Si deseás comenzar a usar hilo dental todos los días, podés agregar este hábito al hábito actual de cepillarte los dientes, razona el autor de un artículo publicado en Global Advances in Integrative Medicine and Health. Y la metáfora ilustra su propuesta de bienestar ambiental: asegura que pasar tiempo en la naturaleza, además de propiciar el bienestar personal, también es una oportunidad para cuidar el planeta.
“¿Qué pasaría si además de recibir una prescripción de salir a caminar a una reserva forestal cercana dos veces por semana, en esta misma conversación las personas también pudieran recibir una receta para recoger la basura que encuentren durante su caminata y deshacerse de ella adecuadamente?”, plantea el trabajo.
En concreto, David Victorson, de la Universidad Northwestern, Estados Unidos, analiza una campaña llamada Nature RX, que insta a combinar un nuevo hábito con uno existente. Pasar tiempo en la naturaleza “es bueno para el planeta y para nosotros los humanos”, aseguran desde la página web del proyecto.
En la misma línea, la psicóloga Silvia Nieto cuenta a RED/ACCIÓN: “Hace muchos años que trabajo con pacientes y con el paso del tiempo comprendí que solo la terapia dentro del consultorio, en el diván, no alcanzaba. Así fue que sumé la recomendación de vincularse con la naturaleza porque en general las personas pasan mucho tiempo en lugares cerrados, frente a la computadora o en ciudades”.
El estrés, el mal humor, el decaimiento, la tristeza y la fatiga comenzaron a disminuir una vez que sus pacientes aplicaban el consejo de pasar un momento en espacios verdes, confirma Nieto, quien también es magíster en Psiconeuroinmunoendocrinología. “Me empezaron a hacer comentarios muy interesantes. Por ejemplo, que estaban muy contentos, agradecidos, algunos hasta me comentaron que abrazaban a los árboles, otros que empezaron a valorar más las plantas, otro me comentó que se había puesto a hacer un curso sobre hongos. En efecto, mejoraron en la concentración, bajaron el estrés y también fue una manera de producir un efecto preventivo de dificultades mayores”, relata.
Asimismo, Nieto destaca que “algo muy importante es que en los espacios verdes hay sol, que permite lo que se llaman las 'hormonas de la felicidad' (vamos a decirlo así) como la dopamina, se empiecen a producir en el organismo. También se producen endorfinas, que son similares a lo que podría ser el enamoramiento".
Desde el punto de vista de la salud planetaria, la psicóloga atestigua que, luego de pasar más tiempo en la naturaleza, sus pacientes empezaron a comprar plantas, a interesarse por el reciclado de la basura y a tener comportamientos más ecológicos. “Por ejemplo, empezaron a descubrir que la cáscara de algunos alimentos, de frutas es un excelente fertilizante, otros hicieron compost, armaron huertas. Realmente fueron cambios altamente positivos”.
De acuerdo a un artículo de MedicalXPress sobre la publicación de Victorson, la idea de doble beneficio personal y ambiental no es nueva. “La medicina tradicional china, las enseñanzas budistas y los sistemas de conocimiento indígenas han enfatizado durante mucho tiempo la interconexión, interdependencia e inseparabilidad de los seres humanos y la naturaleza. Nos piden que consideremos: ¿dónde termina la persona y comienza la naturaleza? ¿Las personas y el planeta son entidades verdaderamente separadas, o realmente somos uno en lo mismo?”
Finalmente, Nieto sugiere: “Cuántas problemáticas se evitarían si tuviéramos recreos para vincularnos con la naturaleza. Podríamos vivir una vida mucho más saludable”.