Inhalamos y exhalamos de forma automática, pero ¿qué pasa si lo hacemos de manera consciente? Una reciente investigación encontró que las técnicas de respiración controlada parecen reducir la ansiedad, la depresión y el estrés, a la vez que mejoran el estado de ánimo y el bienestar general.
La publicación de enero de este año en la revista científica Scientific Reports reunió datos recopilados en los últimos 10 años en lo que se conoce como metaanálisis, es decir, una síntesis de los resultados de una colección de estudios empíricos sobre el tema.
Los investigadores de Reino Unido y España encontraron que "las personas con trastornos de estrés y ansiedad tienden a respirar crónicamente más rápido y de manera más errática, pero con una mayor práctica de meditación, la frecuencia respiratoria puede volverse gradualmente más lenta, lo que podría traducirse en una mejor salud y estado de ánimo, junto con una menor actividad autónoma".
Tal como contextualiza un artículo de News Medical sobre el estudio, las prácticas de respiración no son nada nuevo, sino que se remontan a la antigüedad. Por ejemplo, el yoga en India o el Tai chi en China. Además de su popularidad, hoy en día están ganando cada vez más aceptación por parte de científicos, médicos y psicólogos debido a sus beneficios terapéuticos.
En definitiva, ahora sabemos que la respiración lenta puede mejorar la comunicación entre las diferentes partes del cerebro y alterar las señales neurológicas enviadas por el sistema respiratorio, lo que influye en las partes del cerebro que regulan los pensamientos, las emociones y el comportamiento, explica News Medical.
Para experimentarlo, otro equipo de investigadores de medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) ideó lo que llaman “calistenia mental”. “Siempre estamos ocupados haciendo en lugar de ser. Y es una buena idea tomarse unos minutos para recuperarse, estar en comunión con su cuerpo y ayudarlo a prepararse para lidiar con lo que quiera enfrentar”, expresó a The Washington Post el investigador David Spiegel, profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento.
Tras probar la eficacia en un estudio controlado aleatorio con 108 adultos publicado en Cell, los autores recomendaron dedicar sólo cinco minutos al día y observar los efectos psicológicos sobre el estado de ánimo y también fisiológicos. El ejercicio es muy simple y consiste en:
- Inhalar por la nariz.
- Aguantar la respiración un momento cuando se sientan los pulmones a medio llenar.
- Luego inhalar todo lo que se pueda llenando por completo los pulmones.
- Finalmente, exhalar lentamente por la boca.
- Repetir.
“Lo que hemos descubierto es que después de sólo cinco minutos al día, la gente no sólo se sentía más feliz, sino que estaban fisiológicamente más relajadas”, contó Spiegel en un video.