El escritor Hernán Casciari, que se autogestiona en todo lo que hace (la revista Orsai, sus libros y ahora, lecturas vía streaming) agotó los lugares para su próximo show de narraciones, mañana en el autocine de la ciudad de Mercedes.
Leerá cuentos en un escenario y 600 personas lo verán en los autos, mientras otras, probablemente miles, lo sigan desde sus computadoras. Casciari ya lleva 23 streamings de lecturas acompañadas de delivery de comida, y últimamente ese delivery también tiene alcance internacional.
La industria editorial languidece en cuarentena: en 2020 no hubo Feria del Libro en Buenos Aires y apenas se cuenta un solo best-seller (Aramburu: El crimen político que dividió al país. El origen de Montoneros, de María O’Donnell). Pero para Casciari, que acaba de lanzar una nueva edición de Los consejos de mi abuelo facho con la que sus lectores deliran en Twitter, y que el mes que viene saca un libro más (para el que pide una sugerencia de título), la cuarentena es un campo fértil en el que todas sus propuestas florecen.
“La pandemia no hizo otra cosa que beneficiar a los que ya estábamos preparados de modo virtual: todo esto es mejor que lo que había antes y me parece que se queda”, dice. “El streaming permite llegar a usuarios lejanos y las localidades no se agotan nunca. No hay límite geográfico ni espacial, y eso hace que sea muchísimo más divertido, que haya más recursos para hacerlo y que sea más rentable”.
3 preguntas a Hernán Casciari, el escritor que hace recitales de cuentos
La pandemia trajo muchas cosas, incluso una nueva forma de hacer cultura. Y no hay dudas de que nos dejará algo muy distinto a lo anterior.
En una edición reciente de SIE7E PÁRRAFOS, la newsletter de libros y cultura de RED/ACCIÓN, Florencia Ure repasaba, por ejemplo, la cartelera teatral de este momento, que incluye shows de WhatsApp como Amor de cuarentena.
Es una obra protagonizada por Jorge Marrale, Leonardo Sbaraglia, Dolores Fonzi, Cecilia Roth y Camila Sosa Villada, y el método es simple: después de sacar una entrada por Alternativa Teatral te anotás con tu teléfono celular y elegís un personaje para seguir. Durante quince días te va a mandar mensajes a tu teléfono con fotos, videos, audios y texto.
Hay muchas nuevas producciones ad hoc; es decir, obras que se adaptaron al lenguaje de las plataformas que nos mantienen en contacto con el universo, como Instagram, WhatsApp y Zoom. Ure anota: Cuarta pared, el Teatro UAIFAI, Perfo en casa (se transmite desde el living de las artistas), Pipipalooza (un festival desde el Instagram de Timbre 4 con textos teatrales, poéticos y/o narrativos presentados y leídos por sus autores, que fueron producidos en el contexto de aislamiento preventivo) y El lobo (una obra sobre un personaje que no puede salir de su casa).
Lo de “producciones ad hoc” se aplica a cada rama cultural. Nuestros lectores nos tiran data: hay un festival de cine en YouTube (el Festival de cine del Mar), un bingo con juegos que convoca a 1.500 personas desde un garaje de Villa Urquiza cada vez que la bolilla rueda a través de Zoom (Bingo Pandemia), una serie basada en una boda suspendida (Cancelled), una nueva temporada de This Is Us con referencias al coronavirus, una película filmada en aislamiento en Bucarest, otra que se pregunta dónde están ahora los cuerpos de las huelgas, un show infantil por videollamada para 350 niños: zoompamento a cargo del dúo Laberinto Masticable, el festival Cosquín Rock en su edición online y a sala vacía, el Mundial de Escritura (de Santiago Llach), la muestra de fotografía de Diego Ortiz Mugica y Homemade, la colección de cortos shot in isolation de Netflix:
Cultura de un nuevo siglo
“Por la mañana un virus desconocido entra en el cuerpo de un hombre de 55 años cuyo nombre también desconocemos. Por la tarde empieza el siglo XXI”. Este es quizás el mejor inicio de una obra producida en pandemia y corresponde a Lo viral, el nuevo libro del escritor español Jorge Carrión. Se trata de un ensayo disfrazado de diario de pandemia, en el que Carrión reflexiona sobre la viralidad biológica y la cultural. Es un trabajo erudito y pop, una brújula en el caos cultural.
“Nadie podía imaginar, después de la Primera Guerra Mundial, la explosión de las vanguardias”, dice ahora Carrión. “De igual modo, no podemos adivinar qué tipo de producción cultural más o menos revolucionaria llegará después de la pandemia, si es que se pueden comparar ambos momentos históricos, que no lo sabemos todavía”.
Continúa: “Pero sí podemos, basándonos en las corrientes, las tendencias y los lenguajes existentes, pronosticar algunas narrativas y expresiones que seguro que van a llegar. Por ejemplo, los relatos realistas, tanto de ficción como de no ficción, que hemos visto ya en algunos de los capítulos de las series de HBO Europa: reconstrucciones históricas del confinamiento. A mí me interesan más, en cambio, otro tipo de objetos culturales más inesperados. Por ejemplo las visualizaciones de datos que, previsiblemente, llegarán cuando se acabe la epidemia y nos permitirán entender en pocos segundos la complejidad que ha provocado cientos de miles de muertes y millones de contagios”.
Una de las muestras más urgentes en la porción argentina de YouTube fue Adentro, una serie de siete capítulos breves —con Delfina Chaves, Connie Isla y Justina Bustos—, que al inicio de la cuarentena contó la historia de seis amigos en dos semanas de incertidumbre.
“Escribirla sabiendo que siempre habría dos o más personajes en pantalla, sin planos alternativos, fue el desafío que más nos estimuló”, dice Diego Vago, el director. “Cada espectador vería el recuadro que más le interesara y, como en el teatro, elegiría en qué personaje posar sus ojos”.
La pandemia puso en jaque a toda la industria del entretenimiento. “Las productoras más chicas nos aventuramos a crear en formatos no tradicionales, y las más grandes a pensar historias que van a satisfacer la enorme demanda pospandemia aggiornadas a la nueva normalidad”, dice Vago.
Mientras tanto, la noche también es parte de la cultura pandémica ad hoc y la fiesta Bresh llegó a reunir, en un mismo momento de una noche fría de mayo, a 86.000 jóvenes desesperados por irse de marcha. Aparte de picos de esa dimensión, rozó un millón de usuarios únicos en una jornada nocturna. Desde un departamento en Colegiales, DJ Bröder y Ruidito, junto a Juane y otros, se convirtieron en la sensación de la temporada y organizaron una discoteca virtual que todavía suena (ahora, entre YouTube e Instagram, con picos de 15.000 personas y un tráfico total de 220.000).
“Viéndolo a la distancia me parece una locura”, dice @jua.n.e (Juan Ernesto Rodríguez, DJ de la Bresh). “Fue como un capítulo de Black Mirror y ahora eso ya está: hoy todo lo digital le interesa menos a la gente y me alegra porque nos permite hacer cosas sin estar pendientes de ser el centro de la atención”.
La pandemia demostró que Instagram puede ser cualquier cosa. Una discoteca, o también televisión en el sentido más clásico: con alguien que conduce y alguien que aparece como invitado, y una propuesta estética. Vedette, una de las animadoras de la escena alternativa drag, montó su programa en IG TV: Marcá M (para MOSTRA). Y Marilina Bertoldi fue una de sus invitadas.
“A la cultura LGTBIQ no se le da espacio, pero la pandemia nos dio la oportunidad de resignificarnos”, dice. “El filtro fue grande en cuanto a quiénes éramos las que podíamos atravesar esa dificultad de tener una computadora que grabe bien porque competimos contra la tele, Netflix, los torrents o Ru Paul”.
Vedette hace utilería en Showmatch y ahora sus programas en la red social duran algo más de media hora. “De golpe tuvimos una voz propia para hacer lo que queremos sin censura: somos mostras hablándoles a mostras”, dice. “En nuestra tradición de ser resilientes estamos también sorteando esta situación”. Además mañana, sábado 29, estrena un show de su EP Bailenloscuro en Larunfla.com.ar.
Quizás en uno o dos meses, quizás en tres o en cuatro, toda esta correntada encontrará un cauce más predecible. Por ahora, el mejor plan es participar o ser espectadores mientras todo este gran movimiento tectónico ocurre live.