La medicina y la tecnología son dos áreas del conocimiento que se retroalimentan a medida que pasa el tiempo. Hoy, aunque la conversación acerca de cómo se verá el ámbito de la salud en 10 años sigue siendo un interrogante, algunos avances a nivel local e internacional perfilan su futuro a corto plazo.
La implementación de la inteligencia artificial, en concreto, se discute dentro de una amplia gama de usos. Puede variar desde tareas más administrativas, como grabar las citas médicas y luego obtener un resumen detallado para completar la historia clínica del paciente, hasta desarrollar sistemas específicos que, por ejemplo, busquen mejorar la precisión en el diagnóstico de imágenes.
“El beneficio básico de los modelos de IA se basa en dar un sostén al médico a la hora de toma de decisiones”, explica en diálogo con RED/ACCIÓN Martina Aineseder, médica especialista en Diagnóstico por Imágenes y referente en el programa de Inteligencia Artificial en Salud del Hospital Italiano. “Ahorra tiempos y mejora el rendimiento del profesional”, profundiza.
En detalle, Aineseder nos cuenta que la radiología históricamente estuvo un paso adelante en relación a la adaptación tecnológica y también lo está ahora. Con su nuevo programa, que comenzó en 2019 (mucho antes de que ChatGPT aterrice en nuestras vidas), en el Italiano ya desarrollaron dos sistemas: uno enfocado en las radiografías de tórax y otro en las mamografías.
Entre los beneficios principales, la médica encuentra de gran utilidad a esta tecnología para hacer un doble chequeo y mejorar los hallazgos, en específico cuando se trata de cáncer de mama. De hecho, una investigación sueca publicada por The Lancet Oncology demostró que algunos sistemas de IA pueden detectar un 20 % más de tumores en mamografías.
“Con el método tradicional hay cierta variabilidad interobservador. Esto significa que si dos médicos evalúan la misma imagen pueden tener cierta discordancia”, nos comenta Aineseder. “Tener un modelo de inteligencia artificial que nos permita un poco más objetivos en ese informe puede ser muy beneficioso”, continúa.
En esta línea, Josep Munuera, jefe de Diagnóstico por la Imagen del Hospital Sant Pau de Barcelona, destacó en una entrevista con El País que la principal ventaja de la IA es la precisión en el diagnóstico. La fórmula que suma la revisión de un radiólogo y un sistema sofisticado tiene mayor probabilidad de evitar los falsos positivos y los falsos negativos.
Todo parece contribuir. Sin embargo, hay ciertos desafíos. Uno de ellos tiene que ver con el conocimiento de cómo se entrenaron y cómo funcionan estas nuevas herramientas de inteligencia artificial, según Aineseder. “Para usarlo de manera responsable hay que saber cuáles son sus limitaciones y evitar los sesgos, sobre todo en la automatización de procesos”, reflexiona la médica.
En ciertas ocasiones, se han registrado ciertos estereotipos de género por parte de los bots de inteligencia artificial generativa debido a los datos que recibió en su entrenamiento por parte de una empresa, profesional o autoridad. Llevando este debate a la medicina, es importante destacar que la información de los nuevos sistemas tienen que ser lo más representativas posibles y, en caso de que no lo sean, que el médico tenga una conciencia de ello.
A su vez, Andrew Borkowski, médico especializado en IA, explicó a TechCrunch que uno de los principales problemas de esta tecnología es su incapacidad para gestionar consultas o urgencias médicas complejas. “Debido a la ausencia de información clínica actualizada y la falta de experiencia humana, este sistema se vuelve inadecuado para ofrecer asesoramiento médico exhaustivo o recomendaciones de tratamiento”, comentó.
Para ello, es importante resaltar la importancia del médico que, para muchos, es la única manera en la que la inteligencia artificial puede adentrarse al mundo de la salud sin causar errores letales. “Hay que adaptarse y entender cuáles son nuestras nuevas funciones”, propone Aineseder.