Las cesáreas salvan millones de vidas de mujeres y bebés en todo el mundo cuando son médicamente necesarias. Sin embargo, como todo procedimiento quirúrgico, trae aparejada una serie de riesgos. Uno de ellos fue descubierto hace pocos años: cuando el parto es vaginal las madres brindan a sus hijos de forma natural a través del canal de parto los comienzos de un microbioma, es decir, una colección de microbios beneficiosos que residen principalmente en el intestino y la piel.
Dado que este proceso no ocurre en nacimientos por cesárea, se ha visto en estos casos que los recién nacidos tienen niveles más altos de bacterias hospitalarias, “y meses después tendían a carecer de microbios intestinales comunes que apoyan la función inmunológica”, explica un artículo de Nature.
La novedad ahora es que los investigadores de la Universidad Médica del Sur de China observaron que, al exponer a los bebés nacidos por cesárea a los microbios perdidos, se pueden restaurar parcialmente estas bacterias que faltan. ¿Cómo se realiza? Mediante una intervención llamada “siembra vaginal”: se rocía una gasa o algodón en el fluido vaginal de la madre y se untan cuidadosamente los labios, las manos y la piel del recién nacido.
Según precisa una nota de Science, el procedimiento podría ayudar al desarrollo temprano de los pequeños, ya que “los recién nacidos nacidos por cesárea que recibieron los microbios vaginales de su madre tenían habilidades motrices y de comunicación más avanzadas que otros bebés por cesárea meses después”. Además, se cree que estas bacterias podrían ayudar a protegerlos contra el asma, las alergias, la obesidad y los trastornos autoinmunes, condiciones más prevalentes en personas que nacieron por cesárea.
Con todo, todavía resta confirmar el resultado de este estudio publicado en Cell Host & Microbe y llevado a cabo con 68 bebés en otros de mayores magnitudes, ya que todavía algunos médicos consideran que los beneficios no están lo suficientemente probados. De hecho, hay investigaciones análogas que obtuvieron resultados disímiles.
Tal como reflexiona un artículo en Science Alert, “hasta la fecha, simplemente no hay pruebas suficientes para recomendar la siembra vaginal después de una cesárea. Sus beneficios propuestos se basan en ciencia incierta y existen consecuencias potencialmente graves y fatales si los bebés se exponen accidentalmente a patógenos dañinos”.
El microbiólogo clínico del Instituto Karolinska en Estocolmo, Lars Engstrand, considera que el procedimiento es seguro, pero aclaró en diálogo con Nature: “No creo que nuestros datos ahora tengan un significado clínico real para decir 'sí, deberías hacer esta intervención'”, más bien justifican una mayor investigación. De momento, tanto el British Medical Journal y el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos desaconsejan la práctica.
Si te interesa seguir leyendo sobre microbioma y su importancia en el cuerpo humano, te recomiendo esta nota de David Flier.