La equidad de género en el ámbito del trabajo tiene varias aristas que el mundo mira cada vez más. Una de ellas es la brecha salarial de género (la cual investigó exhaustivamente la reciente ganadora del Premio Nobel de Economía Claudia Goldin). Si bien tal como explica la organización Premio Nobel en su sitio web, durante el siglo pasado, en muchos países de altos ingresos la proporción de mujeres con trabajos remunerados se triplicó, aún persisten importantes diferencias de género que hace falta abordar.
Hoy se sabe que la equidad en el mundo del trabajo no pasa solamente por la remuneración, sino por el acceso a los empleos. Sin embargo, tal como muestra el informe oficial La participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción (del segundo trimestre de 2022), en la Argentina “las condiciones más desfavorables para las mujeres en cuanto al acceso al empleo y la permanencia en él se ven reflejadas en la brecha de ingresos: las mujeres perciben ingresos que, en promedio, son un 28,1 % menores que los de los varones, lo que significa una reducción de 1,4 puntos porcentuales con respecto al mismo trimestre de 2021. Pero “esta brecha se amplía al 34,6 % en el caso del empleo asalariado informal (sin descuento jubilatorio), mientras que se reduce al 23,9 % en el caso del empleo asalariado registrado”.
Queda clara la importancia de tener un trabajo formal. ¿Pero cómo lograrlo en ciertos sectores productivos si las mujeres no tienen acceso a ellos? Tal como contábamos en esta nota, transporte, almacenamiento y comunicación suelen ser los sectores masculinizados y mejor pagos. Por ejemplo: en construcción hay 96,9 % de varones; en industria manufacturera, 67 %; en actividades primarias, 87,6 %; en transporte, 87,4 % y en el sector energético, 90,7 % (son datos de un informe de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, DNEIyG).
En medio de esta realidad, aparece una demanda de recursos humanos calificados. Hace tiempo que Fundación Oficios la vio y decidió formar un equipo para accionar al respecto. “En muchas ciudades el trabajo agroindustrial está ocupado por hombres. Sin embargo, hay localidades en donde se busca personal calificado y no se encuentra”. Quien habla es Sergio Moreno, que vive en Pilar, provincia de Buenos Aires y hace 17 años dirige Fundación Oficios. Desde ahí buscan que su oferta formativa nutra a las personas con herramientas para tener un encuentro real con el mundo del trabajo. “Damos formación integral en oficios en nuestra sede de Benavídez y articulamos con otras instituciones y empresas en otras 10 localidades”, cuenta.
En el partido de Rojas (Buenos Aires), encontraron oficios con demanda a cubrir y muchas mujeres disponibles para trabajar, pero sin formación ni experiencia. Y aunque sus cursos son abiertos a todas las personas, con la decisión de potenciarlas, con el apoyo de la empresa Bayer y del municipio, el año pasado arrancaron los cursos exclusivamente para mujeres.
“En este caso, fueron diseñados teniendo en cuenta las necesidades de formación laboral detectadas en la comunidad, con foco en la equidad de género. Por ello, se dictan dos cursos solo para mujeres: Introducción al Manejo de Camiones y Operadora de Autoelevadores, que tienen 23 y 21 alumnas respectivamente. En estas capacitaciones, las mujeres adquieren nuevas habilidades para insertarse en el mundo laboral, que les permitan mejorar su calidad de vida”, cuenta Rafael Lozada, que vive en Pergamino, es ingeniero agrónomo y lidera las operaciones de semillas para la empresa Bayer y coordina el programa Aprender +.
Aprender +
Entre el municipio de Rojas, Bayer y Fundación Oficios trabajan desde 2017 en el Programa Aprender + para vincular las necesidades de capacitación en oficios de las mujeres con las necesidades de la comunidad de Rojas para que ellas puedan desarrollarse profesionalmente y mejorar su empleabilidad.
Este año los proveedores logísticos de Bayer, CH Robinson, ID Logística y Gamadel se sumaron por primera vez para apoyar esta iniciativa mediante locaciones, uso de máquinas y personal. El programa ya contaba con el acompañamiento de otras empresas para el curso Introducción al Manejo de Camiones que tuvo su primera edición en 2022.
“Los cursos están vinculados a la logística, ya que se aprende a utilizar máquinas (autoelevadores y camiones) para la disposición y transporte de mercadería, pero lo hacemos con una mirada integral: incorporamos lo que se conoce como habilidades blandas, pero también las cuestiones de la realidad laboral con la que estas mujeres se van a encontrar”, aclara Moreno. “Junto al municipio y a Bayer, detectamos la necesidad laboral, pero también la social, para llevar adelante estos dos cursos para mujeres, basándonos en los buenos resultados de la experiencia 2022 con conductoras de camión”, agrega.
Una vez abierta la inscripción, completaron los cupos en 48 horas, lo que les reafirmó que están dando respuesta a una demanda concreta de la comunidad.
Aprender + ya impactó en más de 690 vecinos que adquirieron diferentes habilidades para el trabajo en capacitaciones de costura, programación web, electricidad, instalación de termotanques solares, soldadura, plomería y computación, entre otros. “Ofrecen herramientas que permiten el crecimiento de las personas a través del aporte social, impulsando valores de colaboración y cooperación. Son cursos abiertos a la comunidad que responden a las necesidades detectadas localmente en articulación con cada municipio y organizaciones aliadas. También, participan voluntarios de la empresa y ofrecen capacitaciones sobre temáticas de su ámbito profesional”, explica Lozada.
Melina Guaraschio tiene 30 años y es de Rojas. “Soy alumna de la nueva capacitación en autoelevadores que empezó en septiembre y dura tres meses. Tomar este desafío y poder ejecutarlo es una satisfacción para mí; ver cómo este grupo de mujeres trabaja en conjunto para superarse día a día. Cursamos en la empresa de logística Gamadel y aprendemos la tarea de chofer de montacargas. Lleva mucho tiempo y hay que darle mucha importancia y atención”, cuenta. Guaraschio se capacitó como perito clasificador de granos y actualmente estudia chef internacional. Desde 2015 trabaja en la Planta María Eugenia de Bayer (en Rojas), en el área de laboratorio, como analista de semillas. “Me gustó mucho la idea de que se abriera esta oportunidad para poder superarme. Es muy desafiante; los profesores van armando circuitos y cada vez se pone más complicado”.
La importancia de adaptarse a las necesidades de las mujeres
Según datos oficiales, más del 45 % de los hogares urbanos tienen jefas de hogar. Para conseguir un empleo calificado necesitan experiencia y/o estar formadas. En el caso de la capacitación, hay un gran desafío, en el que el Programa Aprender + aporta una solución: la oferta tiene que adaptarse a las condiciones de vida de esas mujeres y no al revés.
Así lo asegura Marcelo Vera, profesor del curso Operadora de Autoelevadores. “Estos cursos promueven la oportunidad de acceso laboral para mujeres, que en estos sectores productivos siempre es desigual. En líneas generales, se les hace más difícil que al varón, porque en muchos casos ellas se hacen más cargo del hogar y no debería ser así. En el caso de estas capacitaciones, ellas también salen para progresar. Falta mucho por cambiar y que la familia y el entorno apoye 100 % el trabajo de la mujer, para que tengan el lugar que quieran en el mundo laboral. Muchas de ellas son el sostén de sus casas”. Vera tiene 45 años y es de Rojas, provincia de Buenos Aires. Es chofer de autoelevador y coordinador operativo en una empresa de logística y distribución, además de uno de los instructores de este curso. “Es un desafío personal y profesional transmitir mi experiencia para que ellas puedan operar estas máquinas en la forma más eficiente posible”, afirma.
En esta línea, los cursos se adaptan a las posibilidades horarias de las mujeres; eligen a docentes que tengan perspectiva de género y proponen una agenda de formación específica para mujeres, en la que brindan herramientas para alentarlas y desempeñarse en un entorno muy masculinizado y con muchos sesgos, que presenta desafíos para las mujeres. Además, al difundir estos espacios, buscan promover una mayor contratación de mujeres en las empresas.
Romper estereotipos
Para Moreno, el principal desafío es modificar hábitos. Para las empresas, involucrarse más en proyectos de formación específica para mujeres. En el caso de las mujeres, animarse a salir de los trabajos históricamente feminizados. Y para el mercado, adaptar algunas cuestiones como cultura, comunicación, uniformes de trabajo y baños.
Vera coincide: “Son muchas las cosas que pueden mejorarse. En cuanto al curso, el desafío es que las empresas habiliten más espacios para que las mujeres puedan acceder a las prácticas, por ejemplo”.
Aproximadamente el 20 % de las egresadas de los cursos generales de Fundación Oficios son mujeres. “Pienso que la tendencia va a ir cambiando con el tiempo porque, por un lado, estamos enfocándonos en eso y, por el otro, cada vez son más las mujeres que ven la posibilidad. Por ejemplo, el hecho de que haya una profesora mujer en nuestro curso de Soldadura incentiva a que vengan más mujeres. En Construcción en Seco, en el Barrio 31, el otro día había más mujeres que hombres en la clase”, cuenta Moreno.
Por eso insiste en que la dificultad radica en el cambio de hábitos. “En líneas generales, pensar que por un curso nosotros vamos a lograr que las empresas tomen mujeres puede sonar pretencioso. Pero es un hecho concreto que nos está pasando ahora, que tres empresas de camiones se están acercando al curso que estamos dictando. Una ya cuenta con presencia femenina en su planta y quieren incorporar más mujeres”.
Para Guaraschio, estas capacitaciones son necesarias para acceder a espacios que habitualmente se relacionan con hombres exclusivamente. “Solo necesitamos la oportunidad de aprender más y sumar herramientas nuevas”, dice.
Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.