El trabajo en equipo comenzó hace poco más de un año, cuando en medio de la pandemia la Asociación Civil Mocha Celis —que primero fue el Bachillerato Popular Travesti-Trans Mocha Celis, la primera propuesta educativa diseñada para este colectivo en el mundo— creó un programa llamado #TejeSolidario, que buscaba tender lazos para cuidar a las personas de esta comunidad que lo necesitaran. Esa situación en la que hubo que multiplicar esfuerzos desembocó en una alianza con Microsoft y la empresa desarrolladora Shifta que, con la creación de la aplicación MochaApp, ayudaron a sistematizar la información y a extender el acompañamiento más allá de la emergencia y con objetivos más ambiciosos.
La idea consistía en que “vecinos y vecinas ayudaran a esa persona trans que estaba viviendo al lado de su casa o en su mismo edificio, que la asistieran en alguna compra de comida, de ropa o abrigo. Y después, a través de donaciones que recibía la asociación, se le hacía la devolución de esa compra”, dice Maryanne Lettieri, vocera y tesorera.
“El Programa Teje Solidario permitió tener una llegada masiva a la población travesti trans que en la pandemia estaba atravesando una situación compleja, que no es nueva si no que estaba potenciada. Así, un proyecto que empezó con la parte estudiantil, que involucraba a unas 200 personas, terminó por alcanzar a alrededor de 2000, de las que empezamos a registrar todo”, agrega Lettieri, que también es encargada del Área de Finanzas, coordinadora del Programa de Empleo Trans, integrante de la comisión directiva y, en el bachillerato, profesora de inglés y preceptora.
Manu Mireles, activista trans y secretaria académica de “la Mocha”, como la llaman sus integrantes, explica que además de ser “una red de cuidados, abrigo y contención para personas travestis, trans y no binarias”, Teje Solidario “incluía el acompañamiento de estas personas en términos de acceso a derechos”. Es decir, se les garantizaba “el acceso a la salud, a la salud mental, abogades y acompañamiento en situaciones de violencia institucional”.
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Eso implicaba relevar una gran cantidad de información que había que organizar de forma eficiente; pero que en la asociación se estaba registrando en hojas de cálculo. “Ahí surgió la necesidad de tener acceso a los datos de forma rápida, para, por ejemplo, agilizar la acción de les voluntaries”, relata Mireles.
También sucedía que, al no contar con una herramienta que permitiera ordenar el volumen de información y cargar todo en un mismo lugar, se duplicaban o triplicaban los registros sobre una misma persona, lo que producía “sobreintervenciones”: “Aparecía una persona con cuestiones educativas y de salud y cada vez que iba a un área tenía que volver a explicar lo que le sucedía. Necesitábamos sistematizar toda esa información con una mirada puntual sobre la población con la que se trabaja”, dice Lettieri.
Ahí es donde entran en escena Microsoft y Shifta, una empresa aliada de Microsoft que, además de sus objetivos comerciales, se dedica a desarrollar productos digitales con impacto social.
“Nosotros ya nos conocíamos por haber trabajado juntos, tanto con el equipo de Microsoft como con el de Mocha. Nos acercamos para entender cómo podíamos seguir apoyando, conscientes del tipo de impacto que queremos causar y de la huella que queremos dejar y la responsabilidad que tenemos las organizaciones. Es un proceso que es superimportante y valioso para nosotros, de cara a construir oportunidades más igualitarias”, dice Miriam Frias, directora de People & Culture de Shifta.
“Entonces —sigue— empezamos a pensar cuáles eran los requerimientos de la aplicación, qué tipo de experiencias necesitaban los usuarios y las usuarias, que son las personas de la Mocha que administran en el día a día todas las necesidades de las personas que se acercan a la organización. Y lo que hicimos fue una aplicación simple en la que se pueden registrar temas personales, de salud, educativos, económicos, de vivienda para acompañar y entender qué tipo de asistencia se brinda y hacer un seguimiento de esa información y de la administración de los recursos”.
Eficacia y confidencialidad
La MochaApp es la primera aplicación en el país pensada para visibilizar y acompañar a la población travesti trans en el acceso a derechos, salud, educación, empleo y cuestiones personales. Está diseñada exclusivamente para que los miembros de la asociación civil puedan trabajar de una forma más eficaz y ordenada .
“La aplicación es integral a todas las áreas, registra el recorrido de la persona, tanto a nivel educativo, como de salud y la asistencia que se le brinda. El Área Acceso a Derechos, que es la que recibe, hace la primera carga, pero después si una persona se anota para estudiar, en Preceptoría cargamos toda la información relacionada a la educación. Luego el Área de Salud hará lo mismo. Además, desde la dirección de Mocha podemos administrar permisos, lo que nos permite, por ejemplo, que cada área tenga acceso únicamente a la información que le corresponde para garantizar la confidencialidad de los datos, más allá de que la organización en su conjunto tenga el acceso a la información completa”, explica Lettieri.
Fuera de la institución, la información es confidencial.
En cuanto al desarrollo, Frías explica que es una aplicación mobile first, es decir, que está pensada para que la puedan usar desde el celular. “Podés estar en un colectivo, en la calle, en tu casa o en una oficina y acceder a la información sin tener que utilizar una computadora. Eso es superimportante. Y pudimos generarla sobre Azure, la nube de Microsoft, lo que significa que no hizo falta un hardware que soportara toda la aplicación. Esta tecnología nos permite no solo evitar el costo de infraestructura y mantenimiento sino también escalarla de una manera mucho más simple y ágil”.
“Nosotros ya conocíamos a Maryanne y al Mocha, donde habíamos participado de capacitaciones que nos brindaron, y también a la gente de Shifta, con quienes venimos trabajando en otros proyectos con impacto social, entonces empezamos a pensar cómo podíamos trabajar en conjunto”, dice Andrés Tosi, líder de la comunidad Gleam de Microsoft, un grupo autogenerado por empleados que busca fomentar la igualdad y la diversidad, tanto al interior como al exterior de la compañía. Por eso, trabaja junto a diferentes empresas y organizaciones que abordan problemáticas del colectivo LGBTIQ+.
“Nuestros socios —continúa— son fundamentales y sobre todo en temas de inclusión, porque son quienes nos orientan a nosotros, que somos expertos en tecnología, respecto a donde están las necesidades y dónde podemos aplicar lo que sabemos para generar el mejor impacto en la sociedad. Así que nos contactó Miriam [Frías] para ver si podíamos facilitar la tecnología para hacer el hosting de esta aplicación en Azure, para que fuera fácilmente utilizable, escalable y segura para proteger los datos. Nuestro aporte consistió en ver qué tecnología necesitábamos para esto y qué áreas de la empresa nos podían ayudar. Tuvimos colaboración, sobre todo, de Microsoft for Startups y pudimos conseguir, finalmente, este servicio de hosting que es la nube de Microsoft para desarrollar la aplicación”.
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Más que una app
La nueva herramienta fue celebrada en Mocha Celis. “Mucha gente está muy feliz porque la aplicación nos permite relevar información específica sobre la situación de vida de las personas travestis, trans y no binarias. Esto ayuda mucho a comprender la realidad específica del colectivo, tenemos la posibilidad de generar estadísticas, que son un insumo muy importante para diseñar políticas públicas o pensar programas”, señala Mireles.
Desde los comienzos de la organización, que está cumpliendo una década, sus integrantes entendieron que tenía, en palabras de la secretaria académica, “la responsabilidad política de generar conocimiento y sentido a partir de la mirada del propio colectivo”. Con esa premisa publicó La revolución de las mariposas, un libro que reúne información sobre la vida de las personas travestis y trans de la Ciudad de Buenos Aires. Y apunta a seguir generando y ampliando este tipo de herramientas.
Lettieri dice, sin rodeos, que la Mocha terminó por convertirse en “proveedora de estadísticas para el Estado”, porque la Argentina aún no tiene cifras oficiales sobre el colectivo travesti, trans y no binario —de hecho, el próximo censo de población será el primero que incluya opciones y categorías para esta comunidad—. “Lo que nos permite la aplicación es ser más certeras en esa información. Quizás teníamos muchas estadísticas de educación pero no de salud. Esta herramienta va a permitir que justamente podamos, resguardando la información sensible de las personas, generar estadísticas para seguir articulando con el Estado y acompañar nuevas políticas públicas”, agrega.
Lettieri subraya que Mocha Celis tuvo un rol central, aportó datos y conocimientos en el desarrollo de las leyes promulgadas para el colectivo, como la ley de cupo laboral trans.
Esta referente de roles múltiples dentro de la organización también recuerda cómo costó, en un comienzo, que dentro de la asociación se les diera importancia a las herramientas tecnológicas que optimizan las tareas.
“Habiendo tanto emergente ―me refiero a situaciones complicadas de una población que tiene una esperanza de vida de 35 años―, no es que había resistencia al cambio si no que el foco siempre estaba en otro lado. La respuesta siempre era: ‘Acá está pasando algo más importante, no puedo ahora prestarle atención a esto’. Hasta que la organización logró entender que la tecnología es importante también”.
La desorganización o no contar con herramientas que permitieran sistematizar la carga y el manejo de datos empezaba a perjudicar el trabajo diario, por lo que, a diferencia de otros recursos que no prosperaron, la Mocha app era algo que el equipo estaba demandando.
Mucho más que tecnología
“La app es el inicio, pero a futuro podría ser algo que permita trabajar de manera más predictiva. Mocha Celis es una de las organizaciones que maneja mayor cantidad de información y era importante construir una aplicación para entender cuál es el impacto de su trabajo y qué tipo de datos tenemos a nivel país. Lo que no se mide no se puede mejorar y no se puede controlar, entonces parte de construir una solución tiene que ver con hablar desde la información real, con datos reales”, reflexiona Frías.
“Lo nuestro es un aporte muy chico a una tarea muy grande que está haciendo la Mocha hace mucho tiempo, pero a veces, con una solución simple se puede aportar un montón de valor a problemáticas que son muy fuertes, que llevan un montón de tiempo de lucha y en las que todavía hay muchísimo por resolver”, agrega.
Tosi comparte esta mirada: “Todos tenemos la posibilidad de aportar a la sociedad y de generar un cambio desde donde estamos, pero para eso tenemos que ser empáticos y entender cuál es la realidad que viven otras personas, que probablemente uno con los privilegios que tiene no imagina. Creo que ese también es nuestro trabajo y el de todos: compartir esas realidades y, desde nuestra posición, buscar un cambio que sea consistente y no algo de un solo momento”.
Para Mireles lo más importante es “que estamos hablando de un proyecto pensado desde el colectivo para el colectivo travesti, trans y no binarie”. “Porque es fundamental que en los espacios colaborativos de trabajo las personas travestis, trans y no binarias tengamos roles de toma de decisiones para pensar y complejizar desde nuestra mirada y desde nuestra experiencia la realidad. Ser parte de la producción de conocimiento y sentido”.
Lettieri cree que la Mocha app repercutirá más allá de la información y la generación de datos. “La población trans jamás hubiera imaginado que íbamos a articular con Microsoft o con empresas grandes o superreconocidas, porque hay una sociedad que a nosotras no nos permitió ocupar esos lugares. Hoy en día, que la población trans que está en la Mocha vea la alianza con Microsoft y Shifta también significa que mañana una piba trans se anime a tirarle un CV a Microsoft o que vea que Shifta saca una convocatoria y se anime a participar. Creo que eso, más allá de la app y de que se generen redes, es lo que, también, buscamos”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN, y fue publicada originalmente el 11 de noviembre de 2021.
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