“Necesitamos conocernos. Conocer a la gente del país desde el punto de vista del tamaño, forma y proporciones de su cuerpo. Una información con la que, hasta ahora, no contamos”, dice Sandra Jung, licenciada en Matemática y coordinadora del estudio antropométrico argentino (EAAr) que lleva a cabo el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Lo dice, precisamente, con la seguridad de que esa incógnita está cerca de revelarse.
El 9 de junio, más de un año y medio después de la sanción de la que se conoce como ley de talles, se reglamentó el sistema único normalizado de identificación de talles de indumentaria (SUNITI). La iniciativa, según el decreto de promulgación, busca asegurar “el acceso a información unívoca en materia de talles de indumentaria”. Ocurre que en la Argentina, como dice Jung, no existen datos sobre las medidas promedio de los cuerpos de la población. La industria textil se rige con tablas europeas. En la práctica, esto lleva a que muchas personas no encuentren un talle para ellas o que las medidas de un S, M, o L varíen según quién lo confecciona.
La reglamentación del SUNITI estableció un plazo de 240 días para que se terminara el estudio antropométrico argentino, un estudio complejo que además de ser clave para que se cumpla la ley de talles será útil para muchos otros rubros además del textil.
A la medida local
Desde 2012 AnyBody Argentina —una ONG de “activistas por la diversidad corporal”, como define su cuenta en Instagram, que fue una de las promotoras de la ley de talles— realiza la encuesta nacional de talles que “busca conocer la disponibilidad de talles al momento de comprar ropa y cómo vivencian los usuarios la experiencia de ir a comprar indumentaria y calzado”.
En la edición 2020, en la que participaron 8.025 personas de entre 12 y 88 años, el 65 % afirmó tener dificultades para conseguir ropa de su talle y más del 80 % dijo que cuando quiere comprar una prenda suele encontrar que está disponible en “talle único”. “Son cifras que, en términos generales, siguen constantes a través de todas las encuestas desde 2012”, cuentan desde AnyBody, que actualmente convoca a completar la encuesta 2021.
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“El estudio antropométrico es importante porque hoy se hacen prendas en base a cuerpos que no existen en nuestro territorio”, dice Sami Alonso, voluntaria en AnyBody y creadora de Kalista, una marca de ropa deportiva con talles inclusivos. “Sin el estudio no podemos hacer absolutamente nada. Necesitamos saber cuánto miden los varones y mujeres de la Argentina”, subraya.
Alonso destaca que “detrás de la situación de no encontrar ropa hay muchas cosas que nos pasan, especialmente a las feminidades, en relación con nuestro cuerpo. Que haya talle único para la mujer, como si todas tuviéramos el mismo cuerpo, no tiene sentido”.
“No encontrar talles no es solo no encontrarlos, sino que se relaciona con cuestiones como la discriminación, la autopercepción. Muchas personas se sienten mal con respecto a su cuerpo por no encontrar un talle”, suma Mercedes Estruch, coordinadora de la organización. “No encontrar ropa atenta contra el derecho humano a la identidad: vestirse es un derecho humano”, complementa Alonso.
Las representantes de AnyBody aclaran que la ley no termina con los problemas en relación a los talles porque no le exige a la industria contar con una curva en su oferta, que contemple varios talles. “Estaría buenísimo que la industria tomara el compromiso y tuviera una curva de talles mínimamente inclusiva. Algo que la ley sugiere, pero no exige”, dice Estruch.
“Proponemos que existan más talles, porque así es como funciona en el resto del mundo. En otros países hay una industria más consciente de la diversidad corporal”, suma Alonso.
Un estudio complejo y que lleva años
Mientras desde organizaciones de la sociedad civil como AnyBody impulsaban la ley de talles, el INTI comenzaba a investigar las proporciones corporales de la población argentina.
“Sabíamos que era algo que se hacía en el mundo. Conocíamos la importancia de estos estudios. Por eso, en 2014 compramos el escáner 3D necesario para un estudio así y en 2015 arrancamos en la provincia de Mendoza. Desde 2017 hacíamos el relevamiento en forma sistemática, pero la pandemia nos frenó”, cuenta Jung sobre la tarea del INTI.
Actualmente, el primer estudio antropométrico argentino lleva registradas las medidas de 7.500 personas; faltan 6.500 para llegar a las 14.000 que se consideran necesarias. En otras palabras, el trabajo está en un 60 % de su concreción. Las regiones que restan son el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y la Patagonia, además de algunos puntos de otras regiones que quedaron pendientes, como es el caso de Salta.
La segunda y última etapa de estudio se hizo el 27 de julio, donde se tomaron medidas en el Teatro Argentino de La Plata.
Cualquier persona podía participar como voluntaria a través de la inscripción en línea (en el sitio del INTI o desde la aplicación Mi Argentina) o podía acercarse a los espacios públicos donde se tomaban las medidas.
“Nos instalamos en lugares con mucho flujo de gente para que la muestra sea representativa y azarosa. Estuvimos en el Cabildo de Córdoba o la plaza principal de Rafaela”, ejemplifica Jung.
“El estudio antropométrico del INTI se desarrolla a partir de un equipamiento único en el país: un escáner 3D que permite, mediante 16 cámaras infrarrojas, tomar hasta 400 medidas en 15 segundos”, explica Rubén Geynaro, presidente del INTI. Contar con una tecnología así es clave para optimizar tiempos y poder hacer la investigación a gran escala.
Jung explica el operativo: “Primero se mide la altura de la persona, sin calzado. Luego, se la pesa en ropa interior, en un sector protegido por cortinas. Entonces, en 15 segundos, las cámaras infrarrojas hacen su trabajo: un monitor en un espacio contiguo, donde se encuentra un operario, refleja un cuerpo en 3D”. El proceso lleva 15 minutos por persona, ya que incluye una breve entrevista.
Desde el INTI subrayan que es un procedimiento seguro, que nadie toca a la persona a la que se mide y que se siguen protocolos sanitarios en el contexto de la pandemia.
Para la confección del sistema único normalizado de identificación de talles de indumentaria, se tomarán unas 50 variables de las 400 que permite obtener el equipo. Estas variables incluyen, además de altura y peso, medidas como los contornos del busto o tórax, de la espalda a la altura del hombro, de la cintura y la cadera y los largos de piernas y brazos, entre otras.
Lo interesante, destaca Jung, es que la medición completa quedará en una base de datos digital de la cual en el futuro podrían tomarse más datos que hoy no se tienen en cuenta para el SUNITI.
También será útil la información obtenida en las entrevistas, en las que se interroga sobre variables socioeconómicas y si la persona encuestada hace actividad física, entre otras preguntas. Luego de completar el relevamiento, será la hora de procesar los datos.
Los desafíos a la hora de tomar las medidas de la población nacional
Para la etapa final del relevamiento, el INTI prevé obtener un segundo escáner 3D. Se trata de equipos que en la Argentina no se consiguen (el del INTI es de una empresa norteamericana) y que tienen un costo en el orden de los 25.000 dólares. Pesa alrededor de 350 kilos y hay que desarmarlo para poder llevarlo por todo el país.
“El principal desafío del relevamiento es la logística. Hay que trasladarse, llegar a cada lugar donde se hace el estudio con el escáner y los operadores, calibrarlo, difundir el relevamiento, estar al menos tres semanas y esperar que los pobladores de la zona se enteren, que quienes pasen por la zona entren a medirse. Esto de ir de un lugar a otro no es para nada fácil”, cuenta Jung. Y agrega que “no es fácil” lograr que se acerquen suficientes voluntarios varones, que suelen representar el 40 % de la muestra.
Por otra parte, Jung aclara que el hecho de que la muestra se divida por regiones permite “compensar” las cantidades de cuerpos que se miden en unas y otras. Con este contexto, las largas distancias y la poca densidad poblacional de la Patagonia asoman como un desafío.
“Es un estudio rápido. Si uno quiere poner un granito de arena para el país se puede prestar un segundo el cuerpo”, dice a modo de arenga para que las personas del sur y del AMBA se sumen en esta nueva etapa. “Es muy importante que la población se acerque para alcanzar los estándares necesarios”, apoya Geynaro.
Antecedentes en el mundo
Desde finales del siglo pasado, países como los Estados Unidos, el Reino Unido, Suecia, Francia, Alemania, España, Polonia, Corea del Sur y China han invertido en la compra de escáneres 3D para tomar medidas antropométricas de su población.
El INTI tomó nota de la necesidad de contar con datos de este tipo, que son accesibles en otras latitudes. Y se basó en algunas experiencias. “Tomamos ciertas cosas de lugares como España, algo de Alemania y México”, explica Jung. “Por ejemplo, usamos el mismo límite de edad inferior, que es de 12 años, pero no tenemos límite superior, a diferencia de otros países. Otras cosas no las imitamos. Por caso, España cita a los voluntarios por correo, pero nos pareció poco práctico”, agrega.
Entre las diferencias del estudio que se realiza en la Argentina con los de otros países, destaca que mientras en el exterior suelen ser empresas privadas las que lo desarrollan, acá está a cargo del Estado. “Que se realice desde un organismo público es que el Estado cumpla con su rol a la hora de garantizar derechos”, dice Geynaro.
Por otra parte, Jung apunta que “la historia en otros países dice que el cuerpo va cambiando”. De ahí la importancia de que estos estudios sean periódicos. La ley que crea el SUNITI exige que se realicen cada diez años.
Una información necesaria más allá de vestirnos
“En principio, los países que hacen estos estudios por décadas no tienen problemas con la ropa que hacen para su gente. Esto es un incentivo para nosotros”, aclara Jung.
Estruch, de AnyBody, cuenta que Sharon Haywood, fundadora de la organización, “es canadiense y también vivió en Inglaterra. Hasta llegar a la Argentina nunca había tenido el problema de no encontrar ropa de su talle”.
Sistematizar los talles servirá además para facilitar las compras en internet: no es extraño, en la Argentina, adquirir una prenda en línea y que, al recibirla y probarla, no nos quede como esperábamos. De hecho, el origen de este tipo de estudios en los Estados Unidos se vincula con un pedido de la Association for Mail-order Sales (Asociación para Compras por Correo) en 1945, por la necesidad de estandarizar medidas para compras por este medio.
Pero además del textil, existen muchos otros rubros para los cuales el estudio antropométrico en desarrollo será útil. “Cuando tengamos los resultados del INTI vamos a poder pensar en otras cuestiones. Por ejemplo, sabemos que hay muchas personas tienen problemas en el cine, que están muy incómodas en las butacas o directamente no entran”, señala Estruch.
La coordinadora de AnyBody considera que “el estudio también servirá para pensar mobiliarios del Estado”. Y, volviendo a la cuestión de la vestimenta, “para que en las universidades empiecen a trabajar con las medidas de los cuerpos de la región, porque en carreras como Diseño de Indumentaria se enseña un solo tipo de cuerpo, con maniquíes de determinadas medidas”.
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Por su parte, el presidente del INTI destaca que el estudio puede serles útil a “diseñadores que trabajan en el ámbito laboral, por ejemplo, para fabricar el mobiliario de una oficina, o también al sector automotriz”. Por eso, dice: “Nos parece importante que nos acompañen desde todos los sectores y géneros para brindar las mayores precisiones posibles”.
Geneyro también subraya que contar con los datos del estudio le servirá a la industria a calcular mejor sus insumos y tener menor desperdicio con el consiguiente beneficio ambiental. Este es uno de los puntos que se destacaron en México, donde en 2012 se realizó un estudio similar al que lleva adelante la Argentina.
Jung, en tanto, también apunta que el estudio antropométrico argentino “brindará información útil para la prevención en salud”, ya que algunas medidas corporales son indicadoras de riesgo cardíaco. En México, al promover el estudio, también destacaron que conocer los cuerpos le servía al sector sanitario para elaborar las prótesis.
Son muchísimos los sectores a los que este estudio podría resultarles un insumo valioso. De nuevo: es necesario conocer cuánto medimos los argentinos y argentinas. Allá, por febrero de 2022 y por primera vez en la historia, la incógnita comenzará a desvelarse.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN, y fue publicada originalmente el 22 de julio de 2021.
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