Del cruce entre la sensibilización de los habitantes de la zona por los incendios forestales y el capitalismo económico nació “Código de fuego”, un mural que las artistas Vivana Dziewa y Vanessa Arroyo terminaron de pintar hoy en una esquina del centro de Bariloche con la intención de que el mensaje “llegue a los lugares que tienen que reflexionar” para aumentar “presupuestos para brigadistas, bomberos y Parques Nacionales”.
Ubicado en la esquina de Onelli y Santa Cruz, la imagen de fuerte condimento realista muestra a un niño salvando a un oso de peluche del fuego que amenaza un bosque; las llamas salen de una hilera de fósforos ordenados como en un código de barras.
La idea de la obra nació “después de los incendios del Lago Martin, que (entre finales de 2021 y comienzos de 2022) arrasaron hectáreas de bosques. Habíamos quedado todos los habitantes de la zona sensibilizados. Y también este año hemos tenido distintos incendios…”, rememora Viviana Dziewa en diálogo con Télam.
“El año pasado hicimos este boceto y nos pareció de asociar el tema del código de barras simbolizando la cuestión económica”, porque “todo tiene un código de barras, desde una campera a un sachet de leche: todo tiene precio y la tierra también tiene precio y la naturaleza tiene precio”, explica la artista.
"Hay muchos incendios que son provocados por intereses inmobiliarios, pero no hay mucho presupuesto para los brigadistas que combaten el fuego, para bomberos, para Parques Nacionales", señala como paradoja.
Además “está este niño abrazando a un peluche, que representa la naturaleza; de alguna forma está rescatando a la naturaleza de ese incendio, pero también haciendo reflexionar: ‘¿Qué es lo que le vamos a dejar a nuestros hijos, a nuestros nietos?’”, sintetiza Dziewa.
La primera parte de la obra, que contó con la colaboración de la Escuela de Arte La Llave y aportes de comerciantes de la zona, fue la realización de un boceto digital a partir de fotografías.
“Entonces tiene bastante realismo, porque sacamos directamente la imagen de fotos reales, y se trabajó por capas, como en el Photoshop. Fuimos trabajando desde la capa de más atrás a la de más adelante; desde el cielo, pintando todas las capas de árboles, hasta lo que es el código de fuego y finalmente terminar con la figura principal, que es el niño”, explica por su parte Vanessa Arroyo.
“Nos llevó aproximadamente tres semanas, trabajando entre tres y cuatro días por semana”, señala. La respuesta de los vecinos que pasan y ven el mural en construcción es “impresionante”, coinciden las artistas, que ya han realizado varios murales juntas.
Respecto al emplazamiento, Dziewa dice: "Creo que fue el lugar donde más receptiva es la gente, que más nos felicita, más les gusta, más interesa o más pregunta qué es qué es lo que queremos expresar. Pero siempre con una recepción increíble”. La artista pone como ejemplo que un comerciante de una feria cercana les regaló la comida durante varios días porque le gustaba lo que estaban pintando.
“Yo creo que la gente que pasa por acá está muy concientizada (con el asunto de los incendios), pero más que tener cuidado con el fuego no podemos hacer mucho”, continúa. Y concluye: "Ojalá llegue a los lugares que tienen que reflexionar y vean el tema de los presupuestos”.