El “mes urbano”. Así se lo conoce a octubre por dos fechas internacionales con las que abre y cierra.
El 5 de octubre es el Día Mundial del Hábitat, este año con el foco puesto en la vivienda como un derecho humano fundamental (clave para el distanciamiento social y una buena higiene).
El 31 de octubre es el Día Mundial de las Ciudades con un lema clave: “Mejor ciudad, mejor vida”. El propósito es concientizar sobre una urbanización más sustentable, destacando el valor comunitario en los entornos urbanos.
Este mes urbano, en el contexto del coronavirus y la crisis climática, es la oportunidad perfecta para reflexionar sobre las ciudades y nuestro rol activo en ellas. Si bien muchos cambios dependen de políticas locales; nosotros también podemos aportar desde nuestro lugar como ciudadanos. Aquí algunas herramientas.
Repensar la ciudad: ¿en 15 minutos?
Urbanismo Vivo es una iniciativa local que concientiza sobre los cambios de paradigmas vinculados a ciudades más funcionales.
Con la cuarentena, mucho se volvió a hablar de “la ciudad de los 15 minutos”, incluso fue una de las principales propuestas de campaña de la reelegida alcadesa de París, Anne Hidalgo. ¿De qué se trata? De vivir, trabajar, comprar lo necesario, cuidar, aprender y descansar, en un máximo de 15 minutos a pie o en bicicleta.
El principio detrás de este proyecto de transformación de las ciudades es otro conocido: el repensar las ciudades para, con y por las personas. Incentivando la peatonalización y el uso de la bicicleta se contribuye en reducir las emisiones y la contaminación ambiental. Además, una ciudad a escala humana nos reconecta con nuestro entorno para cuidarlo.
(Si necesitás reparar una bicicleta, más abajo te contamos de una iniciativa que te puede servir).
Consumir local y consciente
El aislamiento nos obligó a consumir en comercios próximos, incluso a cambiar las extensas filas en supermercados por el ahorro de tiempo en almacenes, verdulerías y locales más pequeños.
El optimizar cada salida y cada compra, llevó también a reflexionar sobre qué tipo de alimentos estábamos consumiendo y el sentido de “local”: no siempre comprar en el almacén del barrio es acceder a vegetales elaborados en proximidad.
Esta producción cercana no sólo impacta positivamente en el apoyo económico a productores locales, sino también en la reducción de emisiones por transporte. El otro eje: buscar alternativas elaboradas de manera más amigable con el ambiente.
La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), que reúne a familias campesinas y productoras a alimentos agroecológicos de 15 provincias, tuvo un incremento en las ventas de bolsones de verdura agroecológica de estación recién cosechada durante la cuarentena.
Por su parte, el mercado Sabe la Tierra se readaptó en pandemia con bolsones , venta online, pick up y la reapertura de algunos mercados cumpliendo los protocolos.
Reducir, reparar, reutilizar, reciclar
Pasar más tiempo en casa no sólo nos hizo ser más consciente de nuestro consumo sino también de la cantidad de residuos que generamos. La solución no se limita a reciclar, sino a algunas acciones previas al descarte como reciclable, compostable o basura final: reducir, reparar y reutilizar.
Una forma de reducir la cantidad de residuos que generamos es elegir productos con menor packaging o incluso sin packaging. En medio de la cuarentena, se inauguró en el barrio porteño de Belgrano CeroMarket, un supermercado sin envases descartables. También podés animarte a ir a otros locales con tus envases e informar por qué preferís esa modalidad para que cada vez más locales se sumen.
Si no sabés cómo empezar a separar residuos, cómo hacer compost o vivir con menos plástico, recomendamos seguir en redes a La Loca del Taper y la iniciativa local Unplastify.
Aprendé a compostar con la Loca del Taper
Además, el Club de Reparadores promueve la reparación de objetos rotos en desuso para reducir el descarte de algo que aún puede ser útil. Cuentan con una guía digital de reparación para buscar reparadores o registrarse como tales, y conectar a ambos: quien necesita reparar y quien repara. Es una iniciativa colaborativa entre todos los actores involucrados.
Reconectarse con la naturaleza urbana
Pasar más tiempo dentro de casa nos hizo más observadores del entorno que nos rodea, así como valorar más la posibilidad de disfrutar un espacio verde urbano. La observación de aves o insectos no sólo puede ser un actividad de recreación personal, sino que también puede contribuir al conocimiento e investigación científica. Algo que se conoce como ciencia ciudadana.
ArgentíNat es la versión local de una plataforma que promueve la observación, registro y divulgación de biodiversidad. Con sólo tomar una foto del ejemplar y subirla a la aplicación, contribuirás a una red global y conocerás más de la especie.
Hacé tu aporte a la biodiversidad argentina
La app Aves Argentinas funciona como una guía de identificación de aves que podés observar en el balcón, jardín o parque. A partir de las características del ejemplar, la app te guiará en su reconocimiento.
Aprovechar la energía del sol
Instalar renovables parecía hasta hace pocos años algo sólo posible para proyectos a gran escala, pero con la Ley de Generación Distribuida pasó a ser también un beneficio no sólo ambiental a nivel doméstico sino también económico.
Algunos vecinos de la ciudad de Buenos Aires ya tienen paneles solares con los cuales no sólo generan energía para autoconsumo sino que también venden el excedente de energía que producen a la red. Acá algunos ejemplos con cálculos concretos.
La Fundación Energizar ofrece capacitaciones online teórico-prácticas en energía solar fotovoltaica y térmica.
Sumando Energías es un proyecto que mejora viviendas precarias en barrios vulnerables mediante la combinación de reciclaje y energía solar, por ejemplo, colectores solares elaborados con botellas plásticas para que puedan bañarse con agua caliente. Ahora ofrecen talleres online para toda persona interesada en aprender, practicar y compartir.
Garantizar acceso a agua segura
Lavarse las manos se volvió una acción vital ante el nuevo coronavirus, pero eso no es una posibilidad para todos en territorio argentino. De hecho, siete millones de personas aún no tienen acceso a agua segura en el país.
La empresa social Agua Segura acerca soluciones concretas a escuelas rurales, periurbanas y urbanas, centros comunitarios y hogares. Algunas de ellas: sistemas de filtración, recolección de agua de lluvia, educación. Su trabajo sigue activo durante la pandemia. Podés involucrarte con un aporte económico mensual o por única vez, o también como voluntario.
Ayudar a los perros rescatados
La falta de castraciones masivas por parte del Estado, las dificultades económicas para algunos vecinos de acceder a atención veterinaria gratuita, el abandono y la irresponsabilidad, son algunos de los motivos que explican una realidad en muchos entornos urbanos y suburbanos: perros que necesitan ser rescatados.
Son varias las iniciativas locales de rescate de perros (y de gatos también) que actúan ante esta realidad. De hecho, durante la cuarentena han visto un incremento no sólo de las adopciones sino también de los voluntarios que colaboran.
¿Cómo podés ayudar? Dando tránsito a los rescatados hasta que sean adoptados; donando mantas, medicación veterinaria y alimento; aportando económicamente para que puedan solventar gastos de cirugías y tratamientos; y, obvio, si te interesa, adoptando responsablemente.
Proyecto 4 Patas es una iniciativa de rescate en la zona oeste del conurbano bonaerense.
Otra iniciativa es Pichichos al Rescate tiene base en la ciudad de Buenos Aires, pero recibe perros de la provincia en general.
***
Como quizás sepas, en RED/ACCIÓN creemos en el diálogo y en el trabajo colaborativo. Por eso, te invitamos a que nos cuentes tu experiencia con alguna de estas prácticas sustentables que sugerimos, o que nos ayudes compartiendo otras acciones que podemos llevar a cabo para mejorar nuestras ciudades.