Más del 90% de los CEOs cree que sus compañías cambiarán más en los próximos cinco años de lo que cambiaron en los cinco anteriores. Tener equipo que esté preparado y sea capaz de aprovechar ese cambio hará la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Los líderes de todos los niveles tienen que demostrar con el ejemplo cómo involucrarse con el cambio. Luego, es importante inspirar al equipo para que sea creativo y habilitarlo para innovar.
He aquí cinco prácticas cotidianas que puede usar para convertir a sus empleados en promotores del cambio:
Cuente historias acerca de otros que fueron más allá del statu quo. Su equipo necesita estar seguro de que moverse hacia la incertidumbre puede crear resultados positivos. Las historias de éxito brindan ejemplos tangibles y memorables. Para construir una historia atractiva pregúntese: ¿Qué es significativo e importante para las personas con las que estoy trabajando? ¿Cuál es la idea central que quiero que se lleven? Sus historias deberían compartir un mensaje común: está bien dar un paso hacia adelante. Historias poderosas crean seguridad psicológica, dejando que las personas sepan que promover cambios está bueno y será recompensado.
Promueva el diálogo. Intente tener reuniones de 30 minutos para discutir las emociones relacionadas con el cambio y las acciones que los participantes pueden hacer para lograrlo. Llamo a estos encuentros “puestos de escucha”. Consisten en:
- Poner sobre la mesa: aliente a su equipo a discutir cómo el cambio los está afectando.
- Escuchar: aliente a los individuos a compartir sus experiencias usando metáforas o adjetivos. Esto les da una forma segura de hablar acerca de las emociones. Sea el primero en compartir sus metáforas, para romper el hielo. Note quiénes disienten o se sienten significativamente desafiados por el cambio; pueden brindar perspectivas clave.
- Consolidar: pregúntele al equipo qué temas comunes están escuchando. Sintetice los temas clave.
- Actuar: identifique acciones. Haga preguntas al estilo de: “¿Cómo queremos cambiar esto?” “¿Qué rol jugará cada uno de ustedes para hacer que esto suceda?”
Haga preguntas sobre ¿qué pasa si? en reuniones individuales y de equipo. Preguntas como “¿Qué pasaría si todos fuéramos trabajadores independientes?” “¿Qué pensaríamos respecto a esto?” “¿Qué pasaría si construyéramos este proceso desde cero?” “¿Qué pasaría si nuestro producto estrella repentinamente se vuelve obsoleto?” impulsan a las personas a pensar con audacia. Reconozca y recompense los pasos iniciales y continúe pidiendo más.
Defina expectativas. Asuma responsabilidad por los errores, y trátelos como oportunidades para el aprendizaje y crecimiento.
Promueva la colaboración. Para convertirse en agentes de cambio, su equipo necesita una variedad de perspectivas. Haga preguntas como: “¿Qué otras partes de la organización podrían ayudar con esto?” “¿Quiénes tienen sobre este tema una perspectiva de la que carecemos? ¿Cómo deberíamos conectarnos con ellos?”
Los equipos exitosos integran la agilidad de cambio en el corazón de su cultura, y eso significa construir “memoria muscular para el cambio” en usted y en sus equipos. Estas cinco prácticas cotidianas son una gran forma de empezar.
Edith Onderick-Harvey es socia directiva en NextBridge Consulting.
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