Cinco conmovedoras historias de solidaridad - RED/ACCIÓN
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Cinco conmovedoras historias de solidaridad

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

En pocos días celebramos en la Argentina el Día de la Solidaridad. En esta edición queremos analizar de qué se trata esta palabra. Y, sobre todo, contar breves historias de cómo se materializa.

Cinco conmovedoras historias de solidaridad

Intervención: Marisol Echarri.

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¡Buenos días! En pocos días celebramos en la Argentina el Día de la Solidaridad. En esta edición queremos analizar de qué se trata esta palabra. Y, sobre todo, contar breves historias de cómo se materializa.
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Intervención: Marisol Echarri.

Comencemos esta edición con una definición.

Cultura solidaria: es el proceso por el cual una comunidad levanta la cabeza, mira a su alrededor y decide transformar esa realidad que la rodea.

La definición dice que la solidaridad es un proceso: no es una circunstancia ni una acción puntual, sino algo que requiere de tiempo para desarrollarse. Y la cultura solidaria no es algo individual: es necesario que toda una comunidad, juntos en red, levante la mirada y reflexione.

Entonces, la cultura solidaria es algo colectivo y ligado a decisiones profundas, no meramente emocional. El deseo de transformar una realidad tiene que ver con la voluntad.

Vamos ahora con otra definición.

Prójimo: aquel que tiene derecho a esperar algo de mí.

No es una definición sustentada en la religión ni en la espiritualidad, sino que tiene un punto de vista jurídico.

Las personas tienen derecho a tener la expectativa de que otras personas les brinden una mano. Es una definición que se aleja de una sensibilidad simple o una religiosidad clásica y nos hace recordar que vivimos en comunidad, y que hay otro cerca nuestro que quizás espera nuestra solidaridad. Se viene el Día Nacional de la Solidaridad. Y queremos compartir entonces, además de estas definiciones, cinco cortísimas historias que nos emocionan, pero que hablan de estas decisiones profundas de querer transformar la realidad.

2

La primera historia es la de un señor que hoy ya tiene más de 80 años. Una vez se enteró que en una clínica cercana a su casa había bebés prematuros. Alguien le contó que los bebés prematuros, aunque en general evolucionan bien, tienen una gran carencia: la de abrazos. Claro, mientras ellos están en la terapia infantil, su madre se recupera en otra sala.

Entonces este señor hace años que va a la terapia de los niños y las niñas y abraza, abraza,  y abraza  estos niños y niñas. Los tiene a upa. Y verlo con sus 80 años, dando amor a esos bebés, es una imagen llena de ternura y solidaridad.


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3

La segunda historia también es breve e igual de conmovedora.

Un grupo de amigos visitaba un barrio humilde para conocer las necesidades del lugar. Encontraron a una mujer junto con sus hijos, quienes juntaban papeles y metales en la basura: “cirujeaban” en busca de recursos.

Estos amigos le preguntaron a la madre y sus hijos cuántas horas diarias trabajaban así. Ella respondió que entre 6 y 8 horas diarias de ir a juntar con el carro les alcanzaban para obtener suficiente para su comida diaria. Pero que frecuentemente hacían “horas extras”. En ocasiones, una, en otras dos, tres o hasta cinco horas extra por día.

¿Para qué? Para mantener un comedor comunitario en su barrio, para aquellas familias y chicos que ni siquiera podrían juntar papeles o metales. Otra imagen maravillosa de la solidaridad de estos tiempos.

4

Un médico tenía que hacer una visita en un domicilio. Buscaba a un hombre mayor, pero en la casa lo recibió un matrimonio de mediana edad. Mientras atendía a su paciente, se preguntaba cuál sería la vinculación del hombre de más de 70 años con aquel matrimonio.

Antes de despedirse, les deja unas recomendaciones para su “papá”.

“No es nuestro papá”, le explicaron. Tampoco era su tío ni pariente de ningún tipo.

“¿Qué relación tienen, entonces?”, preguntó curioso el médico.

Aquel hombre, que ahora era mayor, vivía con ese matrimonio desde hacía mucho tiempo, cuando una vez, en una jornada de frío y lluvia, les tocó el timbre para pedirles algo de comer. Lo hicieron pasar, le dieron alimento y lo invitaron a quedarse una noche. Como no tenía a ninguna otra persona a la que recurrir, le dijeron que se quedara otra más. Y otra. Decidieron adoptarlo, hacerlo parte de su familia.

Otra historia impactante y maravillosa que nos habla de la solidaridad.

5

En una parroquia se había conformado un grupo de jóvenes. Una de sus integrantes comienza con problemas de salud y le diagnostican una falla hepática. El cuadro se agrava y requiere un trasplante de hígado. Fue una urgencia tremenda. Y comienza esa espera por un órgano, siempre llena de desesperación.

Un joven que acaba de unirse al grupo de la parroquia, de veintipocos años, le dice que quiere hablar con ella: le ofrece ser su donante, darle una parte de su hígado. Fue un impacto. Al joven le explicaron que en primer lugar era necesario hacer un estudio de compatibilidad y que, en segundo lugar, se requería de una autorización judicial. Pero este chico, que apenas la conocía, le dice que ya se había hecho el estudio y que era compatible. Y que había ido a un juzgado y tenía la autorización del juez.

Aquello no era una decisión impulsiva ni emocional, sino una voluntad profunda. Ya pasaron unos 15 años y ambos tienen un perfecto estado de salud.

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La última historia es una que se hizo famosa luego de que se publicara en una revista extranjera hace muchos años. Ocurrió en la guerra de Vietnam, cuando un médico estadounidense trataba a un niño de una aldea local que había sido arrasada. El chiquito tenía un grave problema y necesitaba andadores de sangre. La gente de Cruz Roja sabía que había un hermano, también niño, que podía ser donante. El hermano acepta y le dicen que el día siguiente iban a hacer la transfusión.

Durante la noche se escucha que estaba llorando el hermano donante. Al otro día, entonces, le preguntan: “¿Estás seguro de que querés donar a tu hermano?”. Él respondió que sí, pero su angustia seguía. Como el idioma era una barrera, de la Cruz Roja no podían estar seguros de por qué el hermano, tan seguro de hacer la transfusión, lloraba tanto. Consiguieron un traductor. Y este les explicó que creía que donar sangre implicaba morir.

Por eso la angustia, pero por eso también la decisión absoluta de morir por su hermanito. Una imagen durísima, pero a la vez maravillosa de lo que es la solidaridad

7

Todas estas historias y esta edición especial de OXÍGENO viene a cuento de que el próximo 26 de agosto es el Día Nacional de la Solidaridad. Una fecha elegida porque ese mismo día, pero de 1910, nació en Albania Agnes Gonxha Bojaxhiu, quien luego sería conocida como la Madre Teresa de Calcuta.

“Lo que importa es cuanto amor ponemos en el trabajo que realizamos”, decía ella, quien abocó su vida al servicio.

8

A propósito de mirar al otro, del prójimo, quería recomendarte un texto hermoso que publicamos hace poco en RED/ACCIÓN. Se titula: Ponerse en la piel de los demás se puede entrenar.

Gracias a la neuroplasticidad es posible entrenar nuestra capacidad de reconocer, comprender y entender las emociones en los demás, así como de ponernos en el lugar de otra persona y llegar a experimentar lo que está sintiendo. Y esto aplica en cualquier etapa de la vida.

Podés leer el texto acá.

9

El próximo 8 de septiembre es el Día Mundial de la Alfabetización. Con la excusa de esta efeméride, en la campaña del próximo mes queremos contar iniciativas de personas u organizaciones que trabajan para ayudar a que más personas aprendan a leer.

¿Conocés alguna? Nos gustaría que nos cuentes por mail.


Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.

Juan y David