Organizada por RED/ACCIÓN, en una iniciativa conjunta con el medio internacional The Correspondent, el miércoles 28 de octubre se celebró una conversación transnacional entre activistas y científicas latinoamericanas sobre aquello que falta en el debate sobre cambio climático para acelerar la acción.
La charla virtual, con más de 100 inscriptos, fue exclusiva para miembros co-responsables de RED/ACCIÓN y suscriptores de PLANETA.
En paralelo a la conversación en español vía Zoom, The Correspondent realizó en su plataforma un intercambio vía chat entre activistas climáticos de distintos países.
¿Por qué estas conversaciones son necesarias? Después de décadas de idas y vueltas, triunfos y fracasos, fue en 2015 en la capital francesa que los países llegaron a consenso para hacer frente al cambio climático: el Acuerdo de París. Su objetivo principal es limitar el aumento de la temperatura de la superficie de la Tierra por debajo de los 2°C y con esfuerzos a que ese límite se ubique por debajo del 1,5°C.
A partir de ello, el Panel Gubernamental de Científicos en Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) demostró en un reporte que alcanzar el límite de 1,5° era posible, requería cambios drásticos y nos daría un escenario con efectos notablemente menos dramáticos que el de 2°. Y ese límite podría alcanzarse entre 2030 y 2052.
Este año, 2020, marcó el inicio de una década clave en la que, según la ciencia, tenemos que hacer los cambios necesarios para hacer frente al cambio climático. Aún cuando el comienzo de la década se vio irrumpido por el coronavirus, hay otra crisis latente: la climática y ecológica. Ante la cual no debemos olvidar continuar actuando, impulsando y conversando.
Ciencia y activismo
"Una de las cuestiones centrales que muestra el reporte es la importancia de lograr alcanzar el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París, el del 1,5°", explicó durante nuestra conversación Inés Camilloni, científica climática argentina y una de las autoras del reporte del IPCC. Enfatizó que ese objetivo es posible de alcanzar realizando transformaciones sin precedentes que involucran a múltiples sistemas que tienen que modificar sus pautas en las cuales se fueron desarrollando hasta ahora: energía, sistemas productivos, industrias, alimentación.
Camilloni remarcó que ese medio grado hace la diferencia, pues implica impactos absolutamente diferentes. Y eso es lo que despertó a los jóvenes ante ver la inacción o acciones poco ambiciosas de sus representantes políticos.
"Los jóvenes abrazamos ese reporte, lo apropiamos y decidimos que sobre eso íbamos a sustentar nuestra lucha", reconoció Judith Pereira, activista climática y miembro de Friday´s For Future Costa Rica, y agregó: "Nos dimos cuenta que los 2° son un lujo que no podemos darnos y que no estamos dispuestos a sacrificar más por la inacción política". Los jóvenes reclaman por su futuro, en las calles y ahora en formato virtual, con respaldo científico.
En esa necesaria acción ante el cambio climático, las soluciones basadas en la naturaleza aparecen como una oportunidad. Lilia Roa, profesora colombiana de restauración ecológica de la Pontificia Universidad Javeriana, explicó que se trata de copiar cómo funciona la naturaleza, imitar sus procesos para, por ejemplo, aplicarlos, de forma integrada y con gobernanza, al re-diseño de los centros urbanizados donde se concentra la mayor cantidad de población latinoamericana.
Es necesario humanizar el cambio climático
Fue la reflexión común de las oradoras a la hora de pensar qué falta en el debate climático actual. "Tenemos que ponerle una cara al cambio climático", dijo Nicole Becker, activista climática y co-fundadora de Jóvenes por el Clima Argentina. Larissa Verajano Branco, activista climática brasileña de Engajamundo, coincidió con ella respecto de traer una perspectiva humana al debate y agregó la importancia de llevar las problemáticas y soluciones a lo local.
Refiriéndose a esa gran diferencia de apenas medio grado de calentamiento, Camilloni ejemplificó que con el escenario de 2° un 37% de la población mundial se verá afectada por olas de calor extremas, frente a un 14% en un escenario de 1,5°. En uno y otro caso, los más afectados resultan ser los más vulnerables, pues el cambio climático exacerba aquellas desigualdades ya existentes en nuestras sociedades.
"La crisis climática es una crisis de derechos humanos", aseguró Karin Watson, activista chilena por los derechos humanos y justicia climática con enfoque de igualdad de género, y explicó: "La crisis climática ya está afectando los derechos de las personas". Y lo ejemplifica con las niñas y las mujeres, las más afectadas por la crisis climática.
"Ante eventos climáticos más extremos, las mujeres son las más afectadas, son las que primero van a tener que ir a buscar agua, se incrementa su carga doméstica y, en algunos lugares, son las últimas en ser rescatadas o recibir ayuda", describe.
Al mismo tiempo, las mujeres son las que están al frente de la lucha de los territorios ante intereses extractivistas. Según el último reporte de Global Witness, más de 2/3 de los 212 asesinatos a defensores ambientales ocurridos en 2019 por las causas que defienden fueron en América Latina. Más de 1 de cada 10 personas defensoras asesinadas eran mujeres
"Necesitamos poner las voces de las más afectadas en la acción", reclamó. De hecho, el ámbito de ciencia climática aún no está en situación de igualdad entre profesionales hombres y mujeres. En el último reporte de evaluación del IPCC del 2013 había un 22% de representación femenina. El objetivo del grupo internacional es ir mejorando esa participación.
Impulsar la acción individual, colectiva y a gran escala
Sobre la base del conocimiento científico respecto de cómo estamos, el impacto que generamos y hacia dónde debemos ir para el mejor escenario posible, la conversación tuvo a la acción en el centro del debate. Los participantes se mostraron interesados en la real incidencia de la acción individual.
Becker consideró que el involucramiento individual termina generando un efecto colectivo porque somos seres sociales. Watson aconsejó aprovechar las propias habilidades cualquiera sea la disciplina para sumar a la causa. Verajano Branco recomendó sumarse a redes y organizaciones locales. Y Roa enfatizó que todos tenemos que participar, que todos tenemos la obligación de actuar y de actuar ya.
Desde Brasil y como estudiante de Relaciones Internacionales, Verajano Branco reconoció la ausencia de integración de los países de América Latina en la acción ambiental y aconsejó: "Somos países distintos, tenemos en común la explotación de nuestros recursos y la violencia contra los pueblos originarios. Esos puntos pueden servir de puentes para alcanzar una mayor narrativa latinoamericana en común". Y ejemplificó lo que el movimiento juvenil de la región logró con la reciente campaña #AméricaLatinaEnLlamas para visibilizar la problemática de incendios en la región.
En ese actuar, la ciencia climática no sólo ha movilizado a los jóvenes desde el conocimiento sino también desde una alarmante preocupación sobre su futuro. "Es estresante, es preocupante, es molesto que mientras los jóvenes estamos reclamando, estamos intentando tener un futuro, quieren y esperan de nosotros que estemos en la universidad estudiando como si nada pasara. Tardamos siete años para graduarnos y luego va a ser un mundo completamente diferente al que nos prometieron", expresó Pereira.
Ante esta ansiedad que despierta el cambio climático, la científica argentina Camilloni respondió: "Tenemos que contrarrestar esa imagen catastrófica asociada al cambio climático. Efectivamente los riesgos e impactos que implica son muy grandes. Pero el mensaje también tiene que ser que todavía estamos a tiempo y que podemos hacer esas transformaciones porque son transformaciones posibles. La esperanza frente a esta posibilidad no tiene que estar asociada a una cuestión personal. Tenemos que contribuir a construir esa esperanza y cada uno de nosotros tenemos un pedacito de responsabilidad en esa construcción".
En paralelo: un chat internacional con activistas climáticos
Realizado en paralelo a la conversación, The Correspondent llevó a cabo un chat en inglés entre jóvenes activistas climáticos de distintos países alrededor del mundo. Los temas inevitablemente se cruzaron entre ambos debates.
Erina Imai, activista climática de Japón, se refirió a una de las noticias climáticas de esta semana: el país asiático anunció el compromiso de alcanzar la neutralidad en carbono para 2050. Pero ella invitó a reflexionar en algo sobre lo cual también enfatizó Camilloni: el cómo, la trayectoria. "La comunidad debe aprender y madurar para que podamos pensar `estratégicamente´ el camino (no sólo la meta) hacia las emisiones cero", escribió Imai.
Compartimos en el chat la preocupación de miembros co-responsables de RED/ACCIÓN y suscriptores de PLANETA sobre el poder la acción individual para incidir o no a gran escala. "La acción individual es una cuestión capciosa. Es necesaria, pero hacerla por sí solo no es suficiente, necesitamos un cambio sistémico. No podemos olvidarnos de hablar también de acción colectiva", escribió Mitzi Jonelle Tan, activista climática de Filipinas.
Desde India y ante la dificultad de lograr un cambio político por el contexto local, la activista climática Disha Ravi compartió que "están visibilizando el conocimiento censurado por los medios de comunicación para que las personas puedan tomar conciencia de las atrocidades, luego comparten recursos que les permitan actuar y hacer que las autoridades rindan cuentas".
El activista climático de Honduras Ricardo Andres Pineda Guzman sintetizó las opiniones de muchos de los participantes de una y otra conversación: "Los funcionarios de la ONU han considerado el cambio climático como el problema más importante que ha enfrentado la humanidad. Necesitamos cambiar ese paradigma de `acción individual´. Sí, en esencia, es crucial, pero debemos transmitir el mensaje de que el cambio sistémico es la forma de enfrentar lo que se considera el mayor desafío al que nos hemos enfrentado como seres humanos".
Como moderadora de la conversación en español, me quedo con la frase de la joven Judith Pereira en su intervención final: "Transformemos estos sentimientos en acción climática".
Podés disfrutar o volver a disfrutar la conversación en español acá.