Cielo Drive
Sebastián De Caro
Reservoir
Uno (mi comentario)
Con una salida al mercado bien calibrada, esta “rareza” de Sebastián De Caro está pensada para ampliar el revisionismo, o la aproximación, a los crímenes del clan Manson y el fin de una era en Hollywood, en un análisis hecho bajo la omnipresencia de la figura de Quentin Tarantino. Pero como no hay reglas, el ejercicio arranca ahí y se va hasta el cine (y el caso) de Roman Polanski, las reverberancias culturales de películas como El Bebé de Rosemary y El Exorcista, Aleister Crowley y los Rolling Stones, por mencionar algunas referencias. Es como un viaje a los 60 a través de pedazos de historia.
¿Por qué es una “rareza”? Porque no hay un examen propiamente dicho hecho por el autor sino conversaciones libres con distintos entrevistados (de acá y, en su mayoría, de su misma generación). Con el estreno de la película “Había una vez en Hollywood” como disparador, De Caro se propone (re)pensar el caso Manson y el cine de Tarantino, y esos son los dos ejes que le plantea a cada invitado (los testimonios van, entre otros, de los escritores Mariana Enriquez y Carlos Busuqed al periodista Alfredo Rosso y Mariano Roger, guitarrista de Babasónicos).
Si bien esa dinámica coral y aleatoria (cada capítulo es una entrevista, con breves intervalos de datos cronológicos) tiene como valor que todo el tiempo dispara películas, autores y discos --los elementos que surgen en cada charla--, a la vez puede ocasionar que no se cumplan las expectativas de un lector que espere un relato “unificado”.
Como ejercicio libre y pasional, como “carta de amor” a Tarantino sobre la “carta de amor” que ya es su película, es una celebración del cine y del arte. Trozos de época puestos al servicio de la conversación. Como el período que retrata, es un libro que abre puertas.
Dos (la selección)
“Este libro también pretende señalar la idea de que ese cine del Nuevo Hollywood que tanto amamos habría sido otro sin aquella matanza. Taxi Driver no habría estado ahí de esa manera, haciendo el ruido que hizo, tomando el pulso de su época”.
Tres
“[…] Los rescates, otro tema tarantiniano, otra constante de su obra: agarrar a ese intérprete olvidado o que aún no había entregado lo mejor y darle el rol justo. Ahí empieza Q. T. a fundar su propio canon. El canon del rescate, el de la reutilización, el de las charlas pop. Un canon desordenado, un canon que todavía no es un canon pero que empieza a dar sus primeros pasos y plasmar sus primeras pinceladas”.
Cuatro
(De la entrevista a Darío Lavia)
“[…] Asesinatos aberrantes en la historia de la humanidad, en la historia del siglo XX, hay muchos. Crímenes inexplicables. Tenés un montón de casos. En todos lados hay casos. Una sola persona que entra en lo que en psicoanálisis se denomina psicosis, corta con la realidad. Creo que en los años 60, en todo momento te estaban tratando de marcar el límite entre el bien y el mal, Occidente y Oriente, las democracias y el comunismo. Nosotros creemos hoy que te lo querían marcar por la oposición entre las ideologías, por el ímpetu de dominio de una sobra la otra. Pero ¿y si te lo querían marcar con tanto énfasis por la propia inseguridad? Por la inseguridad de ‘si nosotros no seguimos con este mensaje, nosotros mismos nos vamos a devorar’. Hoy en día ya no tenemos más muros, no tenemos más comunismo ni la amenaza de que alguien apriete el botón de la bomba y que hoy pueda ser el último día. Sin embargo, en nuestra sociedad y en Estados Unidos y otras partes del mundo, volvemos a crear demonios, volvemos a crear grietas, volvemos a crear un villano en el otro”.
Cinco
(De la entrevista a Alfredo Rosso)
“Creo que los crímenes del Clan Manson no tienen nada en común con la auténtica contracultura joven que se dio en esos tiempos y a la cual le repugnaba la violencia. Ponerlos en la misma bolsa es, en mi opinión, una típica actitud reaccionaria. Una excusa para desprestigiar y demonizar algo que el sistema percibió como una amenaza al status quo imperante”.
Seis
(De la entrevista a Mariana Enriquez)
“A mí siempre me pareció fascinante que Manson haya tercerizado sus crímenes. Hay un crimen anterior que él sí comete. Hay alguien que declara que él está ahí. Me refiero al crimen de Gary Hinman, un maestro que no sé cómo estaba relacionado con La Familia. El que lo acompañaba en ese momento –Tex Watson, aunque no estoy muy segura- cuenta que lo acuchilló él. El cuerpo de Hinman no apareció nunca. En los crímenes donde tenemos cuerpos, donde tenemos escenas, donde tenemos puesta, donde tenemos signos, donde tenemos palabras, donde tenemos la lógica de Manson (que es la lógica del Álbum Blanco de los Beatles y toda esa historia), él, Manson, no está ahí”.
Siete
(De la entrevista a Carlos Busqued)
“Manson es un psicópata muy talentoso para captar la debilidad de la gente. Lástima que el tipo tuvo una vida muy de mierda y entonces tuvo muy pocas herramientas. Pero seguro tenía una religión mejor que ese grupo que había armado. Para mí podría haber llegado a ser intendente. Era más de ese palo. Y fíjate que él no mata a nadie. Entonces es un psicópata. El esfuerzo físico habla mucho, y la distancia con el esfuerzo física habla mucho también”.
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