China, la edad de la ambición, comentado por Alejandro Bianchi- RED/ACCIÓN

China, la edad de la ambición, comentado por Alejandro Bianchi

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China, la edad de la ambición, comentado por Alejandro Bianchi

China, la edad de la ambición
Evan Osnos
Malpaso

Uno (mi comentario)

El periodista estadounidense Evan Osnos vivió y trabajó en China entre 2005 y 2013 y como buen periodista, no se resistió a contar en un libro semejante experiencia. A partir de historias personales, con nombre y apellido, describe la gran dicotomía que hay en el país que se pelea con EEUU por el dominio del planeta.

Por un lado, el autor relata la gran transformación histórica y el desarrolo nunca antes vistos en un país en tan corto tiempo. Pero en paralelo, aparecen la falta de libertades de todo tipo, la corrupción espeluznante, la superioridad del Partido Comunista por sobre la ley, el abismo entre ricos y pobres y el surgimiento de una generación insensible de chinos que sólo piensa en acumular riqueza ya que el dinero parece ser la única defensa contra el abuso de poder del gobierno.   

Dos (la selección)

“El pueblo chino ya no pasa hambre –el ciudadano medio come seis veces más carne que en 1976- pero estamos ante una era voraz en otro sentido, un período histórico en el que el pueblo se ha despertado hambriento de nuevas sensaciones, ideas y respeto. China es el mayor consumidor mundial de energía, películas, cerveza y platino y está construyendo más ferrocarriles de alta velocidad y aeropuertos que el resto del mundo junto”.

Tres

“La política china del hijo único había tenido consecuencias inesperadas en el matrimonio. Al fomentar el uso de preservativos a una escala sin precedentes, desvinculó el sexo de la reproducción y alentó así una mini revolución sexual. Pero al mismo tiempo acentuó la competencia: cuando la técnia de las ecografías se extendió por el país en los años ochenta, muchas parejas decidieron abortar fetos hembra a la espera de que llegara un varón. Como resultado de ello, se estima que China tendrá unos 24 millones de hombres que estarán en edad de contraer matrimonio para 2020 pero no podrán encontrar esposa”.

Cuatro

“Ir de compras, o al menos, a mirar, se transformó en la afición más popular. El ciudadano medio dedica al menos 10 horas a la semana a ir de compras, mientras que en Estados Unidos el promedio es menos de cuatro horas. Un estudio de publicidad descubrió que el ciudadano medio de Shanghai veía tres veces más anuncios en un día normal que un consumidor de Londres. Tan abundantes eran los anuncios que las revistas de moda se toparon con limitaciones físicas: la edición china de Cosmopolitan tuvo que dividir en dos volúmenes uno de sus números porque uno solo eran tan grueso que costaba manejarlo”.

Cinco

“Tradicionalmente, una pareja joven se mudaba a la casa de los padres del novio, pero llegado el siglo XXI, menos de la mitad se quedaban allí mucho tiempo. Se descubrió que los padres con hijos varones estaban construyendo casas más grandes y más caras  para sus descendientes con la esperanza de atraer a novias mejores, un fenómeno inmobiliario al que se lo bautizó como “síndrome de la suegra”. En consecuencia, entre 2003 y 2011, los precios de las casas en Pekin, Shanghai y oras grandes ciudades subieron un 800 por ciento”.

Seis

“Algunos potentados como el rey de Jordania reaccionaron a la primavera árabe prometiendo que aflojaría con la esperanza de evitar una amenaza mayor. Pero los gobernantes chinos optaron por la medida contraria. De la caída de Mubarak en Egipto sacaron la misma lección que del derrumbe de la Unión Soviética: si no se pone freno a las protestas, la cosa puede derivar en una revuelta en toda regla. El Politburó envió a Wu Bangguo, uno de sus conservadores más ortodoxos, para que desempolvara tu teoría de los Cinco No: China NO tendría partidos de la oposición, ni principios alternativos, ni separación de poderes, ni un sistema federal ni privatización a gran escala. ´Si flaqueamos, el Estado podría precipitarse al abismo´, dijo Wu”.

Siete

“En Pekin, un profesor de nombre Yao Yang, publicó una visión del futuro político y económico de China. Consideraba que el capitalismo amiguista y el abismo entre ricos y pobres eran la prueba de que el modelo económico chino había llegado al límite de lo que era viable sin abrir el grifo de una mayor apertura política para compensar las demandas de los diferentes grupos sociales. Citaba, por el ejemplo, el control sobre Internet y los sindicatos, así como la inseguridad en las condiciones laborales. ´Más pronto que tarde se hará necesaria algún tipo de transición política específica que permita al ciudadano de a pie tomar parte en el proceso político´”.


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