Pablo Lecuona es el fundador de Tiflonexos, una asociación civil sin fines de lucro creada en 2001 a partir del desarrollo de Tiflolibros, primera biblioteca en Internet para personas con discapacidad visual de habla hispana. En el 2007, Pablo participó en la elaboración de un diagnóstico sobre el acceso a la educación de las personas con discapacidad visual en Argentina, Uruguay y Venezuela. El estudio señaló que había una diferencia de cerca del 50% entre los índices de deserción de la población en general y el de las personas con discapacidad visual. “Si bien esto tenía diferentes causas, una de las principales era la falta de acceso a tiempo a los materiales de lectura. Por ello decidimos orientar el trabajo de la Biblioteca a la inclusión de materiales educativos tanto de nivel primario, terciario como secundario”, cuenta Lecuona. A esto se sumó que, en cada comienzo de año, usuarios de la biblioteca comenzaron a consultar por los manuales escolares. Ese fue el origen del proyecto “Libros Escolares Accesibles para estudiantes con discapacidad visual”, una iniciativa que se desarrolló desde 2013, se interrumpió por la pandemia y ahora fue lanzada nuevamente (esta vez, con el apoyo de Fundación ONCE para América Latina).
¿En qué consiste este proyecto? Tiflonexos trabaja en adaptar los libros escolares a un formato accesible, para que puedan reproducirlos los lectores de pantalla, software que traduce en audio contenidos digitales, para que los usen personas con discapacidad visual.
En este tiempo, en el marco del proyecto se han adaptado 3.518 archivos, tanto manuales y textos escolares como otras obras literarias solicitadas en escuelas, especialmente de literatura infantil y juvenil. Unas 76 editoriales han aportado archivos y 2.800 familias y escuelas han solicitado materiales a Tiflolibros.
Este proceso de digitalización es particularmente complejo en el caso de libros escolares. Lecuona explica que “para ser más atractivos, suelen tener muchos y diferentes elementos en una página, como texto central, recuadros con más información, actividades, infografías, cuadros sinópticos u otros elementos gráficos. Para que esto pueda ser correctamente leído y correctamente navegado por un lector de pantallas es necesario primero lo que llamamos ‘linealizar’ que es ordenar la información de forma lineal, que es como lee el lector de pantallas, pero con una organización clara y lógica para que se pueda fácilmente identificar qué es cada cosa”.
Así se crea una “matriz digital”, un archivo digital base desde el cual se pueden obtener distintos soportes, como un archivo digital como imágenes, en formato RTF o EPub (que es útil para personas con baja visión o dislexia), texto sin imágenes, formatos de audio o braille. En el proceso de accesibilizar contenidos trabajan dos personas, que responden a un coordinador.
Morena Pereyra, una mujer con discapacidad visual, sabe bien lo trabajoso que es adaptar materiales. Ella cuenta que el proyecto la acompañó entre 2011, cuando terminaba el sexto año de la primaria, hasta 2017, cuando culminó la secundaria. “Fue una gran ayuda. Antes, en casa, la que hacía los escaneos y correcciones para que pudiera acceder al contenido era mi mamá y es una tarea que requiere horas de trabajo, de corrección, te diría que es un trabajo artesanal. Y en muchísimos casos era imposible tenerlo listo para el primer día de clases. Gracias a Tiflolibros pude contar con contenidos accesibles en muchísimas materias”, cuenta.
Un trabajo en red (y cómo podemos ayudar)
Una parte central del proyecto es contactar a las editoriales antes de que los estudiantes requieran el material. “Es fundamental para el proyecto poder trabajar con las editoriales para que entiendan el proceso, el marco legal y el que no estamos solicitando un permiso (pues ya lo tenemos en la excepción al derecho de autor establecida en la legislación argentina) si no que necesitamos su apoyo para facilitar el proceso, pues ya es complejo el proceso de adaptación y se haría mucho más complejo si hubiera que iniciarlo desde un libro en papel”, remarca Lecuona. Quien contacta editoriales es una persona con discapacidad visual, ya que “es fundamental explicarles desde la experiencia propia”.
En este sentido, han aceitado su vínculo con algunas editoriales. “Nos pasó que Santillana se comunicó con nosotros porque recibía muchas llamadas de diferentes familias y escuelas solicitando archivos de sus libros y que ellos no podían atender esa demanda”, cuenta el creador de Tiflolibros sobre el inicio del proyecto.
Desde nuestro lugar, podemos poner un granito de arena en la inclusión educativa. Podemos difundir en las escuelas y compartir con docentes que conozcamos este proyecto. “Si un docente sabe que tiene un estudiante con discapacidad, es fundamental que al elegir con qué materiales trabajar, asegurarse de que estén disponibles en formatos accesibles”, aclara el fundador de TIflolibros. También es importante difundir a editoriales “porque si entienden su rol y lo que significa su apoyo es más fácil tener los libros necesarios a tiempo”.
Además, Lecuona agrega que este año quieren fortalecer su llegada a todo el país mediante vínculos con escuelas que apoyen la inclusión. Para ello, cuentan con un kit de materiales y recursos para escuelas.
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Aprendizajes y desafíos
Una vez adaptado, el material queda disponible en Tiflolibros (por ende, cuando los usuarios advierten que necesitan un texto escolar, lo primero es verificar si ese libro está o no en la biblioteca).
En esa línea, Lecuona cree que “claramente se pueden generar proyectos que repliquen tal vez localmente esta iniciativa pero siempre se debe tener la mirada de red, es decir, que cada material que se produce para un estudiante quede disponible para los estudiantes que vengan después y lo puedan necesitar”.
Entre los desafíos que tiene el proyecto se encuentra lograr accesibilidad no solo en libros, sino en plataformas y actividades interactivas y digitales que cada vez más editoriales generan. Para el fundador de Tiflonexos, la clave es lograr que estos materiales se diseñen desde un principio contemplando la dimensión de la accesibilidad.
La campaña del mes cuenta con el apoyo de la Solutions Journalism Network (la Red Mundial de Periodismo de Soluciones).