"Te presto un ladrillo, me devolvés un ladrillo para otra familia". Ese es uno de los lemas en los que se sustenta el trabajo de la Fundación Vivienda Digna. Hace más de 44 años que esta organización trabaja en la construcción, mejoramiento y equipamiento de viviendas. Y lo hace junto con las familias de escasos recursos económicos, que son las protagonistas de este proceso del que se benefician también sus vecinos. En este tiempo, han trabajado junto con más de 45.000 familias de las provincias de Buenos Aires, Misiones y Río Negro.
“Nuestra misión es que el vecino sea el protagonista. Por eso, generamos reuniones para fortalecer los lazos comunitarios”, sintetizaba en esta nota Maru Pinto, responsable social del Proyecto Trapito, una de las iniciativas de la Fundación Vivienda Digna gracias a la cual mujeres de este barrio de Tigre convirtieron un basural en una plaza.
“No se trata solo de que los vecinos trabajen un poco para cumplir: hay un trabajo fuerte del equipo técnico y social para que construyan su casa pero que, a la vez, al terminarla cuente con herramientas para tomar sus propias decisiones en relación a la vivienda y al espacio comunitario”, profundiza Alejandro Besuschio, Director Ejecutivo de Fundación Vivienda Digna.
Por ejemplo, Besuschio dice que en Derqui los vecinos consolidaron una asamblea autoconvocada a través de la cual lograron cambios en el grupo y abrieron un club barrial muy cerca de las casas, entre otras actividades. A su vez, en Villa Trapito las vecinas referentes se capacitaron en cómo disponer de los residuos y están transmitiendo esa información a los vecinos. Además, son las que están logrando transformar un basural a cielo abierto en una plaza.
En la Fundación Vivienda Digna enfatizan que trabajan a largo plazo, brindando herramientas para que las familias tomen sus propias decisiones.
Programas
La Fundación Vivienda Digna cuenta con tres programas que aspiran al desarrollo de las personas y al fortalecimiento de las familias.
Construcción
En este programa las familias construyen sus casas y las de sus vecinos, y no saben cuál les tocará hasta que no finaliza el proyecto. Se trata de viviendas de 56 metros cuadrados que pueden ser ampliadas. También hacen obras de infraestructura.
Se firma un boleto de compra-venta a 20 años. Las casas se escrituran. En muchos casos, es la primera vez en generaciones que una familia tiene la titularidad de una casa y su seguridad jurídica.
Por ejemplo, recientemente finalizaron un barrio para 97 familias en Derqui, con una plaza y espacios comunitarios. Dos de las 97 casas están adaptadas para familias que tienen un integrante con discapacidad. También están adaptadas las veredas del barrio para que puedan circular libremente.
“Estamos más cómodos y tranquilos. Cuando llueve o hay mucha humedad no estamos más preocupados si entra agua por el techo: en nuestra casa anterior estábamos complicados por las inundaciones. Estamos contentos de tener agua caliente, de que nuestros hijos tengan su ducha. Que ellos estén cómodos nos llena el alma”, cuentan Marisa y Fidel, una pareja que se mudó a su casa propia por primera vez antes de la cuarentena.
Mejoramiento
Para efectuar las mejoras en las viviendas, las familias reciben microcréditos que se devuelven en un plazo de seis meses, tras los cuales pueden tomar nuevos créditos y lograr mejoras paulatinas. Un pilar del modelo de trabajo de Fundación Vivienda Digna es que los créditos que brindan tienen planes de pago pensados acorde a la realidad socioeconómica de las familias junto a las cuales trabajan. En ese sentido, también ofrecen muchas capacitaciones sobre economía familiar.
Además, cuentan con el acompañamiento de arquitectos voluntarios en el proceso de mejora, lo que les permite optimizar sus recursos. Las familias se tienen que unir en grupos de dos o más para ser garantes solidarios unos de otros al momento del pago.
“Me preguntaron quiénes trabajaban en la casa, cuánto era el ingreso familiar. También me pidieron fotos y consultaron qué mejora quería hacer. Luego vino un arquitecto que nos dio consejos”, cuenta Nadia sobre el proceso que, según describe, es sencillo.
Solange, por su parte, valora que desde la fundación acompañan permanentemente: “Siempre nos preguntan cómo vamos con las mejoras”.
Equipamiento
Las familias acceden a materiales de construcción o mobiliarios, que son otorgados por empresas, a precios solidarios, dinero que se destina principalmente para cubrir los gastos de transporte. Vivienda Digna cuenta con cuatro corralones sociales en la provincia de Buenos Aires, además de talleres de herrería y carpintería donde elaboran muebles a partir de donaciones. En este programa, también reciben capacitaciones gratuitas en autoconstrucción, asesoramiento de arquitectos voluntarios y el acompañamiento de trabajadoras sociales.
“Te podés armar tu casa con poca plata”, resume una de las personas que pasó por uno de los corralones sociales.
En total, 1.386 familias han trabajado en la construcción o mejoramiento de sus casas, unas 4.320 tomaron microcréditos y 40.000 familias son parte de los corralones sociales de la Fundación Vivienda Digna.
Aportá para más viviendas dignas
Hay tres maneras en las que podés ayudar a la Fundación Vivienda Digna.
Podés donar muebles, materiales de construcción y electrodomésticos. Todo en buen estado para que lo pueda usar otra familia. La Fundación Vivienda Digna lo retira gratis en CABA, GBA Norte y Oeste. Si vivís en otro lugar del país, comunícate.
También podés hacer una donación de dinero que va a servir para brindar microcréditos. Para que puedas dimensionar el uso de lo que aportes, con 900 pesos la fundación compra tres ladrillos; con 2.500 pesos compran 50 kilos de cemento; y si seis personas donan 5.000 pesos, pueden comprar un inodoro.
Si sos arquitecto, podés sumarte como voluntario y acompañar a las familias en el proceso de mejora de sus viviendas.
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Si querés conocer más sobre la Fundación Vivienda Digna, comunícate acá.
La campaña del mes cuenta con el apoyo de la Solutions Journalism Network (la Red Mundial de Periodismo de Soluciones).
