—En Las malas decís: “Mi primer acto de travestismo fue empezar a escribir”. ¿Cómo fue eso?
—Porque escribía en primera persona en femenino. Ya me escribía sabiendo quién era. Y luego está que es imposible precisar este sentimiento: para mí ser travesti y ser escritora es lo mismo. Sucedieron ambas cosas al mismo tiempo. Escribo desde que aprendí a escribir; es decir, que la travesti que se gestó en mí, se gestó en el cuerpo de una escritora. Es bien bonito, ¿no? Podría extenderlo todavía más y decir, también ser travesti y ser actriz es lo mismo. ¿Qué travesti no interpreta papeles para sobrevivir? Y digo más: ¿qué travesti no canta? Entonces para mí es lo mismo. Puesto que pienso que todo es el cuerpo.
—¿Cuál es la oportunidad de la literatura trans? O sea, ¿qué le puede dar la literatur trans al mundo, que nadie o nada más podría dárselo?
—La oportuncrisis de Homero. La oportunidad no es para lo que escriben las travestis. La oportunidad es para ustedes. La oportunidad es para la literatura. Es exactamente al revés la pregunta: qué resulta de leer textos como Vienen por mí, de Claudia Rodríguez: "Me aferro a hombres que nunca se imaginaron la existencia de una travesti como yo". Qué sucede cuando aparecen escritos que se corren del saber legítimo de la literatura. Una especie de rotura en la tranquilidad que dan las reglas de la buena escritura, con sus comas bien puestas, su semántica y su sintáctica, la morfología de la escritura y todo eso que me parece bárbaro y que está muy bien, pero que justamente está bien romper espontáneamente como lo hacemos las travas que escribimos. Por lo pronto, ustedes tienen la oportunidad de leer algo inesperado, sobre mundos inesperados y conocimientos que nunca se imaginaron. Aprovechen.
—¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
—La habitación sin barrer, de Sharon Olds... sus poemas a la madre: “Era una niña, llegó sin haber lastimado a nadie./ Se había formado en la oscuridad, dentro de su madre, en/ el líquido que su madre no había tocado nunca/ y con el que su madre poco tenía que ver. Se formó en la palidez,/ la forma de lo que serían sus pechos”.
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