El cantante Santiago “Chano” Moreno Charpentier está internado en la clínica porteña Otamendi. Llegó por una emergencia: el domingo 25 de julio un policía le disparó en el abdomen. Fue operado y le tuvieron que extirpar el bazo, un riñón y parte del páncreas. Su estado es grave.
Lo que se sabe hasta ahora es que el excantante de Tan Biónica, que vive en un barrio cerrado de Capilla del Señor, tuvo un brote psicótico y se puso violento y agresivo. Primero, su familia llamó a un psiquiatra de su obra social, luego se sumaron custodios de ese barrio y finalmente policías bonaerenses.
Todavía hay demasiadas versiones sobre cómo Chano amenazó a varias personas y por qué uno de los policías le disparó. Pero mientras la Justicia esclarece la situación, es importante entender qué es un brote psicótico y cuál es la mejor forma de actuar ante un episodio como el que protagonizó Chano. Sobre eso hablé con el psiquiatra Guillermo Jemar, socio fundador de la Sociedad Argentina de Trastornos de la Personalidad y jefe de guardia del Hospital Borda.
—¿Qué es un brote psicótico?
—Es un evento agudo, brusco, en donde la persona pierde el control de sí mismo a expensas de alteraciones de la percepción de la realidad, y por lo tanto, sin conciencia de sí mismo y del mundo que lo rodea. Su conducta se torna impredecible y lo expone a riesgos graves con respecto a sí mismo y su relación con los otros.
—¿Qué siente o qué emociones tiene la persona que lo está transitando?
—La persona que transita un brote psicótico tiene sus emociones desorganizadas, alteradas a expensas de aquella alteración en la percepción de la realidad. Puede tener alucinaciones (escuchar voces, hablar con seres del más allá, sentir que lo están tocando o que tiene animales en su cuerpo) que lo llevan a actuar de manera impredecible. Por ejemplo, tuve pacientes que alguna vez me dijeron “me tengo que matar porque escucho la voz de alguien que me ordena hacerlo” o “tengo que llegar caminando hasta otro planeta porque tengo un extraterrestre adentro mío”.
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—¿Qué suele provocar un brote y cuánto “dura”?
—Hay muchas causas que pueden provocarlo. Las más frecuentes son las causas estructurales, en aquellas personas que presentan un padecimiento dentro del espectro esquizofrenia y otros trastornos psicóticos; o las causas tóxicas, por consumo problemático de sustancias. La duración es variable, pero debe tenerse en cuenta que en general son episodios agudos, breves, que solo en casos graves y de causa estructural pueden durar algunos días. En el caso del consumo problemático de sustancias, superada la intoxicación aguda y con el tratamiento adecuado, suelen remitir en horas.
—¿Qué vinculación pueden tener los brotes con las adicciones?
—Tienen una vinculación muy frecuente, sobre todo en el caso del consumo crónico de sustancias y de episodios de intoxicaciones agudas. Es muy importante tener en cuenta que cuanto más tiempo se sostenga la adicción, mayores son los riesgos de padecer secuelas cerebrales a corto, mediano y largo plazo, según el tipo de sustancias. También las intoxicaciones frecuentes se asocian con mayor gravedad y riesgo de padecer un brote psicótico
—¿Cómo se contiene a una persona que tiene un brote psicótico? Es decir, ¿qué debe hacer la familia, un amigo y cómo se lo contiene en lo inmediato?
—Se requiere de un entrenamiento especial para la contención. A los familiares, amigos o convivientes de la persona que lo padece se les recomienda llamar inmediatamente al sistema de emergencias médicas (el SAME, por ejemplo, tiene unidades psiquiátricas especializadas) y tener en cuenta que la conducta de la persona no depende de su voluntad y es impredecible. Por lo tanto, primero debe resguardarse a sí misma (para no agregar otra víctima potencial a la escena) y luego activar el sistema de emergencias, tanto de salud mental como policial.
—En el contexto de lo que ocurrió con Chano, ¿que implicaría la idea de contención física mecánica terapéutica de emergencia?
—Implica contener a una persona que perdió circunstancialmente el control de sí misma y por lo tanto se encuentra en riesgo grave e inminente, mediante medidas sobre su cuerpo. Esto implica maniobras realizadas por personal entrenado. Lo ideal es contar con 5 ó 6 personas (uno en cada miembro superior y miembro inferior y uno en la cabeza, más una persona que coordine al equipo) que se encarguen de la protección de la persona, a la que posteriormente y en una habitación y cama adecuada para tal fin pueda recibir el tratamiento y los controles necesarios. Esta medida es una medida extrema, excepcional, y debe tener la menor duración posible, en donde la persona siempre debe estar acompañada (contención emocional, afectiva) y controlada (signos vitales, alimentación, hidratación, reposo y otras necesidades terapéuticas).
—¿Hay algo más que agregar sobre cómo deben darse estas contenciones?
—Es muy importante tener en cuenta el entrenamiento que debe tener el personal policial para poder abordar estas circunstancias de manera precisa, detectando que la conducta disruptiva/delictiva de un sujeto podría ser causa de un brote psicótico. De esa forma podrá reducir el riesgo de daño o reducir el daño potencialmente causado, y acudir inmediatamente a la solicitud de ayuda especializada por personal de urgencias y emergencias en salud mental. Contener y no estigmatizar al paciente, y explicar a la familia y a la comunidad lo que está sucediendo es muy importante para este fin.
—¿Cómo es el tratamiento de un brote psicótico?
—Un brote psicótico es ante todo una emergencia médica. Todas las guardias de hospitales y clínicas deben ser capaces de abordarlas, así como el personal policial debe estar entrenado para detectar estas circunstancias, e implementar medidas de protección específicas muy bien estudiadas para estas circunstancias. Es probable que el sujeto requiere de contención física mecánica terapéutica de emergencia. Contener no es lo mismo que reducir, sujetar o “atar”, como se dice vulgarmente y de manera estigmatizante. Por eso debe realizarlo personal especializado para tal fin.
—¿Cómo hay que acompañar a esa persona en ese tratamiento?
—Las emociones positivas y la empatía son cruciales en este momento de la vida del sujeto que padece de este cuadro. Aunque pueda tener sus mecanismos de conciencia interrumpidos por el cuadro, las personas percibimos el amor, la contención, la preocupación, ansiedad y angustia. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es lo antes mencionado, que lo que sucede en el momento del brote no depende de la voluntad del paciente. No es correcto juzgar ni estigmatizar a quien padece un brote psicótico, ni a quien presenta alguna enfermedad que lo haga vulnerable a padecerlo (consumo problemático de sustancias, esquizofrenia). Considero que la estigmatización es el problema más grave que padece un sujeto que presenta un brote psicótico.
—Superado el brote, ¿la persona vuelve a un estado “normal”?
—Depende de la causa que lo provoque. Se trabaja terapéuticamente para la restitución completa con respecto a un estado anterior conocido. En los sujetos que padecen patologías estructurales como la esquizofrenia, en general no se vuelve exactamente al estado anterior considerado “normal”. En el consumo problemático de sustancias, depende de muchos factores (tipo y duración del consumo, brotes anteriores, edad, otros factores de riesgo), la recuperación o la posibilidad de secuelas, tanto cognitivas, afectivas como conductuales.
—¿Cualquier persona puede tener un brote?
—Las personas más vulnerables son aquellas que presentan alguna condición o padecimiento de su salud mental. Pero potencialmente, cualquier persona bajo situaciones de estrés extremo, intoxicación, lesiones o golpes, estado endócrino metabólico o neurológico alterado circunstancialmente, puede padecer un brote psicótico.
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—¿Qué tan común es? Es decir, ¿cuál es la incidencia cada 100 mil personas?
—Es muy difícil de precisar un dato, puesto que los estudios al respecto en distintos países arrojan datos muy poco precisos en cuanto al concepto de brote psicótico que toman como parámetro, y también según sus causas. Lo que sí podemos decir es que son poco frecuentes, y se dan más en personas vulnerables, como pueden ser personas con consumo problemático de sustancias, y con patologías como las psicosis (estas se presentan entre el 2 por ciento de la población mundial aproximadamente).
—¿Qué podemos aprender como sociedad de un episodio como el que vivió Chano?
—Considero humildemente que la atención primaria en términos de detección precoz del problema y protección específica del mismo podría evitar tal emergencia y circunstancia traumática. Ahí deberíamos concentrar nuestros recursos humanos y materiales. Pero por sobre todo, y a riesgo de ser reiterativo, la educación en salud mental de la población en general, el entrenamiento especializado del personal de seguridad y la no estigmatización de estas personas tal vez sean las principales enseñanzas que nos deje este lamentable episodio.
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