La idea de linaje ha sido de mucha pregnancia en las lecturas de la obra de Borges. Es el caso de la interpretación que realiza Ricardo Piglia en el ensayo "Ideología y ficción en Borges" (1979), publicado en "Punto de Vista". Allí se proporcionan claves para entender las diferentes tonalidades de su obra y para ver cómo se entrelazan la vida y la literatura en su escritura.
Son dos los linajes que coexisten en su obra y que aun con huellas distintivas perduran en la actualidad: el de sangre y el literario. El de sangre se relaciona con la tradición familiar, los antepasados, las raíces criollas y la historia oral. Por otro lado, el linaje literario se asocia con la lectura, la traducción, la lengua inglesa, la biblioteca y el culto a los libros
Con la muerte de su viuda, María Kodama, ocurrida este año, sin hijos de ambos lados, las herencias biológicas y literarias -además de económicas- quedaron divididas. Por un lado, los sobrinos de la mujer, hijos de su hermano, se convirtieron en los propietarios de la obra del escritor. Por otro lado, los nietos de la hermana de Borges son los herederos biológicos que reclaman ahora por la repatriación que había iniciado su padre, Miguel de Torre, sobrino del autor de "El Aleph".
El "grupo de los MK de María Kodama" -María Victoria, Mariana del Socorro, María Belén, Martín y Matías Kodama- son los herederos de la obra de Borges. "Ellos heredan toda la obra de Borges y heredan todo el patrimonio cultural, físico, objetos y propiedad intelectual, absolutamente todo", confirmó Fernando Soto, quien fue durante años representante legal de la viuda e integrante de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. El "absolutamente todo" es exagerado porque la parte biológica solo la pueden heredar los sobrinos nietos del escritor.
Esa parte familiar es la que pide que los restos de Borges sean repatriados. Mariana de Torre, la nieta de Norah Borges y Guillermo de Torre, expresó a Télam el deseo de su familia por repatriar sus restos, luego de cotejar documentos del escritor donde dejaba clara la intención de descansar en la Argentina.
Una de las principales ataduras emocionales de Borges con la casa materna era su compromiso de acompañar justamente a su madre, Leonor Acevedo Suárez, quien falleció en la capital argentina en 1975, ciudad en la que murió su padre, Jorge Guillermo Borges, en 1938. El vínculo de unidad con su madre queda expuesto en decenas de reportajes. La muerte de Borges en Ginebra el 14 de junio de 1986, ciudad europea donde fue enterrado, revela un quiebre en la tradición familiar de reposar en suelo argentino.
Su hermana Norah fallece en Buenos Aires en 1998, dejando a Borges como el único miembro de la familia que está enterrado fuera de Buenos Aires. Su conexión con Ginebra adquiere así un matiz de aislamiento y distanciamiento, subrayando la singularidad de su lugar de descanso en comparación con el resto de su familia que reposa en Buenos Aires. La reciente muerte de Kodama, en marzo de 2023, también en Buenos Aires, añade un capítulo final a esta narrativa de soledad y separación geográfica en la historia íntima del ilustre escritor argentino.
Por otro lado, la obra de Borges es un vasto y enriquecedor viaje a través de la argentinidad, pero no en el sentido convencional y nacionalista. El escritor, más que abrazar una visión unívoca de la identidad argentina, se sumerge en la complejidad de su ascendencia, dando cuenta de una dualidad y contradicción inherente a la mezcla de influencias españolas, portuguesas, británicas y criollas. El autor de "Ficciones" exploró en su literatura símbolos arraigados en la cultura como el gaucho y el tango, aunque lo hizo de manera ambivalente, desafiando idealizaciones románticas y desentrañando la complejidad y el artificio literario de estos elementos en la construcción de la identidad nacional.
Borges, a través de su literatura, se convierte en historiador literario, revisitando discursos y mitos fundacionales, demostrando cómo la literatura puede reinventar eventos pasados. La presencia urbana, especialmente la de Buenos Aires, es un pilar en el que sostiene su obra, donde las calles, barrios y bibliotecas contienen la modernidad y diversidad de la vida urbana argentina.
Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación el Libro y biógrafo de Jorge Luis Borges, está a punto de lanzar su libro "Borges. Textos secretos y falsas atribuciones", bajo el sello Planeta, donde aborda el espinoso tema de la repatriación de sus restos. Basándose en la investigación de Juan Gasparini, plasmada en "Borges, la posesión póstuma", Vaccaro explora declaraciones del propio Borges, como las contenidas en "Antología personal", donde el escritor argentino señala su deseo de reposar en la Recoleta junto a sus antepasados. Además, Vaccaro destaca el poema "La Recoleta", donde Borges, tras enumerar a su familia ya sepultada, afirma que él no estará allí físicamente, pero su cabello y uñas, inconscientes de su muerte, seguirán creciendo hasta convertirse en polvo.
El biógrafo también presenta el testimonio de Norah Borges, hermana del autor, quien, en una carta de lectores en el diario La Nación, publicada dos días después de la muerte de Borges, confirma que su hermano siempre anheló descansar con sus antepasados en la Recoleta. Para cerrar el círculo de evidencia, Roberto Alifano, amigo y colaborador cercano del escritor durante más de diez años, declara de manera contundente que Borges expresó en numerosas ocasiones su deseo de reposar en la bóveda familiar de la Recoleta, subrayando así la voluntad firme y reiterada del autor respecto a su lugar de descanso final.
Vaccaro, en este capítulo de su futuro libro que saldrá en 2024, se detiene en un largo juicio que tuvo el sobrino de Borges con Kodama por la repatriación de los restos del escritor. La justicia ginebrina, en su momento, negó traer los restos del narrador a Buenos Aires.
La presencia de Jorge Luis Borges en la Argentina ha trascendido ampliamente el ámbito literario, convirtiéndose en un ícono cultural que ha dejado una huella imborrable en la sociedad. Desde la década del 70, su figura ha ocupado también las portadas de revistas populares y entretenimiento, siendo objeto de imitaciones en programas humorísticos y participando activamente en diversos espacios mediáticos.
Borges no solo es reconocido como un destacado escritor, sino que se ha erigido como el símbolo máximo del autor argentino para todas las generaciones. Su omnipresencia en la cultura popular se refleja en su participación en programas de diversa índole, abordando temas que van desde el fútbol hasta la política. Su imagen es la sinécdoque por excelencia cuando se piensa en un escritor argentino o, simplemente, un escritor.
Paradójicamente, a pesar de ser el emblema de lo nacional, también abrazó una idea universal en su obra. Su capacidad para apropiarse de lo extranjero y, al mismo tiempo, exportar lo propio, evidencia la riqueza de su pensamiento. Borges no solo introdujo la literatura argentina en el contexto mundial, sino que también supo incorporar elementos literarios universales a su escritura, haciéndolos propios para los argentinos.
En esta perspectiva, se erige como un símbolo de la argentinidad, similar a Carlos Gardel en la música, Diego Maradona en el fútbol, o el Papa Francisco en la Iglesia Católica. Estas figuras representan un legado de argentinidad absoluta, trascendiendo fronteras y dejando una impronta perdurable en la identidad cultural del país. La obra de Borges se convierte así en un puente entre lo local y lo universal, consolidando su posición como uno de los mayores exponentes de la cultura argentina.
Si bien los aspectos económicos y editoriales de su linaje no estarían en cuestión, resuelto por la justicia a favor de los descendientes de Kodama, el linaje biológico, el llamado de la sangre, de la argentinidad, de la cultura popular de un país, parece decir que hay que discutir dónde deben reposar lo que queda de ese cuerpo que alguna vez habitó un tal Jorge Luis Borges. Quizá Buenos Aires, en el cementerio de la Recoleta, sea el lugar indicado.